viernes, 31 de diciembre de 2010

En medio de las fiestas

Ética y Política
En medio de las fiestas
José M. Tojeira








En medio de las fiestas necesitamos siempre reflexión. Cuando la fiesta se vuelve agitada, desaparece el diálogo y abunda la carcajada estéril, ni se descansa ni se aprovecha la fiesta en su hondo sentido humano. Y en particular estas fiestas de Navidad y año nuevo, con todas las implicaciones religiosas, familiares, históricas y relacionadas con la memoria de una buena parte de la humanidad, nos llaman a una particular reflexión.


Nos invitan a ver la historia desde el amor. No con los ojos del éxito inmediato, del triunfo sobre el enemigo, de la fuerza como camino de autorrealización. Lo que parece evidente en las relaciones imperialistas de tipo internacional, lo que con tanta facilidad se escucha en los discursos nacionalistas, es con frecuencia lo menos sólido de la historia humana. Porque en efecto, la vida del ser humano no puede transcurrir sin solidaridad y sin vínculos afectivos profundos. Sin embargo, con demasiada frecuencia en el mundo en que vivimos establecemos diferencias artificiales de nacionalidad, color, cultura y nos olvidamos de que la humanidad es una. Ni siquiera en nuestros propios países tenemos una clara concepción de todo lo que nos une, que es siempre más de lo que nos separa. Las noticias hablan con frecuencia de la violencia, de las diferencias políticas, de las protestas, y nos hace pensar que somos un país dividido. Pero a pesar de las separaciones artificiales, en incluso de las reales, el diálogo y la comprensión funcionan con mayor fuerza en la vida salvadoreña que los egoísmos, las irresponsabilidades y la brutalidad. Es la razón por la que hay mas gente buena que mala, y es la razón de que podamos seguir viviendo con esperanza.


Pasa en nuestra historia algo parecido a lo que pasa en el tráfico. En el tráfico hay gente prepotente, excesivamente competitiva, irresponsable, colérica, insultante, brutal en ocasiones. Los resultados son terriblemente duros, y somos uno de los países con mayor número de muertos por accidentes de tránsito. Y sin embargo, una gran mayoría de los que manejan son responsables, atentos, procuran no estorbar ni hacer daño. Necesitamos mejorar sustancialmente la calidad de nuestro tráfico, hacerlo menos peligroso y más responsable. Pero eso no quita para que sepamos también que los que manejan bien son muchos más que los que manejan mal. Y lo mismo en El Salvador. Necesitamos mejorar mucho, hacer cambios sustanciales, pero sabiendo que hay más gente buena y con deseo de hacer el bien en nuestro país, que irresponsables y malintencionados.


En estas fiestas de Navidad y Año Nuevo la reflexión debe llevarnos a considerar que todo lo que sea impulsar los valores de diálogo, solidaridad, amor al prójimo, capacidad de perdón y reconciliación, desarrollo de vínculos familiares generosos, tiene una repercusión histórica mucho más fuerte en el largo plazo que el grito, el insulto, el egoísmo insolidario, la defensa de los privilegios de unos pocos frente a la pobreza de muchos. Y debe llevarnos también a planificar el futuro personal y social en base a esos valores. Ninguna persona ni ningún país se desarrolla adecuadamente si no se planifica el futuro con racionalidad y solidaridad. La ley de lo que me conviene individual y egoístamente sólo lleva a la confrontación y a la violencia.


Las dos fiestas, Navidad y año Nuevo, están de alguna manera colocadas estratégicamente juntas. La Navidad para recordarnos la solidaridad de Dios con nosotros, y el Año Nuevo para dejarnos claro que tenemos que construir el futuro desde los valores solidarios de la Navidad. La alegría es necesaria y congruente con estas fiestas. Pero como verdadera alegría humana, debe hacernos mirar al futuro con esperanza y al presente con verdadero humanismo. La Navidad es alegría con amistad y familia. el Año Nuevo ampliación de la amistad y la familia a todos nuestros prójimos y a toda la familia humana.


Fiestas para la reflexión, para el restablecimiento de vínculos profundamente humanos, para el recuerdo del Dios que se hace solidario con la humanidad hasta hacerse carne en ella. Fiestas para pensar en el futuro con más justicia, más diálogo y más racionalidad tanto en la planificación de ese mismo futuro como en las luchas y reivindicaciones pacíficas de quienes siguen teniendo hoy hambre y sed de justicia. En ese contexto cabe recordar a las víctimas, lisiados, dañados y desmovilizados de nuestra guerra civil, y pedir mayor justicia para ellos. Y cabe también decirles a quienes se tomaron la catedral, que ese no es el camino para pedir justicia. Impedir a la Iglesia su labor de reflexión cristiana con medidas de fuerza produce tanto en el corto como en el largo plazo el efecto contrario a lo que se pretende. Lo haga quien lo haga.
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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

jueves, 30 de diciembre de 2010

MEDIO SIGLO DE SOLIDARIDAD

MEDIO SIGLO DE SOLIDARIDAD



Palabras de Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Acto por el 50 Aniversario del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, La Habana, Diciembre 28, 2010



Compañeras y compañeros:



Cuando el 30 de diciembre de 1960 el Gobierno Revolucionario creó el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, sobre Cuba se ceñía la amenaza inminente de la agresión militar. Entonces millones de cubanas y cubanos estaban vigilantes, preparándose para el ataque que podía ocurrir en cualquier momento.



Culminaban dos años de creación infatigable, habíamos sido capaces de desmantelar las estructuras podridas del viejo régimen, librábamos una pelea ardorosa contra la explotación, la ignorancia y los vicios del pasado, habíamos eliminado completamente el desempleo, eran nuestras las fábricas y los servicios públicos, avanzaba la Reforma Agraria y la Campaña de Alfabetización, vivíamos con la alegría de la libertad conquistada tras grandes sacrificios y nos empeñábamos por hacer reinar la justicia en nuestra tierra finalmente emancipada.



Eran días luminosos pero también llenos de peligros. Desde el Primero de enero de 1959, el Imperio que siempre trata a Cuba como si la Isla fuera suya, desató contra nuestro pueblo la guerra económica, presionó a otros países para tratar de aislarnos totalmente, dio cobijo a los torturadores y asesinos batistianos y a sus secuaces y los organizó, armó, entrenó y dirigió para invadir el país y obligarnos a regresar a la ignominia y la miseria. Enfrentábamos a un Imperio que entonces estaba en el cenit de su poderío, dominaba completamente el Hemisferio Occidental e imponía su hegemonía en todo el planeta.



Comenzaba el verdadero descubrimiento de la isla de Cuba. Nuestra heroica resistencia asombraba al mundo. Su Revolución se convirtió en “una permanente incitación a la noble curiosidad humana desde todos los rincones de la tierra y muy especialmente en América Latina” como expresó la Ley 901 fundadora del ICAP a iniciativa de Fidel Castro.



Han sido cincuenta años de incesante faena. Vaya nuestro reconocimiento a todas y todos los trabajadores de esta institución por su contribución, muchas veces anónima, a la solidaridad y la amistad entre el pueblo cubano y los otros pueblos. Los que iniciaron este noble trabajo y sus continuadores hasta hoy merecen nuestra gratitud.



Hagamos un homenaje especial, sobre todo, a quienes fuera de aquí, durante estos largos años, nos han ofrecido permanente apoyo. A los que fueron capaces de resistir la persecución y la hostilidad, a quienes no se doblegaron ante las presiones o las amenazas, a los que no sucumbieron ante las calumnias y el engaño, a quienes supieron confiar en Cuba y amarla.

Porque contra Cuba y su Revolución el Imperio no ha empleado solamente la fuerza militar, el terrorismo, los sabotajes y la más feroz y dilatada agresión económica, su bloqueo genocida que comenzó antes que naciera el ICAP, antes que naciera la mayor parte de la población cubana actual. Contra Cuba y su Revolución el Imperio ha empleado también y especialmente, la mentira y el ocultamiento de la verdad.



En ese terreno, el de la manipulación de la información y la falsificación de la realidad, el Imperio ha creado una maquinaria gigantesca a la que dedica incontables recursos de todo tipo.



Ya no es el automóvil el símbolo de la sociedad norteamericana. Hace ya mucho tiempo que fue relegado a un plano secundario por la industria del embuste, que a gran escala y masivamente adultera los hechos, pervierte las conciencias y promueve el embrutecimiento de los seres humanos. Sus instrumentos son las grandes corporaciones que dominan a los llamados medios de comunicación y son dueñas de las más poderosas empresas de cine, radio y televisión.



Mercantilizan la cultura y la reducen a entretenimiento banal; esconden o justifican los peores crímenes; distorsionan los sucesos y mienten; fomentan el egoísmo y la codicia, el materialismo y la vulgaridad; despojan al ser humano de sus ideales, de su capacidad para pensar y amar. Llevan a cabo una implacable ofensiva antihumanista de la que el pueblo norteamericano es la primera y principal víctima.



Estados Unidos es, desde su origen, un país imperialista y racista como lo recuerda Noam Chomsky en un texto reciente. Su poderío se concentra hoy, sin embargo, en una descomunal, aberrante, industria bélica capaz de destruir al planeta muchas veces y en su arsenal propagandístico que le permite adormecer y embaucar.



Pero el pueblo norteamericano no es imperialista ni racista. Es un pueblo que necesita vivir en paz con los demás y que tiene el derecho a construir dentro de sus fronteras una sociedad justa y verdaderamente libre, algo que no podrá lograr mientras no se libere del control que sobre él ejerce una plutocracia ignorante y perversa.



Con ese poder los imperialistas han podido practicar contra el pueblo cubano el genocidio más prolongado de la historia, por eso pueden seguir amparando en su propio territorio a los peores asesinos - como el que acaba de publicar en Miami un libro infame en el que se ufana de sus fechorías -, por eso mantienen en injusta y cruel prisión a Cinco jóvenes que sacrificaron sus vidas por salvar a su pueblo y al mundo del terrorismo que Washington tolera impunemente.



Ahora, cuando se acerca el día en que Estados Unidos debe responder a la petición de habeas corpus a favor de Gerardo Hernández Nordelo, su último recurso legal, algunos medios norteamericanos lo calumnian miserable y cobardemente y tratan de engañar y desviar la atención para confundir al movimiento solidario. Independientemente del derecho irrenunciable de Cuba a defender su soberanía, en el juicio seguido contra Gerardo y sus compañeros en Miami no fue presentada evidencia alguna que lo vinculase con el lamentable incidente del 24 de febrero de 1996. En esta hora decisiva quieren hacernos olvidar que en mayo de 2001 en una dramática y urgente demanda ante la Corte de Apelaciones la propia Fiscalía reconoció que carecía totalmente de pruebas y solicitó modificar la acusación originalmente presentada contra nuestro compañero. Pese a ello fue sentenciado con brutal desmesura por un supuesto crimen que no existió y con el cual, en cualquier caso, Gerardo no tenía absolutamente nada que ver. Es imposible encontrar ejemplo parecido de injusticia.



Exhortemos al movimiento de solidaridad y a toda la gente honesta a levantar sus voces en defensa de Gerardo. El Gobierno de Estados Unidos sabe que él es inocente y que nunca hubo pruebas para acusarlo. Hay que exigirle que lo ponga en libertad ya. A él y a Ramón, Antonio, Fernando y René, cinco Héroes de la República de Cuba. El Presidente Obama puede y debe liberarlos ahora mismo, sin condiciones, inmediatamente. A todos y cada uno de ellos, a los Cinco, sin excepción.



