articulo pueblicado por el periodicomexicano la jornada que es de circulacion internacional
Arturo Cano
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 1º de diciembre de 2009, p. 24
Tegucigalpa, 30 de noviembre. Aunque el virtual presidente electo de Honduras, Porfirio Pepe Lobo, diga que Manuel Zelaya "“ya es historia”", no lo son sus ruidosos seguidores.
Proscrita su presencia en las calles el domingo (los que se atrevieron a salir fueron amenazados o de plano apaleados), los zelayistas salen a mostrar el dedo, en una caravana vehicular enorme, que durante varias horas da vueltas por las calles de la capital.
"“¡No somos golpistas, tampoco terroristas!”", gritan, al tiempo que muestran el dedo meñique, libres de la tinta usada para marcar a los votantes.
"“¡No votamos, no votamos!”", gritan desde la caravana, muy cerca del hotel, fuertemente custodiados por la policía y el ejército, donde Pepe Lobo se reúne largamente con un par de cientos de periodistas nacionales y extranjeros para hacer lo que mejor sabe: batear preguntas sin perder su sonrisa Colgate.
La crisis política del país es asunto del pasado, o mejor, un asunto de Roberto Micheletti, Manuel Zelaya y el Congreso. No es problema del presidente que tomará el cargo dentro de 58 días. Así más o menos va hilando Lobo sus respuestas, aunque no rechaza ninguna pregunta e incluso bromea con los periodistas, sea que le hagan preguntas duras, sea que le sirvan de alfombra, como la mayoría de los colegas hondureños.
El reconocimiento se resolverá poco a poco
¿El reconocimiento de la comunidad internacional? "“Poco a poco lo vamos a ir resolviendo.”" ¿La restitución del presidente Zelaya? “Es un tema que los dos (Micheletti y Zelaya) aceptaron, firmaron, que lo decida el Congreso… Para mí es un caso finiquitado. No tengo nada que ver.”
Un colega brasileño le pide respuesta a una pregunta simple:
–¿Fue un golpe de Estado, sí o no?
–Prefiero no decirlo. No haré nada que divida más a Honduras.
Horas antes, Manuel Zelaya se refiere a él, sin nombrarlo, sobre ésa su reiterada negativa a definir si, para él, "“lo ocurrido el 28 de junio”" fue un golpe de Estado: "“No responde porque le tiene miedo a los militares, le falta valentía para opinar”".
Aunque responde comedidamente las preguntas de españoles, brasileños, chilenos y dominicanos sobre las relaciones con sus respectivos países, entre líneas Lobo expresa cuál es el único reconocimiento que le importa. Hay en Estados Unidos un millón de hondureños, cuyas remesas son el principal ingreso nacional, sin contar que 40 por ciento de las exportaciones hondureñas son al país del norte (la alianza militar, la otra parte de ésa, la "“relación más importante”" de Honduras, no es mencionada por el ganador de las elecciones).
Por eso extraña que responda con las mismas vaguedades, y echándoles la bolita a los liberales, cuando La Jornada le recuerda que esta mañana el subsecretario del Departamento de Estado, Arturo Valenzuela, dijo que los comicios fueron "“sólo un paso adelante”", pero no suficiente en la solución del conflicto hondureño.
¿Una Asamblea Nacional Constituyente? "“No es prioritaria”" y además se planteó sólo para atender "“la aspiración personal de una relección”".
El virtual presidente electo elude comentar que él mismo presentó una propuesta de Asamblea Constituyente cuando Zelaya promovía la suya.
Aunque presume haber hablado con muchos mandatarios que le prometieron reconocimiento, se niega a decir quiénes son.
Congruente con el deporte nacional de convocar a "“diálogos”" que no conducen a ninguna parte –como ha hecho Micheletti a lo largo de cinco meses–, Lobo anuncia que este jueves arrancará la discusión de un "“gran acuerdo”", de un documento que será el "“plan de nación”". El punto de partida, afirma, serán documentos elaborados en años pasados por la Conferencia Episcopal, la Confraternidad Evangélica y otro que se hizo bajo la conducción de Víctor Meza, ministro de Gobernación de Zelaya.
Otro colega español le pide que defina el "“humanismo cristiano”" que pregona: respeto a la persona humana, solidaridad, subsidiaridad y bien común, apunta, acompañados de "“libre mercado con responsabilidad social, no el que pregona el neoliberalismo”".
Se despide Lobo, quien tras la noche de su triunfo tuvo, como primera actividad mañanera, una reunión con el comando conjunto de las fuerzas armadas, encabezado por el general Romeo Vásquez, ejecutor del golpe de Estado.
El misterio de la participación
Asamblea mañanera del Frente de Resistencia. "“Hacemos un llamado a los gobiernos y movimientos sociales democráticos y honestos del mundo a rechazar los resultados de la farsa electoral y a desconocer al pretendido gobierno que se instale a partir del 27 de enero de 2010.”"
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La asistencia es mayor que en las últimas semanas, y el ambiente, de fiesta.
El frente reitera que "“la farsa electoral montada por la oligarquía fue un fracaso total”" y ubica el abstencionismo en 65 por ciento.