Que exigirlo sin descanso sea nuestra promesa de Año Nuevo. Que el mundo entero se lo pida al Presidente Obama. El sabe que sí se puede y que él debe hacerlo.



Compañeras y compañeros:



La solidaridad es el baluarte y la savia de la Revolución. Lo ha sido siempre para nosotros desde 1868 cuando, en nuestro Octubre glorioso, iniciamos una brega inseparable por la independencia nacional y por la abolición de la esclavitud, la servidumbre y la discriminación de los seres humanos.



Desde la Guerra Grande hijos de otras tierras vinieron a pelear con nosotros por nuestra libertad. El Partido de José Martí fue un partido internacionalista creado también para alcanzar la independencia de Puerto Rico y la unidad de Nuestra América. Fueron muchos los compatriotas nuestros que marcharon desde aquí y desde la emigración a dar sus vidas por la República española.



En el último medio siglo ha sido amplia y generosa la solidaridad que Cuba ha recibido y también lo ha sido la que ha entregado nuestro pueblo. ¿Cómo olvidar, un día como hoy, a los hermanos que fueron a combatir hasta el último aliento a otras tierras? ¿Cómo olvidar al Che y a los muchos que supieron ser como él?



Saludemos también a las decenas de miles de colaboradores que han ido a los más apartados rincones a ayudar a otros, a llevarles salud y educación, reproduciendo un espíritu internacionalista y solidario del que nació la Patria y que siempre vivirá con ella.



El mundo ha sido solidario con Cuba porque Cuba ha significado mucho para el mundo. Porque su revolución fue un ejemplo que inspiró a otros a perseverar en el combate hasta conquistar la verdadera independencia y la justicia, esas que iluminan ya con su Alba el futuro americano.



Las cubanas y los cubanos nos empeñamos ahora en un amplio ejercicio democrático para discutir y acordar, con todas y todos, sin excluir a nadie, las acciones que debemos emprender para corregir errores, eliminar defectos e introducir los cambios que sean necesarios para que nuestro proyecto sea más eficiente, racional y justo. Lo hacemos en un país que sigue siendo víctima del bloqueo, el acoso y la agresión de quien es aún la más fuerte potencia económica y que no se cansa de alquilar mercenarios dispuestos a traicionar a la Patria, mequetrefes en los que no cree ni quien les paga la mesada como confirman sus propios informes confidenciales revelados por Wikileaks.



Algo bien diferente es el pueblo de Cuba. Un pueblo, que nadie lo olvide nunca, que se forjó, precisamente, en la lucha contra dos Imperios y sus adocenados servidores criollos y se fraguó en una batalla muy larga en la que siempre tuvo como metas la independencia absoluta y la justicia plena para crear una sociedad que tendría como fundamento la solidaridad entre los cubanos.



Entre todos cambiaremos todo lo que debe ser cambiado. Juntos haremos lo que sea necesario, y lo haremos por nosotros mismos, sin copiar a nadie, sin hacer concesión alguna a quienes nos odian y desprecian y seremos capaces de hacer realidad un socialismo mejor, nuestro, cubano.



Cumpliremos así también nuestro deber hacia quienes en cualquier lugar luchan por un mundo mejor.



El movimiento internacional de solidaridad con esta Isla nació hace medio siglo cuando enfrentábamos un desafío que parecía insuperable. Fuimos capaces de vencer y llegar hasta aquí.



Son grandes los retos que tenemos por delante. Sabremos superarlos. Seremos fieles a nuestros mártires, seremos leales a quienes en todo el mundo nos han acompañado en esta larga, dura y hermosa pelea.



Cuba prevalecerá.



Nuestro socialismo triunfará.



Seremos capaces de continuar luchando, todos unidos, Hasta la Victoria Siempre.

QUIERO UN PAÍS NORMAL

QUIERO UN PAÍS NORMAL (Hubert Lanssiers[1])



¿Qué clase de país queremos? Esta pregunta invita a formular una utopía y las utopías no me gustan. He tenido que soportar algunas en el curso de mi existencia. Todas, sistemáticamente, empezaron por construir campos de concentración para aquellos que no eran “normalizables” y los campos desembocaban en las fosas comunes.



Si bien la utopía podría, sencillamente, tener como función el movilizar la imaginación para modificar su orden rutinario que lleva a la catalepsia, en la práctica tiende a convertirse en herramienta utilizada por los poderosos para legitimar su dominación. Y así, el dinamismo original confiscado por los “profetas” lleva a un totalitarismo instaurado con “buena intención” y, por tanto, invulnerable a toda crítica considerada malévola por definición.



La ciudad utópica es una ciudad en la cual todo está previsto y ordenado. El espacio privado queda anulado al diluirse en la esfera pública y al ingenuo que se atreve a escuchar una música diferente de la oficial, la inquisición le perfora los tímpanos para enseñarle la sinfonía “correcta”.



La experiencia de Pol Pot en Camboya participa, a la vez, del género ideológico y del proyecto utópico. El introducir la guerra civil en la nación para liquidar los antagonismos internos; el reemplazar a los hombres del momento por los representantes de una nueva clase, supuestamente incontaminada por el pecado original; el usar la violencia para hacer triunfar la revolución, son las tácticas clásicas del marxismo-leninismo. Pero durante el reinado de Pol Pot el radicalismo revolucionario llegó más lejos.



La eliminación física de las elites anteriores, la ambición de regenerar las ciudades por el destierro de sus habitantes al campo, la voluntad de suprimir toda vida privada personal y de implantar la uniformidad más absoluta indican −sin lugar a dudas− un proyecto utópico.



El sistema totalitario es un Moloc[2] que devora a sus propios hijos y nada puede escapar de su apetito. Una doctrina que enseña el sentido de los acontecimientos y los justifica, una praxis que anuncia un porvenir radiante, un pueblo reducido a una masa amorfa chupada su sustancia por un Estado que se proclama −en el mejor de los casos− protector y providencial. Todos estos procedimientos santificados son atajos que llevan, inevitablemente, al triunfo de una política totalitaria.



Existen, por cierto, utopías que parecen más amables; una cierta izquierda las secreta como el páncreas la insulina, pero −a fuerza de hurgar en el pasado y de explorar en el porvenir− los soñadores abandonan la construcción del presente a los rufianes y a los fríos tecnócratas.



Creo, eso sí, en la necesidad y en el poder de grandes anhelos colectivos más o menos articulados que no confundiré con la utopía; esta palabra se parece a un disquete infectado por todos los virus de la historia.



Lo que, definitivamente, NO QUIERO es un país que entregue ciegamente su voluntad, su suerte y su alma a la gerencia de un hombre providencial, quien quiera que sea.



En 1978, Julio Valencia terminaba de construir su casa y su familia seguía viviendo normalmente con su sueldo de profesor de matemáticas. Eso parece un cuento de hadas.



Actualmente, los docentes han perdido el sesenta y nueve por ciento de su poder adquisitivo respecto a lo que cobraban a mediados de 1990. Y Dios sabe que no era mucho. Lo que digo de los profesores se puede aplicar a la mayoría de los servidores públicos y a los demás.



Quiero un país donde obreros y empleados puedan vivir una vida equilibrada con el salario que perciban, donde puedan ahorrar y construir para sus hijos un porvenir que colme sus aspiraciones razonables; un país donde las estructuras −eficientes y compasivas− reconozcan al individuo, lo protejan y lo promuevan; un país donde cada ciudadano se dé cuenta de que la solidaridad expresada concretamente en el quehacer de la vida cotidiana facilita la vida de los otros y la suya propia; donde el burócrata, el gafistero,[3] el albañil, el policía y el juez comprendan que su honradez y su conciencia profesional son la garantía de una sociedad civilizada.



Quisiera un país donde pueda vivir sin temor a ser engañado; donde no me crezcan, por mutación genética, antenas para detectar los peligros que me rodean; un país donde la ley y aquellos que la aplican estén al servicio de los débiles; donde no necesite “padrinos” para obtener justicia ni plata para comprarla.



Y de débiles tenemos una colección, señor presidente, señor ministro de Economía y señores del Congreso Constituyente Democrático.



Como no es indispensable ser Émile Zola para escribir Yo acuso,[4] me otorgaré el privilegio de hacerlo.



¿Quién no ha visto, con un sentimiento de malestar o rabia, la pornografía invadir nuestras calles y nuestras pantallas? No estoy hablando, tranquilícense, de Madonna o de madonitas sino de aquellos que Xavier Barrón −no hace tanto− llamaba “los viejitos” con una sonrisa medio condescendiente.



¿Se han fijado en las colas que avanzan al paso incierto de la artritis hacia los consultorios del IPSS[5] o las ventanillas de los bancos que son de ellos, ya que se llaman “de la Nación”? Esos rostros curtidos que llevan la marca feroz de décadas de trabajo, esas manos sarmentosas que tiemblan al firmar el recibo de la limosna que les enfucha una cajera impaciente, esos ojos acuosos que buscan un microbús menos agresivo que los otros, esas camisas amarillentas, esos sacos y vestidos de otras épocas empapados por una siniestra garúa.[6] ¿Los han visto?



Las colas están resguardadas por la Policía, armas en ristre a veces, ¿para proteger a estos abuelos de la codicia de los ladrones? ¡Qué va! Los nuestros tienen nociones de economía política y saben si vale la pena arriesgar el pellejo. Y cuando una sórdida cólera bombea adrenalina en las venas obstruidas, cuando las voces roncas buscan −desesperadamente− la ayuda de sus energías perdidas para gritar su pena en las calles, se les dispara granadas lacrimógenas como si necesitaran de ese aliciente para llorar.



¿Es así como la Nación compensa a sus seguidores?



En mis sueños veo bajar estas sombrías cohortes de fantasmas que construyeron el país que nosotros dejamos caer de la mano de Dios. Baja muda, terrible, esta guardia de hierro que tendió las rieles del ferrocarril más alto del planeta, que entornilló carreteras en la roca de la puna[7] o en el lodo de la selva, los caballeros con casco que edificaron las represas de Bonner[8] y sacaron a la superficie de la tierra el cobre y la plata; veo bajar a los héroes sin rostro que nunca fueron honrados por el toque del “silencio” de una corneta solidaria.



Me acuerdo de los desolados versos de René Char: “Como un anciano cansado, los ojos clavados en la acera, que sorbe su cerveza tibia en medio de la muchedumbre”. Optimista, René Char, los nuestros ni siquiera se pueden otorgar ese pobre lujo.



El país que yo quiero es un país donde los ancianos puedan tomar una cerveza en compañía de sus amigos, donde ser viejo no sea delito punible por un vago desprecio, donde la frase de González Prada −”los jóvenes a la obra, los viejos a la tumba”− no sea celebrada periódicamente por una tanda de imbéciles.



Quiero un país donde un jubilado no dependa del buen humor de su yerno para conseguir un cigarrillo, donde las instituciones públicas y privadas le manifiesten respeto. Y donde no sea necesario recurrir al diccionario para aprender el significado de la palabra “dignidad”.



Quiero que la ancianidad no inicie a los cinco años en la mirada apagada de los chicos; se necesitó una preparación milenaria para que florezca, en un mundo oscuro, la sonrisa frágil de un niño.


Descargar volcan.jpg (49.2 KB)


Quiero que sean capaces de asombrarse y de revolcarse en las maravillas del universo, en las flores y las estrellas; quiero que sean poetas. Quiero que no se asesine en ellos al pequeño Einstein que cuenta con sus dedos o a Mozart que mueve la cabeza al compás de una música misteriosa. Quiero que no sean educados por pelmazos que los conviertan en pillos, no quiero que los brujos de la publicidad los transformen en gremlins voraces que se atiborran de trivialidades, quiero que puedan soñar con otra cosa que un plato de quaker, quiero también que sepan dónde queda Somalia y que esta palabra los haga llorar.



Quiero un país donde la justicia sea personalizada y se transmute en equidad, donde el verdugo no sea considerado como el garante de la civilización, donde la esperanza nos venga −de vez en cuando− con algo de mermelada. Quiero, en resumidas cuentas, un país normal.



Deseo también que mi país sea el hijo hermoso de mi esfuerzo, de mi inteligencia y de mi amor. Creo que Dios es peruano[9] y que me habla; creo que, en ciertas ocasiones, abre su tienda en algún barrio y cuando me acerco bien fresco a pedir la paz y la armonía, Él me contesta sonriente: “Te equivocaste, hijo, aquí no vendemos frutas; sólo distribuimos semilla”.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Honduras: DENUNCIAMOS EL SECUESTRO DEL CAMARADA MILTON BENÍTEZ

DENUNCIAMOS EL SECUESTRO DEL CAMARADA MILTON BENÍTEZ
En estos momentos nos han comunicado que nuestro camarada y militante del PSOCA Milton Benítez, ha sido secuestrado en las inmediaciones del mercado del Mayoreo. Ante las condiciones actuales en las que vive el Estado Hondureño, en las cuales los derechos fundamentales de los individuos se ven vulnerados día a día, denunciamos ante la opinión pública nacional e internacional esta violación fundamental de los derechos humanos de nuestro camarada Milton Benítez. Y ante cualquier vulneración a la vida o integridad física de nuestro camarada, denunciamos categóricamente al gobierno de Porfirio Lobo como actor de este atentado en contra de la integridad física de nuestro camarada. Emplazamos al Frente Nacional de Resistencia y a las organizaciones populares, para que se movilicen por el esclarecimiento del secuestro de nuestro camarada y por la investigación de los asesinatos de los otros mártires que cayeron víctimas del golpe de Estado y política asesina del gobierno de Porfirio Lobo Sosa, incluyendo nuestro camarada José Manuel Flores Aguijo. Si creen que estas acciones nos silenciarán, nuestro camarada ha sido uno de los más categóricos en la denuncia sistemática a la violación de los derechos humanos, y como siempre lo hemos hecho, no nos detendremos en la denuncia a las violaciones de los derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras de Centroamérica y el mundo.
¡Alto a la represión del gobierno de Porfirio Lobo…! ¡Luchemos por el esclarecimiento de los asesinatos cometidos por el régimen…! ¡Exigimos el esclarecimiento del asesinato del camarada José Manuel Flores!

lunes, 13 de diciembre de 2010

El secreto y la información pública

Ética Y Política
El secreto y la información pública
José M. Tojeira








El secreto de Estado ha sido históricamente una de las argucias del poder más sucias y tramposas en la vida política. Hoy se ha producido una verdadera tormenta cuando “WikiLeaks” ha desclasificado informes diplomáticos norteamericanos. Al final lo único que ha hecho este grupo es dar visibilidad a lo que las personas informadas ya sabíamos. Dentro de la diplomacia hay gente inteligente, pero hay también gente bochornosamente ignorante o dependiente de sus prejuicios y concepciones ideológicas. Cuando desclasificaron algunos papeles, no en su totalidad, que hablaban del caso jesuitas, las pésimas apreciaciones de los diplomáticos norteamericanos, varios de ellos de carrera, mostraban no solo ignorancia, sino con frecuencia deseo de engañar, ocultar datos y desprestigiar personas. Y no sólo norteamericanos. Algunos informes tramitados desde la embajada española, mostraban una apabullante simpatía hacia los militares y un claro intento de ocultar su responsabilidad en el asesinato de los jesuitas.


Para evitar vergüenzas, a los Estados les gusta desclasificar papeles quince, veinte o más años después. Lo que ha hecho WikiLeaks es simplemente anticiparse. Pero al mostrar el desacierto con el que suelen manejar la información quienes tienen poder en la actualidad, ha despertado también la cólera de quienes manejan los hilos de la diplomacia internacional. Una cólera que no hace más que mostrar la cara hipócrita de quienes dicen que son trasparentes pero que al mismo tiempo no resisten el que otro ponga sus cartas sobre la mesa.


Y así, al director de WikiLeaks le han acusado de traidor. Se olvidan estos funcionarios que con tanta facilidad se rasgan las vestiduras, que no es correcto democráticamente hablando, mantener oculto en privado lo que no se puede defender en público. Pretender ser perfectamente presentable en público e impresentable en privado no es más que un acto de mentira e hipocresía que más perjudica que enaltece a la diplomacia. El ciudadano paga al funcionario para que sea decente, y no para que ande con estos jueguitos de públicamente educado y algo malcriadito en privado. Ocultarse, mantener información secreta sobre temas que ni siquiera son militares, no es más que abundar en un tipo de actitud que se acerca demasiado a la corrupción. Pues también los corruptos buscan el secreto con el mismo afán que estos diplomáticos más dedicados al chisme que a una información veraz.


El Estado no puede ponerse por encima del ciudadano. Y cuando se abusa del secreto, el predominio del Estado es evidente. En nuestro país la cultura del chambre se construye sobre la falta de transparencia. Afortunadamente el FMLN, CD y ARENA se han puesto de acuerdo, no así GANA, PCN y PDC, para aprobar la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Es un paso importante para prever la corrupción en los entresijos del poder. Y un paso importante también para entender todos que el funcionario debe rendir cuentas a la ciudadanía y no convertirse, como se ha acostumbrado, en un privilegiado que puede permanecer, si quiere, impune e indiferente ante los deseos del ciudadano.
Todavía quedan entre nosotros demasiados funcionarios que piensan que están por encima de las leyes. En las discusiones que se tienen con la Sala de lo Constitucional todavía se percibe que algunos diputados, o incluso magistrados de otras salas, creen que son parte del Estado y que se les recortan sus derechos cuando se aplica la Constitución sin consideraciones políticas y sin servilismo a los poderes establecidos. Cuando las leyes no sirven lo mejor es cambiarlas. Pero entre nosotros preferimos muchas veces dejar la ley como está y no cumplirla. Tal es el derecho constitucional a la indemnización por retardo judicial, que no se cumple nunca, a pesar de que los propios magistrados de la Corte Suprema afirman que hay mora, es decir, retardo, en casi todos los ámbitos del sistema judicial. Mantener leyes para no cumplirlas, y más si eso se da en la Constitución, no es el mejor modo de honrar a la democracia.


Este modo de pensar y de actuar debe desaparecer, si queremos realmente avanzar hacia una democracia que se pueda llamar digna. El sistema judicial es oscuro, falto de trasparencia, poco ágil, sin la atención adecuada a las personas. Nada impide hoy que un juicio pueda seguirse dentro de un sistema computarizado en tiempo real. Y que tanto los acusados como sus familiares puedan percatarse de cada paso que se da y sus consecuencias. Sin embargo todo queda todavía en manos de abogados que hacen dinero apoyándose en la oscuridad y falta de trasparencia del sistema. La Asamblea tampoco tiene modos trasparentes de actuar. Los madrugones, las negociaciones internas, las decisiones sin discusión previa, tanto al interior de la Asamblea como con la ciudadanía, muestran un panorama simplemente oscuro. El Ejecutivo carece también de la transparencia adecuada. El hecho, mil veces repetido, de que la OIE no aparezca en el presupuesto es todo un símbolo no solo de falta de transparencia sino de descuido frente a los deberes constitucionales del propio Ejecutivo.


La Ley de transparencia y acceso a la información pública no solucionará todo. Pero contribuirá, sin duda a ir creando una nueva cultura de responsabilidad y participación democrática y de exigencia ciudadana. En el contexto de instituciones oscuras, el paso es positivo y nos ayudará a todos, ciudadanía y poderes del Estado, a tomarnos más en serio la democracia. Ojalá que sin necesidad de wikileaks criollos.
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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

Mensajes de fin de año

Editorial Ysuca
Mensajes de fin de año








Los mensajes de fin de año son propios de esta época. Pero no sólo los líderes, sean empresariales, políticos o de cualquier organización, los envían, sino también la ciudadanía. Una ciudadanía que aunque anónima gusta de expresarse y que tiene en la opinión pública su mejor mecanismo de expresión. En ese contexto queremos formular brevemente el mensaje que la población está dando al mundo político a través de la encuesta de opinión de la UCA, publicada la semana pasada.


En conjunto se aprecia que la población sigue confiando masivamente, o al menos teniendo esperanza, en el actual Gobierno. Pero empieza a mostrar cierto cansancio. El cambio prometido viene demasiado despacio y la población desea ver transformaciones que le beneficien tanto en el campo económico como en el campo de la violencia. Los leves avances en el campo de la violencia no han sido suficientes, aunque hayan servido para aumentar muy notablemente la confianza en la Fuerza Armada, a la que se atribuye el protagonismo del ligero mejoramiento de la situación. El hecho de que la situación se vea mejor en los barrios donde se ha desplegado el ejército hace cobrar a mucha gente confianza en la institución armada. Pero si los avances no continúan, o se producen abusos a los Derechos de las personas, la opinión puede cambiar muy rápido en ese punto.


El desafío para el Gobierno es entonces acelerar los procesos de cambio posibles en El Salvador. Es cierto que la crisis mundial frena posibilidades, y la gente parece entenderlo en las encuestas, pero el deseo de que las cosas cambien se mantiene firme. Un 63% de la población asegura que es necesario que en el país se den cambios. Es preciso que ese instrumento de cambio, que debería ser el CES, se revitalice y consiga convertirse en una especie de árbitro de la situación. Porque la sociedad política, lamentablemente, está demasiado empantanada en sus intereses particulares. Y solamente si recibe un impulso fuerte de la sociedad civil, puede levantarse y dar pasos positivos hacia los necesario cambios. La ley de transparencia y acceso a la información pública, aprobada recientemente, es una muestra de ello. Sin la insistencia del grupo promotor, entre cuyos miembros se encontraba también la UCA, esta ley estaría durmiendo todavía en la Asamblea el sueño de los justos. Con razón la Asamblea y los políticos aparecen de un modo sistemático como las instituciones salvadoreñas menos confiables para la opinión pública.


El CES, que ha caminado a marcha lenta desde su creación, tiene a pesar de las críticas que se le puedan hacer, una gran potencialidad. Reúne a actores de la vida social, empresarial, laboral e intelectual que tienen la decisión firme de dialogar y buscar lo mejor para el país. Lograr acuerdos o respaldos a políticas públicas, con las acotaciones, correcciones y sugerencias que correspondan, es un objetivo novedoso que puede ayudarnos a todos y todas a entender que El Salvador necesita un proyecto de realización común que vaya más allá de las diferencias políticas y de las ideologías. Si nos decidimos a un desarrollo justo, humanizante, con redes educativas y de protección social de calidad y universales, podemos dar el salto en una generación a otro tipo de país.