El domingo, cerradas las mesas de votación, y luego de una larga espera derivada de una "“falla técnica”", el Tribunal Supremo Electoral (TSE) terminó dando dos cifras sobre la participación en los comicios. Una, basada en sus datos preliminares, fijó el abstencionismo en 37 por ciento. Otra, del Consorcio Hagamos Democracia, integrado por organismos civiles y religiosos, le dio 53 por ciento al abstencionismo, algo "“consistente”" con la tendencia a la baja que se registra cada cuatro años.
"“Tuvieron que leer la carta porque los financiaron los gringos, pero la leyeron como con vergüenza”", dice Carlos H. Reyes, el sindicalista que retiró su candidatura independiente a la presidencia.
Hagamos Democracia, entre cuyos integrantes se encuentran organismos católicos y evangélicos, recibe asesoría técnica del Instituto Nacional Demócrata (NDI) y apoyo financiero de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, ambos por sus siglas en inglés).
Esas disparidades no impiden que el Departamento de Estado de Estados Unidos diga que los comicios estuvieron en "“los estándares internacionales”" y felicite al ganador.
Porfirio Lobo se despacha con una cuchara más grande, pese a que el consenso entre los periodistas extranjeros en su conferencia es que la participación fue escuálida. Dice Lobo que votó 72 por ciento de los electores, y más: si se quita a los hondureños que viven en Estados Unidos, que están en la lista electoral, la participación superaría la barrera de 80 por ciento, el doble de hace cuatro años, cuando él perdió en las urnas frente a Zelaya.
No hay manera de saber el dato real, sencillamente porque ningún organismo internacional calificado aceptó observar las elecciones. De modo que hay que quedarse con el dato de los curas y pastores (53 por ciento de abstención) o con el de Pepe Lobo (28 por ciento).
Esa disparidad (28-53) debe ser lo que el Departamento de Estado considera "“estándares internacionales”".
"“De esos diálogos estamos hasta la coronilla; hemos perdido cinco meses sin conseguir absolutamente nada”", dice Carlos Humberto Reyes, el candidato presidencial independiente que se retiró antes de los comicios, sobre la convocatoria "“a todos los hondureños”" del político nacionalista.
Reyes, cuya fotografía fue guillotinada de la boleta electoral cuando anunció su retiro, dice que a "“los golpistas no les importaba quién ganaba esta elección, sino tener una cifra para exhibirla al mundo”".
Reyes sabe que la comunidad internacional ya no tendrá "“unanimidad”" respecto de Honduras. Eso, en todo caso, tampoco importa a los golpistas. "“A esa gente lo único que le interesa es el gobierno de Estados Unidos, las otras naciones no les preocupan mucho”".
El líder de la resistencia ve venir el agravamiento de la crisis, porque el siguiente gobierno, dice, va a querer incrementar los impuestos y devaluar la moneda. "“Y ahí va a seguir la guerra.”"
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La resistencia sigue, dicen sus líderes, ahora también preocupados por armar su "“brazo electoral”", seguros como están de que "“los que dieron el golpe lo hicieron para quedarse en el poder”".
Durante la asamblea, el dirigente campesino Rafael Alegría hace un recuento de los "“abusos de la dictadura”": interferencias al Canal 36 de Televisión y Radio Globo, cerco militar a Radio Uno y amenazas a Radio Progreso. También habla de 48 detenidos en San Pedro Sula, cuando la policía dispersó una marcha el domingo.
En la misma línea, Amnistía Internacional (AI) denuncia el caso de Jensys Mario Umanzor Gutiérrez, visto por última vez la madrugada del domingo a bordo de una patrulla y cuyo paradero se desconoce. AI acompañó el domingo a los abogados que trataron de interponer un recurso de habeas corpus, y se encontraron con que todas las oficinas judiciales estaban cerradas.
Al mediodía de este lunes, una organización local de derechos humanos encontró a 14 menores de edad detenidos en la jefatura metropolitana número 3, en esta ciudad. Los jóvenes fueron aprehendidos porque se encontraban platicando, en grupos mayores de cuatro, cerca de los centros de votación el domingo.
"“El día de hoy la justicia estuvo ausente en Honduras”", dijo a La Jornada, el domingo, Javier Zúñiga, quien encabeza una delegación de Amnistía Internacional. Un ingrediente más dentro de los "“estándares internacionales”", es de suponerse.
La caravana sigue cuando cae la noche. Trepada en la parte trasera de una pick up, viaja Olga Marina, una señora cincuentona, robusta, que no se pierde una sola actividad de la resistencia. Y no sólo porque es zelayista de hueso colorado, sino porque siempre carga consigo su cajita de chicles y cigarros para vender. De eso vive. “¡Aquí estamos… con las manos limpias!”, grita Olga Marina, y muestra las manos, dejando ver también, en el antebrazo derecho, las cicatrices del día de agosto en que un policía, la lanzó sobre un alambre de puás. "“Ya me quedaron para siempre”", dice con una risa y se pierde hacia el centro, al grito de “qué tiene Mel que la burguesía no puede con él”.
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