Contemplar esa posibilidad, reconocer en los cambios un caminar hacia algo distinto, es el deseo que al final expresa en las encuestas la ciudadanía. Jugar entre partidos al desgaste de uno y otro no traerá nada bueno para el país. Hoy puede ARENA frenar los deseos de cambio del FMLN y su gobierno, y mañana podrá éste frenar a ARENA y sus deseos. Es importante tener el marco de un proyecto netamente salvadoreño de realización común en favor de toda la ciudadanía, y después hacer política partidaria. Los cambios de Gobierno serán positivos sólo en la medida en que haya un horizonte común de desarrollo. De lo contrario, si cada Gobierno significa un nuevo discurso y un nuevo entrampamiento con la oposición, seguiremos durante demasiado tiempo con más de lo mismo.
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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

martes, 30 de noviembre de 2010

Desalojos en el Centro

Ética y Política
Desalojos en el Centro
José M. Tojeira








La semana pasada hemos tenido de nuevo el lamentable espectáculo de violencia en las calles. El desalojo de los vendedores informales lo desató. Y como de costumbre unos se culpan a otros y no se analiza el hecho de que es intolerable que en El Salvador sólo sepamos arreglar los problemas de los vendedores por vías que generen violencia. La violencia es mala, decimos todos, pero nuestra incapacidad de refrenarla es notable. Y no la refrenamos porque con demasiada frecuencia no pensamos creativamente en cómo solucionar los problemas que pueden generar conflicto.


El desalojo de vendedores informales, sin soluciones previas, dialogadas y racionales, es prácticamente imposible que no produzca violencia. Porque aunque el alcalde de San Salvador diga que hay o puede haber delincuentes detrás, lo cierto es que muchos vendedores informales luchan por el pan de cada día. El problema de muchos vendedores no es el capricho de permanecer en un determinado lugar, sino el hambre que pueden pasar si no venden. Y por eso, si no hay una oferta de soluciones convincentes, habrá siempre oposición dura y conflictiva. Haga quien haga el desalojo, ARENA, FMLN o Democracia Cristiana.


Es cierto que el problema no es simple, pero por la misma razón debería ser más reflexionado. El Salvador tiene prácticamente a la mitad de su población en el trabajo informal. Un gran sector de esta mitad de los salvadoreños económicamente activos son los comerciantes informales. Y hay que decir con claridad, además, que una gran parte de estos comerciantes son gente honesta, trabajadora y sacrificada. Son parte de esa tradición de salvadoreños trabajadores que tanto idealizamos en ocasiones y que simultáneamente tan mal tratamos desde las exiguas y deficientes redes de protección social existentes. Si somos sinceros tenemos que reconocer que el Estado Salvadoreño le ha fallado a sus trabajadores. Y eso es muy claro si vemos que el Estado Salvadoreño ha sido incapaz de incorporar a la mayoría de sus trabajadores a un sistema formal de empleo, comercio y protección social. En esa situación es ilusorio pensar que se puede en un breve lapso de tiempo desalojar a todos los comerciantes informales de las calles en las que están. Hay que pensar soluciones de al menos mediano plazo e irlas aplicando con discreción y realismo. Con razón nuestro Arzobispo pide la colaboración del Gobierno, pues el problema trasciende a una sola alcaldía. Arremeter, como hacen los políticos, con un discurso de ciudad limpia, libre de delincuentes, accesible al turismo, etc., no es solución. Hace falta el diálogo de todos los actores, incluido el Gobierno.


Por demasiado tiempo se han tenido en el Centro edificios medio ruinosos que deberían haber sido confiscados en su momento y destinados a solucionar el problema del espacio para ventas. La posibilidad de establecer más calles peatonales donde de algún modo se pudieran albergar vendedores es otra posibilidad. Pero siendo como somos incapaces de ordenar el tráfico, es dudoso que esa alternativa sea viable. Lo cierto es que hay que buscar soluciones audaces y no conformarse con esa rutina que vemos administración tras administración, de luchas callejeras donde al destrozo de los tenderetes siguen las piedras, y a éstas, las balas. De goma algunas pero también de plomo salen a relucir.


Es precisamente en estos grandes temas, como el comercio o el empleo informal, donde los dos partidos grandes deberían ponerse de acuerdo, dejándose de esas contiendas estériles de perros y gatos que nos muestran en la Asamblea. Las soluciones en El Salvador ni serán mágicas ni vendrán de un iluminado de izquierda o de derecha. Vendrán del consenso y el diálogo. Y de la construcción de alternativas viables, al menos para la mayoría de los vendedores. Por el contrario, cuanto más se deje correr el espíritu del autoritarismo y de la protesta callejera correspondiente, más difíciles serán las soluciones.


El Salvador necesita soluciones inteligentes en demasiados campos. Necesita también apuestas estratégicas de desarrollo que sean fruto de la aceptación de un proyecto que la gran mayoría pueda visualizar como posible a través de un esfuerzo y una realización común. Muchos técnicos piensa que eso se puede lograr en una generación. De hecho hay países que lo han logrado en ese lapso de tiempo. Ni podemos rendirnos ante los problemas ni debemos dejarlos en manos de unos pocos. Ni es tarea de un sólo partido político, ni será fruto exclusivo de la empresa privada. Es, y sólo podrá ser, tarea de realización común.


Pero para que eso se dé es necesario saber que todos participamos y todos ponemos hoy nuestra cuota de sacrificio en favor de un mañana mejor para todos. Lo que no se puede es pedirle el sacrificio exclusivamente a los más pobres, que es lo que con más facilidad han hecho, históricamente, los líderes políticos. Al contrario, a los más pobres hay que tenerlos más en cuenta, puesto que ellos ya han puesto su cuota de sacrificio, muchas veces en beneficio de quienes tienen hoy riqueza y adecuado nivel profesional. Aunque no nos hayamos dignado reflexionar sobre el tema lo cierto es los de más abajo siempre han trabajado más, por menos recompensa. Por eso los de arriba, lo mínimo que les deben a los de abajo es un gran respeto. Y hoy en día, conciencia de que entre todos debemos mejorar su situación.
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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

San Salvador: Primera Semana de Diciembre en Nuestra América

domingo, 28 de noviembre de 2010

Un lío más en la Corte

Editorial YSUCA
Un lío más en la Corte








Los problemas en la Corte Suprema muestran una vez más la debilidad de nuestra cacareado estado de derecho. Cuando un grupo, en este caso la Sala de lo Constitucional, quiere que la Constitución funcione, quienes están acostumbrados al mal funcionamiento legal de El Salvador se ponen nerviosos. La Sala de lo penal en la Corte Suprema ha incurrido repetidas veces en lo que podemos llamar justamente retardo judicial. Y cuando el ciudadano ha acudido en defensa de sus derechos a la Sala de lo Constitucional, ésta le ha dado la razón contra el retardo de la Sala de lo Penal. Y ya están los magistrados de lo penal diciendo tonterías.


En efecto, uno de los magistrados ha dicho que la Sala de lo Constitucional va a llenar de criminales las calles. En realidad, si se cumplieran las leyes adecuadamente, quienes llenarían las calles de criminales son los magistrados de la Sala de lo Penal con su retardo judicial. Pero en la lógica de estos pobres magistrados, perezosos y lentos, violadores de la Constitución cuando le niegan el derecho a una pronta justicia al ciudadano, su mala función no puede ser juzgada por nadie. En otra palabras, que se constituyen en jueces absolutos por encima de la propia Constitución.


La Constitución, en efecto, es muy clara cuando dice en el artículo 17 que “habrá lugar a la indemnización por retardación de justicia”. Cualquier juez que caiga en este retardo tendría, según la Constitución, que hacerse cargo de al menos una parte de la indemnización. Y si él no pudiera, el Estado debería subsidiariamente pagar la indemnización. Hasta el momento los jueces se amparan, con una lógica totalmente antijurídica, en el hecho de que no hay ley secundaria que estipule cuánto es el pago de la indemnización. Pero dado que la ley primaria, la Constitución, es prioritaria sobre la ley secundaria, cualquier juez podría marcar, en ausencia de ley secundaria, un estimado de la indemnización que debería pagar el juez que cayera en retardo judicial. En otras palabras, que los magistrados de la Sala de lo Penal deberían estar agradecidos a los de la Sala de lo Constitucional porque éstos no les han impuesto una indemnización a quienes han sido víctimas de su retardo. Sería sin duda cómico escuchar la verborrea de uno de los magistrados más parlanchines de la Sala Penal defendiendo su bolsillo. Porque aunque ignorante, callado nunca se queda.


En El Salvador la Constitución ha sido violada por comisión y por omisión demasiadas veces. Francisco Flores se iba del país en ocasiones sin pedir permiso de la Asamblea. Los gobiernos de ARENA ocultaron el presupuesto del Organismos de Inteligencia del Estado desde que esa institución fue constituida por una ley de la república emitida por la Asamblea. El gobierno del FMLN lleva dos años haciendo exactamente lo mismo que ARENA en ese punto, en franca violación de la Constitución. La indemnización universal, garantizada por la Constitución, no la cumple ni el Gobierno. Sólo los magistrados frescos de la Corte Suprema se amparan en una ley, traicionando su espíritu, para llevarse una buena e inmoral compensación a costa del contribuyente cuando se retiran de un cargo que es de designación estrictamente temporal. Y eso, claro está, después de haber practicado impunemente el retardo judicial.


El problema de este tomarse las leyes a la ligera es que constituye una parte fundamental de la cultura del subdesarrollo. Y al mismo tiempo fomenta la permanencia en el mismo. Es cierto que tenemos un problema de serias deficiencias en la inversión económica y social. Pero si seguimos con esta cultura de desprecio a las leyes no iremos lejos. Desprecio a las leyes que está pesente en todos los niveles. Desde la Sala de lo Penal hasta en ese sistema de convivencia ciudadana que es el tráfico y donde simplemente impera la ley del más fuerte. Si aun encima atacamos a los que quieren cambiar esa cultura, como lo son los miembros de la Sala de lo Constitucional, tendremos subdesarrollo para rato.
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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

sábado, 27 de noviembre de 2010

Violencia contra la mujer

Ética y Política
Violencia contra la mujer
José M. Tojeira




El próximo día 25 de noviembre celebramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Así lo aprobó la Asamblea General de las Naciones Unidas en recuerdo de las tres hermanas Mirabal, asesinadas por el general Trujillo en República Dominicana en 1960. Aunque este día se celebró por primera vez el año 2000, bajo el auspicio de las Naciones Unidas, las organizaciones de mujeres venían luchando contra la erradicación de la violencia desde mucho tiempo antes.

Entre nosotros, como en todo el mundo, la violencia contra la mujer tiene su origen en la prevalencia de la mayor fuerza física del varón y la imposición de la misma como principio de autoridad. Querer imponerse sobre la mujer es sólo una manifestación fuerza bruta. En otras palabras, el acto más animal y menos humano que puede hacer la persona. Esta afirmación sería iincomprendida hace años, porque la humanidad se movió, durante demasiado tiempo, apoyándose en la fuerza bruta. De hecho la evolución humana ha consistido en ir venciendo esa tendencia animal, tan presente en cada persona y tan presente también en la política internacional. Norberto Bobbio decía que “la primera tarea de los intelectuales debería ser la de impedir que el monopolio de la fuerza se convierta en el monopolio también de la verdad”. Pensamiento, lo que se dice auténtico pensamiento humano, y fuerza bruta siempre han sido antagónicos en la historia de la humanidad. No es para nada disonante recordar a aquel militar español que ante las reflexiones del pensador Unamuno contra la fuera bruta reaccionaba gritando “muera la inteligencia, viva la muerte”.

Erradicar la violencia contra la mujer es volvernos más humanos. Quien pega a su esposa por el hecho de ser mujer y considerarla más débil o con menos derechos es simplemente un animal. Y un animal enemigo del desarrollo no sólo cultural sino económico y social. Los países del norte de Europa lograron una buena parte de su éxito económico incorporando a la mujer plenamente al trabajo productivo. Pero en condiciones de igualdad. La desigualdad ni siquiera es rentable. Y cada día se puede hacer una relación mejor entre subdesarrollo y desigualdad, incluida la desigualdad de género.

En nuestro país, aunque ha habido importantes avances, gracias a la lucha de las mujeres, todavía queda un largo recorrido para llegar al pleno reconocimiento de la igualdad con el varón. A pesar de mejoras sustanciales en la legislación continúa habiendo mal trato en el hogar. Hace aproximadamente diez años la mitad de las mujeres decían todavía, en una encuesta de la UCA, que en la violencia intrafamiliar nadie de fuera debería meterse. Las violaciones de niñas menores se dan especialmente en el seno del hogar y provienen con demasiada frecuencia de parientes. El feminicidio ha venido ascendiendo gravísimamente en El Salvador, cuadriplicándose en número en relativamente pocos años. Las denuncias de violencia y acoso contra la mujer fueron 650 en 2004, pero han pasado a más de 1300 en lo que va de este año.
Y frente a esto hay poca crítica y poca conciencia. Incluso algunos representantes de la empresa privada se dan el lujo de dar declaraciones muy poco respetuosas con las mujeres. Cuando el Gobierno actual abrió las posibilidades de que las trabajadoras del hogar se incluyeran en el Seguro Social, la posición de algunos líderes empresariales fue vergonzosa. Simplemente se opusieron, en vez ofrecer caminos para superar los inconvenientes que ellos supuestamente percibían en la decisión gubernamental. Olvidando que las trabajadoras del hogar sufren con frecuencia, no sólo en El Salvador, pero también en nuestro país, una “forma moderna de esclavitud”. Dicho esto último por una representante de las Naciones Unidas especializada en los derechos de la mujer. Si quienes tienen el liderazgo económico de este país quieren que se les respete, tienen que trabajar más por tener al mismo tiempo liderazgo moral. Y de momento no lo tienen.

Un estudio reciente del PNUD afirmaba que la mujer salvadoreña trabaja como promedio una hora más que los hombres. En ese mismo informe el valor económico del trabajo doméstico no remunerado de año 2005 se calculaba en 5436 millones de dólares. De ese trabajo el 86% correspondía al trabajo femenino y sólo el 14% a los hombres. La mujer salvadoreña es enormemente productiva, pero carece de prestaciones adecuadas en el campo de la salud materna y su trabajo no queda reflejado en la pensión que recibirá, si la recibe, cuando llegue a la tercera edad. ¿Es justo que aún encima sufra violencia por el simple hecho de ser mujer?

La fecha del 25 de Noviembre no es una fecha más. Es una llamada lacerante a enfrentar una realidad en muchos aspectos vergonzosa. No se trata de atacar o insultar a todos los varones. Es evidente que están, y no son pocos, los que respaldan a las mujeres en sus luchas. Pero la situación no es halagüeña y el trabajo que queda por delante es abundante. Cambio en la cultura machista, mejoramiento en la normativa, eliminación de la impunidad frente a los golpes recibidos, y decisión política real en la famosa tolerancia cero frente al acoso, son cambios indispensables tanto para la cohesión social como para el desarrollo. Y todavía más, cambios estrictamente necesarios para poder hablar de justicia.

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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

lunes, 22 de noviembre de 2010

Consumo y consumismo

Editorial YSUCA



Consumo y consumismo


El Salvador ha aparecido en una clasificación internacional como el tercer país más consumista del mundo, si se compara el costo del consumo con lo que el país produce. Y es que el costo de lo que consumismo es superior a nuestro producto interno bruto. Consumo que, para colmo de males no está ni bien orientado ni ofrece productos de la calidad necesaria. Porque en efecto, también recientemente se ha hecho una inspección de farmacias y más de la mitad de ellas tienen deficiencias respecto a las suaves normas de protección del consumidor que existen en El Salvador.

El consumismo desbordado, e incluso sujeto a diversas malas prácticas de los vendedores, se convierte en lo contrario de lo que debe ser el consumo informado. En efecto, el consumo puede contribuir en ocasiones a la reactivación económica de una región o de un país. Pero gastar más de lo que uno produce, endeudándose sistemáticamente, nunca lleva a un futuro mejor. La cantidad de salvadoreños que se han dejado llevar por el espejismo de las tarjetas de crédito, y que hoy lamentan el embargo al que está sometido su salario, es una verdadera legión. Muchos de ellos engañados por la misma propaganda de las tarjetas, se empeñaron hasta el exceso. Pero las tarjetas pueden crear espejismos y mentiras, lo mismo que la propaganda consumista, sin que nadie les exija responsabilidades. Mientras que la víctima del consumismo queda con la totalidad de sus obligaciones y con su vida económica quebrada. Y eso sin hablar de la estafa que supone el hecho de que en diversas Farmacias se venda medicina vendida
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Pocas veces vemos propaganda educativa de las instituciones que deberían hacerla, precaviéndonos de un consumo exagerado, del uso irresponsable de las tarjetas de crédito, etc. El acceso al consumo informado es un derecho de las gentes. Y tener capacidad de consumo, hoy en día, es la expresión básica de un salario decente. Pero el consumismo desbordado, y con frecuencia mentiroso, que se nos predica y que se practica en El Salvador, no nos lleva a nada bueno. Aun no ha sido estudiada a fondo la relación entre consumismo y delincuencia, pero el interesante estudio sobre el trabajo decente que hizo el Programa de las Naciones Unidas en El Salvador daba el dato de que el ladrón común tenía un ingreso promedio mensual superior al salario promedio de nuestro país. No es raro, pues, el presumir que el consumismo y su desbordada propaganda tenga algo que ver con el delito. Si a nuestros jóvenes desocupados, que se pasan buena parte del día oyendo o viendo mensajes de medios de comunicación, les decimos que consumir en abundancia es indispensable para vivir la vida a fondo, no es de extrañarse que algunos de ellos, con las ansias de ser y de tener bien revueltas, opten por caminos ilegales de ingreso que les permitan saciar el deseo de consumir inducido por la propaganda.

El ahorro, propiciado e incluso exigido por el Estado, que garantice las posibilidad de invertir en vivienda, en educación de calidad y en salud, ha sido para muchos países camino de salida de la pobreza e inicio de un recorrido relativamente rápido hacia el desarrollo. Pero nuestros gobiernos hasta ahora han preferido fomentar más el consumo que el ahorro. Y han mantenido a El Salvador en un deficiente y lento desarrollo, marcado además gravemente por la desigualdad. Un desarrollo que al acrecentar las desigualdades, o mantenerlas, produce muy diversos efectos: entre ellos la migración, la violencia y la falta de cohesión social. Si el actual Gobierno insiste en que desea el desarrollo con equidad y justicia social, tiene que plantearse una normativa más exigente frente a la propaganda consumista, que tanto daño ha hecho hasta ahora, e iniciar una campaña en favor del ahorro. Campaña respaldada por reformas estructurales que permitan al ciudadano que su ahorro sirva, en el medio plazo, para conseguir la propiedad de su vivienda, la salud y la educación necesarias para insertarse adecuadamente en un desarrollo digno. Algo se está haciendo ya, pero hay que insistir en que es necesario hacer más.

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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

sábado, 20 de noviembre de 2010

Correlación de valores

Ética y Política
Correlación de valores
José M. Tojeira




Puede que a algunos les extrañe este título, escrito precisamente un 16 de Noviembre, aniversario de la muerte de los jesuitas y sus dos colaboradoras laicas. Sin embargo, dada la costumbre de magnificar por una parte la ofensiva “hasta el tope” del FMLN, lanzada el 11 de Noviembre, y por otra de magnificar también la respuesta de la Fuerza Armada a la ofensiva, es necesario que veamos la historia de El Salvador, no desde la perspectiva de la fuerza bruta sino desde la perspectiva de los valores. Esta perspectiva ayuda a comprender la historia, e incluso a mejorarla, mucho mejor que los análisis que se empeñan en valorar el predominio de la violencia.

En los análisis sobre movimientos o conflictos sociales se habla con frecuencia de correlación de fuerzas. Si un grupo tiene más fuerza que otro, acaba venciendo. Se aplican a las dinámicas sociales principios de la física elemental: Si un objeto pesa más que otro, la balanza se inclina del lado que más pesa. Sin embargo el ser humano no es un animal donde la fuerza bruta lleve el peso definitivo. Ni siquiera la inteligencia mueve siempre la balanza a su favor. Los seres humanos tenemos valores, y son ellos, en el largo plazo, los que determinan rumbos y dinámicas. Hay también falsos valores que recurren a la fuerza, a la manipulación de la violencia y al engaño, y que pueden por tanto prolongarse un poco más en la historia humana. Pero la capacidad crítica y autocrítica de la persona funciona desde los valores y acaba descubriendo la mentira y derrotando al falso valor.

El asesinato de los jesuitas nos muestra la fuerza de los valores a la hora de examinar nuestro pasado inmediato. Al día siguiente de la ofensiva Mons. Rivera comentó los hechos diciendo que había golpeado a la capital una brutal ofensiva del FMLN respondida por otra no menos brutal acción bélica del Ejército nacional. En el análisis de fuerzas aparecía como un empate de la brutalidad. El resultado, probablemente, hubiera fortalecido a quienes pensaban que era necesaria, o que podía darse, una victoria militar. “O ellos o nosotros”, decían muchos de los comandantes de batallón de aquel momento. Todos sabíamos que el sector más belicista del Ejército había cobrado fuerza a raíz de la ofensiva. Y el mismo FMLN había quedado gratamente sorprendido por el relativo éxito militar de la ofensiva, en buena parte superior a sus cálculos. Al menos eso era lo que se decía en esos días.

El asesinato de los jesuitas vino a romper el empate. Ningún acto de brutalidad de la Fuerza Armada tuvo una consecuencias tan difundidas internacionalmente como la masacre de estas ocho personas. El Gobierno aguantó casi un mes y medio defendiendo contra toda evidencia que quien había matado a los jesuitas y Elba y Celina había sido el FMLN. Durante esos 45 días se enviaron tres delegaciones; a Washington, Madrid y el Vaticano para repetir ante los gobiernos y personalidades que la guerrilla era la autora del asesinato. Monseñor Rivera, Monseñor Gregorio Rosa y el que firma este artículo habíamos sido recibidos por el entonces presidente Cristiani el mismo día 16 y ahí con claridad le habíamos dado los datos que manejábamos, que ya entonces dejaban claramente establecido que la Fuerza Armada era la responsable.

La verdad se impuso y el juicio de una parte de los autores materiales fue la única manera que encontró el Gobierno para salvar al Ejército de una derrota total. Porque el asesinato puso de tal manera al Ejército contra las cuerdas que no les quedó más remedio que entregar un coronel y dejar que lo condenaran. A partir del 16 de Noviembre la conciencia nacional cobró una mayor aversión a la guerra. Y las presiones internacionales fueron muy fuertes en favor de que el diálogo avanzara. De hecho, lo único que evitó que la guerra no se volviera más cruel, después del asesinato de los sindicalistas de Fenastras y de la ofensiva, fue la reacción que produjo la muerte de los jesuitas y sus colaboradoras.

Al final se dio una correlación de valores. La guerra, tan magnificada y glorificada por las partes, se vio como absurda. Tanto el soldado como el guerrillero dejaron de ser heroicos, como normalmente los autodefinían las partes, para convertirse en peones de una lucha fratricida y sin sentido, que asesinaba a los pocos que querían poner racionalidad y paz en el conflicto. La guerra dejó de tener valor, para convertirse en basura. Todas las víctimas resurgieron de alguna manera a través del asesinato de los jesuitas y forzaron la paz. Monseñor Urioste decía que la guerra civil había comenzado porque mucha gente buena se había desesperado tras la muerte de Mons. Romero. Pero que tras la muerte de los jesuitas el efecto fue al revés: que no se podía continuar una guerra que trataba así a quienes defendían a los pobres y trabajaban por la paz. La negación de valores manifestada en el asesinato de Mons. Romero llevó a muchos a incorporarse a una guerra defensiva, porque la fuerza bruta y el dinero eliminaba a lo mejor del país. Pero ocho años después, la muerte de los jesuitas provocó el asco y el hastío de una guerra que ya no tenía sentido, cuando ya la idea del diálogo, impulsada activamente por Monseñor Rivera y por Ellacuría y su grupo, había sido internalizada e incluso aceptada como camino de paz por algunos de los actores del conflicto. Y si algún sentido tenía todavía la guerra, lo perdió totalmente cuando la Fuerza Armada puso de manifiesto con su crimen lo absolutamente absurda que era ya la violencia.

Correlación de valores. La guerra frente a la paz. La fuerza de la razón frente a la razón de la fuerza. La trasparencia del diálogo frente al discurso guerrerista. Y cuando la fuerza bruta quiso imponer su lógica y sus falsos valores, bastaron 8 muertos más para darles toda la razón a las víctimas, a todas la víctimas de El Salvador, y cambiar el rumbo irracional de la guerra. Valores regados con sangre, que cuando más débiles parecen, más fuertes se tornan. Valores que nos ayudan a entender la historia de un modo diferente y que nos impulsan también a transformar el futuro desde una nueva correlación. La correlación superior de la paz, la justicia, la solidaridad y el diálogo, frente a todo lo que lleve a la violencia, la imposición o la fuerza bruta.

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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

El derecho de las víctimas a la verdad

Editorial YSUCA
El derecho de las víctimas a la verdad


Este día doce recién pasado, a propuesta de El Salvador y con el copatrocinio de 45 países, las Naciones Unidas (ONU) han aprobado por consenso declarar el día 24 de Marzo “día internacional por el derecho a la verdad” de las víctimas. Todo un homenaje a Mons Romero que nos debe llenar de orgullo a los salvadoreños. Y toda una sensación de que el mundo, de alguna manera, ha declarado santo a Mons. Romero. Ya no es sólo San Romero de América, como con tanta sinceridad le llamaba el obispo Casaldáliga, sino San Romero de las naciones del mundo. Incluso países de muy escasa tradición católica como Azerbaiyán o la India copatrocinaron la propuesta.

Pero el orgullo de tener a un Romero brillando entre las naciones debe traducirse en realidad. El derecho de la víctimas a la verdad es de ayer y de hoy. Y la verdad no es únicamente esclarecer crímenes, sino también desentrañar todos aquellos pensamientos, razonamientos e intereses que nos pueden llevar tanto al crimen como al olvido de los débiles y pobres. Víctimas hay demasiadas en nuestro país. Y no se trata de caer en el victimismo, sino en ir construyendo el tipo de sociedad que elimine las causas de tanto dolor injusto y devuelva al mismo tiempo la dignidad a las víctimas.

A las víctimas del pasado se les puede devolver su dignidad con la verdad y con el reconocimiento de su dignidad frente a la infamia de sus verdugos. El Estado salvadoreño, y el Gobierno de la República en particular, tiene todavía como deuda pendiente el cumplir las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en casos como los de Romero o los Jesuitas entre otros. Desde el Instituto de Derechos Humanos d ela UCA hemos iniciado ya el modelo de la que llamamos justicia restaurativa. Muchas de las personas que contaron sus calvarios en estos tribunales especiales afirmaban que no quieren cárcel para los asesinos de sus padres o familiares, sino simplemente contar delante de los hechores sus sufrimientos para terminar después perdonándoles. Pero para nuestra sociedad educada en la ley del más fuerte todavía es difícil de digerir que los verdugos se dejen perdonar cara a cara por las víctimas.

A las víctimas del presente hay que decirles también la verdad. Los niños que pasan hambre tienen que saber que somos un país que consume más de lo que produce. Y que el ansia de consumir de muchos impide el ahorro nacional. Llena los bolsillo de muy pocos y genera diferencias escandalosas, que crean dificultades graves en la cohesión social y en la confianza ciudadana indispensable para el desarrollo. La concentración exagerada de la riqueza en pocas manos lleva al olvido de los pobres y a la consagración de la impunidad tanto en casos de corrupción de funcionarios como en los múltiples delitos de la criminalidad que nos abate.

El reconocimiento de la verdad antes las víctimas tiene necesariamente que llevarnos a un cambio. Al final eso es lo que quería Monseñor Romero y eso es lo que buscan todos los que hablan del derecho de las víctimas a la verdad. La verdad de las víctimas del pasado nos lleva a gritar un nunca más, fuerte y poderoso frente al crimen por razones políticas. La verdad de las víctimas del presente, nos empuja y exige planificar el futuro con racionalidad humanista, realismo económico, atención a los problemas sociales, opción radical por eliminar la pobreza y la injusticia. Las fórmulas existen y pasan por invertir prioritariamente en la gente, en vez de repetir, como se viene haciendo desde hace más de cien años, que si la economía va bien la gente va a estar mejor. Ya es tiempo que no se planifique el desarrollo como migajas que caen de la mesa de la economía, manejada por unos pocos iluminados que llenan sus bolsillos alegremente. Hay que planificar la economía sabiendo que lo más rentable en un país como el nuestro es invertir en la gente, en su salud, en su educación, en su seguridad y en todos los aspectos que llevan a un desarrollo verdaderamente humano. Esa es la verdad que le debemos a nuestra gente, y esa es la verdad que repetiría hoy Mons. Romero, testigo de la verdad como Jesús de Nazaret y testigo entre las naciones del derecho de las víctimas y los pobres a la verdad.

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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

viernes, 19 de noviembre de 2010

USAC: Carta a AEU

Guatemala 17 de Noviembre del 2010


Junta Directiva
Asociación de Estudiantes Universitarios
Presente


Les deseamos éxitos en todas sus actividades universitarias. El motivo de la presente es manifestar nuestro desacuerdo ante las elecciones de AEU, las cuales declaramos ilegitimas e ilegales, por lo que como estudiantes de esta universidad, y como miembros de un colectivo estudiantil, queremos impugnar dichas elecciones y la convocatoria a las mismas, y para ellos presentamos los siguientes argumentos:

Convocatoria a planillas:
-No se formó el Consejo Consultivo con las asociaciones inscritas (articulo 29 inciso “e” de los “estatutos de AEU).
-No se abrió acta del proceso eleccionario por el Consejo Electoral en ninguna unidad académica de la Universidad de San Carlos (articulo 37 de los estatutos de AEU).
-No se presentaron las planillas ni se hizo público quienes eran los postulantes de las planillas (Atribuciones del Consejo Electoral. Articulo 39, estatutos de AEU).
-No se publicó la fecha de elecciones ni la convocatoria a planillas en ninguna cartelera de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia.

Sistema electoral:
-No existían fiscales de las 2 planillas postulantes en la mesa electoral.
-No estaban firmadas y selladas las boletas legisladas para votar.
-No existía urna ni un espacio para ejercer el voto secreto (sin voto secreto es impugnable toda elección democrática).
-Las bolsas donde se depositaba el voto no estaba sellada.
-No se cumplieron los 3 días de votación indicados (viernes 12 a domingo 14 de noviembre).
-No se hizo conteo público.

Atentamente
Comunidad Estudiantil N`oj


cc: Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH)

USAC: Al rescate de la Usac

http://www.elperiodico.com.gt/es/20101117/opinion/182882/


La corrupción continúa galopante.








Eduardo Antonio Velásquez Ca
"los seudoestudiantes que agredieron a las mujeres estudiantes de la Asociación de Estudiantes de

Ciencia Política y que vapulearon al único varón que las acompañaba y que las defendía.

Su delito no ser comparsas de estos mafiosos."


El descalabro de la institucionalidad en la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) es responsabilidad total del actual Consejo Superior Universitario (CSU) y del propio rector, Carlos Estuardo Gálvez Barrios, quienes han impulsado la violación sistemática de la ley orgánica, los estatutos y los reglamentos universitarios. Es una violación desde dentro de la institución y realizada por las máximas autoridades universitarias. Se han unido al partido de Gobierno –la UNE– para colocar a su sabor y antojo a distintos funcionarios de Gobierno que sirvan al plan de reelegirse. Para muestra un botón: la reciente elección de los 6 profesionales que conforman la lista de la cual los diputados del Congreso de la República deberán elegir al nuevo Contralor General de Cuentas.


La prensa y las organizaciones de la sociedad civil han reportado los pormenores de tanta mediocridad y con sorpresa han constatado que la mayoría de los candidatos son del grupo excelencia profesional, incrustado en la Contraloría General de Cuentas, vinculado con el anterior contralor Carlos Mencos, cuya gestión de encubrimientos de la gestión gubernamental está a ojos vista. El rector Gálvez Barrios y el decano de Ciencias Económicas, José Rolando Secaida Morales, estaban y están coludidos con esta agrupación que garantiza que habrá cambios sin que nada cambie. La corrupción continuará galopante. Por lo demás, Gálvez Barrios apoya a todas las reelecciones al interior de la Usac como es el caso de las decanaturas de Arquitectura, Ciencias Económicas, Ciencias Médicas, Químicas y Farmacia y Agronomía; sin importarle la legalidad o ilegalidad de los procedimientos.


En la facultad de Arquitectura, en la que el actual decano, Carlos Valladares Cerezo, pretende reelegirse por tercera vez, la convocatoria hecha por la Junta Directiva para la elección final ha incluido un instructivo que evita determinar el quórum al inicio del evento electoral, cuestión indispensable toda vez que el reincidente candidato debe obtener 2 tercios más uno del total del cuerpo electoral (285 votos). En la de Ciencias Económicas, en donde el comparsa de Gálvez Barrios es nuevamente candidato a la reelección, se convocó por parte de la Junta Directiva a una nueva elección de Decano por parte del cuerpo estudiantil sin que se haya resuelto el recurso de revisión ante la fallida convocatoria anterior en la que no se pudo elegir, toda vez que las instalaciones facultativas estaban tomadas por los Estudiantes Por la Autonomía (EPA). El CSU debió mandar a repetir todo el proceso para no violentar el principio de unicidad.


El CSU no dice nada en torno a las ilegales e ilegítimas elecciones realizadas por la espuria Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), que no es digna de utilizar el nombre de Oliverio Castañeda de León, el pasado 12 de noviembre, como tampoco sanciona ejemplarmente a los seudoestudiantes que agredieron a las mujeres estudiantes de la Asociación de Estudiantes de Ciencia Política y que vapulearon al único varón que las acompañaba y que las defendía. Su delito no ser comparsas de estos mafiosos. Ojalá que los representantes de los estudiantes, con o sin 029, se pronuncien y que se hagan sentir en el Consejo Superior Universitario.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Un nuevo informe de Desarrollo Humano

Ética y Política
Un nuevo informe de Desarrollo Humano
José M. Tojeira




La semana pasada el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó en El Salvador un nuevo informe mundial sobre Desarrollo Humano. La presentación tenía además un significado histórico: Se cumplían 20 años del primer informe, aparecido en 1990. Desde entonces, año con año, y conscientes de que la “verdadera riqueza de las naciones es su gente”, los informes han ido avanzando en la medición del desarrollo desde factores cada vez más ricos, más humanos y más complejos, desligados de una simple visión economicista. Y ofrecen, cada vez con mayor precisión, líneas de investigación y reflexión sobre el desarrollo, que no puede verse sino como un fenómeno multidimensional.

Los avances en la medición del desarrollo ha llevado a los técnicos de las Naciones Unidas, desde hace ya bastantes años, a fijarse especialmente en la desigualdad. En el informe actual aparece por primera vez un cuadro en el que se ajusta el índice de desarrollo humano según los grados de desigualdad de cada país. La idea es espléndida, porque la desigualdad es generalmente una de las lacras mayores de la convivencia social, generadora de desconfianzas, violencias, manipulaciones de la ciudadanía. Podemos decir siempre que a mayor desigualdad menor riqueza democrática, social y humana en cada país, sobre todo si la desigualdad se da en proporciones alarmantes.

En ese contexto es interesante ver los índices de desarrollo humano de El Salvador. En anteriores informes El Salvador oscilaba entre las posiciones 101 y 103 de los aproximadamente 170 países que solían evaluarse. Hoy aparecemos en posición 90, que aparentemente debería ser para nosotros una buena noticia. Sin embargo, cuando acudimos a ver nuestra posición en el índice ajustado por la desigualdad, nos encontramos con que nuestra posición desciende 14 puestos. Una realidad que indudablemente debe golpearnos. Porque significa que tenemos capacidad de estar mejor en lo que a desarrollo humano respecta, y no aprovechamos adecuadamente nuestras posibilidades para estarlo. Hay países, tanto entre los que tienen un desarrollo alto, como entre los de desarrollo medio, que al ajustar el índice con el elemento de la desigualdad, aumentan su nivel en el índice general de desarrollo humano. Son países en ese sentido con una mayor igualdad, y eso mejora la calidad de su desarrollo Y otros, como nosotros, que lo bajamos.

Evidentemente este dato debe llamarnos a revisar nuestro modelo de desarrollo. Es cierto que casi todos los países de América Latina tienen pérdidas de posición a causa de las desigualdades. Ecuador y Nicaragua son de los muy pocos latinoamericanos en los que la menor desigualdad genera un ascenso en la tabla de desarrollo humano. Pero en la mayoría de países la situación tiende a ser negativa. Realidad triste que refuerza la crítica a estos sistema nuestros, que a pesar de la propaganda de los políticos, siguen generando desigualdad. Y con ella toda una serie de problemas. Porque un desarrollo que produce desigualdad, conlleva siempre y sistemáticamente tensiones de muy diversa índole. La desigualdad debilita la democracia, engendra violencia, crea tensiones y polarizaciones que dificultan el asumir proyectos nacionales de realización común. De hecho la migración y la violencia son fenómenos que tienden a repetirse con mayor frecuencia en los países que tienen índices altos de desigualdad. Y ambos fenómenos son señales claras de un malestar nacional que va más allá de la legislación existente o de las capacidades del Estado de controlar situaciones conflictivas.

El informe de desarrollo humano es siempre una oportunidad para la reflexión y el debate. En El Salvador con frecuencia se discuten temas económicos sin contemplar el valor de la persona humana como fundamento de cualquier economía. Los derechos de la economía libre están mejor protegidos que los derechos de solidaridad, también fundamentales para una sana convivencia en democracia. El informe 2010 del PNUD tiene la virtualidad de recordarnos que la economía del desarrollo es compleja, requiere mayor investigación y debe extender su atención a un amplio conjunto de factores sociales, culturales y políticos. Y nos ayuda a reafirmar no solo nuestra capacidad de abrir nuevos caminos, sino de afianzarnos en esa verdad básica sobre la que quieren mantenerse los informes: Que la verdadera y principal riqueza de los pueblos es su gente.

Eso nos lleva, si somos coherentes, a examinar lo que invertimos en nuestra gente, y si lo que invertimos es suficiente para eliminar el hambre, mejorar la calidad y las oportunidades educativas de la población, dar posibilidad de salario y vida decente a todos los y las compatriotas. Si no caminamos en esa dirección con mayor energía, el síndrome de la desigualdad seguirá haciendo estragos en nuestra convivencia ciudadana y en nuestras esperanzas de futuro. En definitiva, seguirá dañando gravemente nuestras posibilidades de cohesión social y desarrollo.

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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

Institucionalidad y criterios particulares

Editorial Ysuca
Institucionalidad y criterios particulares


El problema de nuestra débil institucionalidad democrática no está solo en su floja estructuración y organización, sino en la facilidad con la que nos saltamos principios básicos, en incluso leyes, a partir de concepciones y construcciones mentales que no son más que caprichos de gente poco formada. Mal andaremos mientras en nuestros diputados, jueces o gobernantes esté instalada una especie de superficialidad impune, capaz de decir sin consecuencias cualquier cosa opuesta a los criterios básicos de la democracia.

Ahora unos cuantos diputados se han sacado de la manga que ellos tienen la potestad de juzgar la constitucionalidad de las decisiones de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema. Es evidente que la capacidad de algunos de nuestros diputados de decir payasadas es casi infinita. Y que están tan pagados de sí mismos que quieren imponerse sobre cualquier otro funcionario del Estado que les haga sombra o que les contradiga de alguna manera. La semana antepasada amenazaron al Presidente del Banco Central con darle una regañada en el seno de la Asamblea. Ahora hablan de la posibilidad de sustituir a la sala de lo Constitucional, en esa especie de tendencia al minigolpe de estado de algunos diputados, o al menos a jugar con la amenaza de darlo. La ignorancia no tiene límites, y cuando a ésta se suma la prepotencia, el resultado es sin duda el desprestigio atroz del que goza este que suele llamarse entre nosotros primer poder del Estado.

Como toda realidad humana que da privilegios o que coloca de alguna manera a unos seres humanos en posición ventajosa sobre otros, el poder tiende a corromper. Al igual que el dinero o cualquier posición intelectual, religiosa o social que genere exceso de respeto o sujeción. Por eso, quienes están en posiciones ventajosas, sean de poder político, o de la dimensión que sea, deben tener la mirada muy abierta a la crítica y a la autocrítica. Entrar en una dinámica de autodefensa, de autoalabanza o simplemente de defensa cerrada de intereses o criterios particulares, refuerza las posibilidades de corrupción. Y quienes tienen responsabilidades ante una multitud de personas que les han elegido para un cargo, tienen la gravísima obligación de ser al menos serios en sus afirmaciones. Se deben a la gente y no a sus criterios y caprichos. Están obligados a responderle a gente que quiere estabilidad democrática, respeto a normas de convivencia, desarrollo social y bienestar compartido. En toda acción o declaración que hagan deben mirar el bien común y no centrarse exclusivamente en los intereses propios, sean económicos, de grupo, partido o ideología. La crítica que reciban debe ser analizada con seriedad y no con reacciones de quien se sabe inmune a la misma o de quien puede tomar venganza frente a lo que simplemente no le gusta. Y eso vale para todos los poderes del Estado.

La Asamblea Legislativa no puede conformarse afirmando que ha legislado y creado una gran cantidad de normativa. Sino que debe preguntarse si esa normativa nos ha vuelto mejores ciudadanos, si ha contribuido a que el pueblo tenga mayor poder y capacidad de supervisión de sus representantes, si ha generado mayor bienestar. Las leyes son para convivir en dignidad y justicia, en bienestar y desarrollo compartido. Y nuestras leyes no han sido demasiado eficaces, ni siquiera para ayudarnos a vivir sin esta violencia extrema que llevamos padeciendo por décadas. Ni siquiera han sido eficaces para evitar graves y crecientes diferencias económicas y sociales entre la ciudadanía. Utilizar la Asamblea para enfrentar a funcionarios de otros poderes por simples diferencias de opinión, no es más que un nuevo paso para debilitar las instituciones, y especialmente para debilitar a la propia Asamblea, tan llena de lagunas en su capacidad de legislar bien. Escuchar más, debatir con mayor fundamento, estar atentos a las necesidades básicas de la población es el paso fundamental que deben dar nuestras instituciones para volverse realmente sólidas. La pugna de poder sobre criterios particulares no nos lleva a ninguna parte.

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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

USAC: Sobre las supuestas elecciones de la AEU

URGENTE
DENUNCIA PÚBLICA
A la comunidad de Estudiantes
De la Universidad de San Carlos de Guatemala
Y
POBLACION EN GENERAL
NACIONAL E INTERNACIONAL
HACEMOS SABER
1- El día de hoy viernes 12 de noviembre de 2010, se llevo
acabo la elección del secretariado de la Asociación de
Estudiantes Universitarios -AEU-. Supuestamente realizaron la
convocatoria a elecciones y a elegir al secretariado que dirigirá
a la Asociación de Estudiantes Universitarios -A.E.U- -Oliverio
Castañeda de León- para el período 2010-2012, hasta el
momento no se sabe por que medio de comunicación realizaron
la convocatoria; por el grupo de Seudo estudiantes que se ha
instalado desde el año 2000-2010, lo único que han realizado
es alternarse el control y la dirección de la asociación máxima
representación de los estudiantes, con el propósito de
perpetuarse y seguir haciendo de la asociación su empresa.
2- Para realizar la elección, el procedimiento correcto es convocar
a un consejo consultivo, el cual esta formado por un delegado
de cada Asociación de las diferentes Unidades Académicas, este
consejo selecciona al Tribunal Electoral. Procedimiento que en
los últimos años no se ha realizado de una forma democrática y
han colocado a personas que representan sus mismos
intereses.
a. Como también las planillas propuestas tienen que
presentar por obligación una propuesta de trabajo lo cual
no fue así.
b. NO dieron a conocer los nombres de los integrantes de las
planillas propuestas, se tiene entendido que existen dos
planillas que únicamente representan los intereses de
estos seudo estudiantes.
c. Las personas que están en las mesas electorales, ni si
quiera conocen los procedimientos mínimos para cumplir
su papel.
3- Es preocupante que los seudo estudiantes que maneja,
manipulan y utilizan - AEU- NO PERMITAN LA PARTICIPACION
REAL DE LOS Y LAS ESTUDIANTES, San Carlistas.
4- Dicha convocatoria a elecciones como ahora se ha convertido
en un proceso de compadrazgos, dentro de los partidos
políticos, organizaciones de hurto y robo, trafico de drogas u
otras cosas, no se divulgo por ningún medio, por tal razón
nuevamente las realizaron en silencio, con el objeto de seguir
en el control de la máxima representación estudiantil.
5- En horas de la mañana se presentaron a distintas unidades
académicas, Facultad de Ingeniería, Escuela de Ciencia política
y facultad de ciencias químicas y farmacia, para realizar dichas
elecciones, y el objeto de lo sucedido fue que agredieron a
estudiantes que están en desacuerdo con su forma de actuar.
HACEMOS EL LLAMADO
A los estudiantes de la universidad de San Carlos de Guatemala,
1. Desconocer las elecciones a secretariado general de la -AEU-,
que en los últimos años se han realizado antidemocráticamente
y solo representa intereses individuales de las personas que se
encuentran actualmente en la asociación.
2. Hacemos el llamado a los estudiantes San Carlista, para que
exigimos a este grupo de seudo estudiantes de actitudes
antidemocráticas y neoliberales, para que dejen de utilizar el
nombre de Oliverio Castañeda de León.
3. Que hagamos valer nuestro derecho a proponer y que no
decidan por nosotros.
4. Al pueblo en general, nacional e internacional, que repudie las
acciones antidemocráticas que están realizando este grupo de
seudo estudiantes.
5. hacemos el llamado a exigir que este grupo deje de utilizar el
nomre de Oliverio Castañeda de leon
Basta YA… de actitudes
Neoliberales, totalitarias y
antidemocráticas
Guatemala, 12 de noviembre de 2010
Comunidad Estudiantil NOJ

USAC: Entrevista con estudiantes de EPA

Entrevista con estudiantes de EPA
“Nuestra lucha sirvió para abrir una nueva situación en la universidad. Ahora es la comunidad universitaria la que debe continuar”

Marcelo Colussi
mmcolussi@gmail.com

Luego de casi dos meses de toma, la Universidad de San Carlos de Guatemala se encamina a un proceso de replanteamiento en su situación general. Se ha abierto ahora un espacio inédito, desconocido durante décadas en el Alma Mater: se habla de un próximo Congreso de Reforma Universitaria.
El proceso vivido durante el tiempo de la toma fue difícil, tenso, no exento de contradicciones. Lo conseguido como producto de esa lucha es un nuevo espacio que pone en marcha (o podría poner, al menos) en cuestionamiento toda la estructura de la universidad de San Carlos, la única pública del país, por cierto la más grande y prestigiosa, ganada cada vez más por una ideología neoliberal y por actitudes políticas mafiosas en su funcionamiento. ¿Qué dejaron estos dos meses de toma? Para sectores conservadores de derecha: sólo tiempo perdido y la reiteración que esta universidad sigue siendo una “cueva de bochincheros y alborotadores”. En la antípoda, para algunos sectores de izquierda: muy poco, porque lo obtenido es ínfimo en relación al esfuerzo desplegado, llegándose incluso a considerar que la agrupación EPA (Estudiantes por la Autonomía) se doblegó y “negoció” con las autoridades universitarias o, en el mejor de los casos, tuvo un manejo ingenuo, permitiendo el avance de las propuestas conservadoras.
Evaluar el proceso actual no es fácil, por lo complejo de la situación. Más allá de todo lo que se diga, no hay ninguna duda que el grupo EPA tiene el mérito de haber levantado la voz en relación a una situación a todas luces desastrosa que vive la universidad pública. Lo que pueda suceder con la tricentenaria de aquí en más es responsabilidad de la comunidad universitaria en su conjunto (estudiantes, profesores, graduados y personal no-docente), y no sólo del grupo que impulsó la toma. Pero para evaluar con claridad la situación actual entendemos que lo mejor es darle la palabra a los protagonistas mismos de todo esto: dos de los fundadores y activistas del grupo EPA: Sandra Xinico y Alejandro Mejía, ambos estudiantes de Antropología, quienes en diálogo abierto y transparente plantean su lectura de la coyuntura de la Carolingia y sus perspectivas futuras.

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Pregunta: Después de casi dos meses de haberse mantenido cerrada la universidad, ahora que se retomaron las actividades y se habla de un próximo proceso de Reforma Universitaria, ¿cómo evalúan ustedes lo actuado y qué perspectivas de futuro ven?

Respuesta: Ahora, ya más tranquilos y tratando de evaluar todo lo que sucedió, podemos decir que con la toma de la universidad, hasta el momento en que la llevamos adelante, eso era todo lo que podíamos hacer. Lo que logramos era todo lo que se podía, dadas las condiciones en que nos desenvolvíamos. Hay que tener en cuenta que hubo siempre un clima adverso hacia los estudiantes de EPA dado, básicamente, por la prensa; y también hay que considerar que el Consejo Superior Universitario contaba con numerosos recursos para manipularnos. Debe quedar claro que la toma de la universidad no era un fin en sí mismo sino un medio para lograr abrir un escenario nuevo. Y eso se logró. Creemos que nuestra lucha sirvió para abrir una nueva situación con la que seguir la lucha dentro de la universidad; para eso sirvió la toma. Definitivamente no podíamos ir más allá de lo que se logró, porque era un momento de mucha, muchísima presión. Lo que evaluamos luego de la toma es que se abrió un espacio de discusión, de debate, de cuestionamiento y crítica, y es allí donde puede caber el planteamiento de una reforma universitaria.
Hay dos aspectos importantes que se consiguieron con la medida de fuerza: por un lado, se está llevando una mesa de trabajo que está viendo una iniciativa de ley para revisar la situación de las Juntas Directivas dentro de la universidad. Ese es un aspecto muy importante: todo lo que tiene que ver con el gobierno universitario. Y junto a eso hay una segunda mesa que está preparando las condiciones para el futuro Congreso de Reforma Universitaria. EPA, como grupo promotor de estas reformas que podrán venir, está dentro de esas mesas de trabajo en estos momentos: tres compañeros en la de preparación del Congreso, y dos en la de iniciativa de ley. En ambas mesas estamos trabajando para sentar las bases firmes sobre las que se va a desarrollar el Congreso de Reforma Universitaria. Tenemos muchas desventajas, porque desde el momento en que se reabrió la universidad y se volvió a la normalidad anterior, nosotros como grupo quedamos bastante golpeados, cansados, agotados diría. Por eso fue que no pudimos hacer una difusión de todo lo que se había logrado como hubiéramos querido hacerlo. Los acuerdos que se lograron quizá no llevan todo lo que hubiéramos deseado; estábamos agotados. Ya se habían consumado las elecciones, que fueron el disparador de toda la medida, y eso nos golpeó bastante. Además estaba el peligro constante de una intervención policial en la universidad, y el temor ante posibles hechos de violencia también nos fue agotando. Sin dudas que quedaron vacíos dentro de los acuerdos alcanzados; eso lo reconocemos. Pero valoramos todo lo hecho como muy positivo, porque de no haberse dado la toma y todo el proceso que llevamos adelante, ahora sería imposible estar hablando de la posibilidad de una reforma. En ese sentido creo que lo hecho fue positivo.

Pregunta: Algunos sectores desde la izquierda llegaron a decir que los acuerdos que dieron fin a la toma fueron demasiado “suaves”, que no se rescató el espíritu que impulsó los dos meses de lucha. ¿A qué atribuyen ustedes que hayan salido como salieron esos acuerdos? Hubo quien dijo, mal informado quizá, o malintencionadamente, que EPA “se vendió”, que se quebró al final. ¿Qué dirían de eso?

Respuesta: La universidad de San Carlos hace tiempo que viene decayendo, y se llegó a un momento de crisis generalizada, fundamentalmente porque se abandonó su verdadero proyecto académico (eso es lo que menos interesa a su interior) y todo quedó en manos de manejos corruptos y mafiosos. Ante esa crisis fenomenal surge EPA, y aparece nuestra movilización. La toma del campus durante 54 días no podía resolver todos estos aspectos negativos que vinieron acumulándose por años. Hubo quizá quien tuvo expectativas demasiado grandes en relación a lo que se podía lograr con nuestra medida de fuerza. Pero tiene que quedar claro que con dos meses no se podía poner en marcha de nuevo a un movimiento estudiantil que viene desmovilizado desde hace años. Si desde algunos de esos sectores de una izquierda más tradicional se esperaba que toda la universidad nuevamente se movilizara y se pusiera en pie de lucha como sucedió años atrás, pues las cosas ahora son distintas: el contexto nacional e internacional es otro, los estudiantes son otros. Todos esos son elementos que jugaban en contra de lo que EPA podía conseguir con la toma. Por eso creemos que lo que se consiguió es mucho, es un gran producto. Muchos compañeros, por las terribles presiones que atravesábamos, salieron golpeados. También nosotros queríamos algo más profundo, pero luego nos fuimos dando cuenta que no había espacio para profundizar más la lucha, dadas todas estas condiciones que mencionaba. Lo que deseamos es que el movimiento sea para todas y todos los estudiantes, que crezca, que se desarrolle, pero también creemos que en esa lucha deben sumarse otros sectores de la universidad: los docentes y los trabajadores no-docentes. Ante los años y años de silencio y desmovilización que ha sufrido todo el movimiento estudiantil, y la sociedad en su conjunto, nuestra lucha al menos volvió a poner en agenda estos problemas.
No hay dudas que ese silencio, esa desideologización responde a una derrota que ha sufrido el movimiento popular en los últimos años. Las democracias que vivimos hoy en día no sirven para recuperar todo el terreno perdido. Y esta desideologización, esta falta de interés por los temas políticos lo evidencian. Si algún sector de la izquierda pensaba que con la toma ya se ponía de nuevo en pie de lucha todo el movimiento estudiantil tal como fue años atrás, eso no es ni puede ser así. En estos momentos el estudiantado está lejos de marcos ideológicos de transformación social y de luchas democráticas como tuvo años atrás. No hay que olvidarse eso, porque es en ese contexto que nace EPA. Además, EPA es un grupo muy pequeño comparado con toda la población estudiantil, y muy heterogéneo además. En realidad nació ante la crisis que se vive hoy día a lo interno de la San Carlos, porque el sentir estudiantil y su sentido de protesta nunca desaparecieron del todo. Ante ese panorama haber logrado un espacio para poder continuar la protesta creemos que es un gran logro. Además, vemos que es imprescindible un cambio dentro de la institución universitaria. Pero no hay que confundirse: lo que sucede en la universidad es producto de todo lo que sucede a nivel general en la sociedad. El neoliberalismo que ha llegado con tanta fuerza, el espíritu conservador y de desmovilización están en todas partes, y no sólo en la universidad.

Pregunta: La comunidad universitaria en su conjunto: catedráticos, alumnos, graduados, personal no-docente ¿cómo está respondiendo en este momento en relación al llamado a un Congreso de Reforma?

Respuesta: Estamos en un momento difícil, complicado. La población estudiantil, a estas alturas del año, está terminando prácticamente las clases, por lo que se encuentra muy desestructurada, muy desorganizada. Hay mucha presión para terminar el semestre, como sea, pero se tiene que terminar. Creemos que las asambleas generales, tanto de estudiantes como de profesores, deberían ser los elementos más importantes para discutir todo esto y para tomar decisiones trascendentales, pero en este momento todo se complica porque, en general, la gente está queriendo terminar el semestre y eso es lo único que interesa. Ante esa circunstancia se hace muy difícil convocar y lograr aglutinar a toda la población de la universidad. Al finalizar el año se juntan muchas actividades, para todos: para los estudiantes, por tratar de cerrar sus clases, las autoridades viendo el presupuesto próximo; es decir: hay muchos factores que complican la situación para discutir con tranquilidad todo lo que está pendiente. Por eso, lo que más nos interesa a nosotros como EPA es poder dejar conformadas esas dos mesas para organizar el Congreso para el año que viene. Lo que vemos es que toda la movilización que pusimos en marcha ahora trajo algunos procesos de cambios en algunas unidades académicas, que comenzaron a criticar a sus autoridades, a revisar críticamente algunos puntos de su trabajo, de querer ver más en profundidad qué está sucediendo en la universidad. De todos modos, con esa panorama a la vista se nos ha hecho bastante difícil informar bien qué sucedió con los acuerdos, difundir claramente cómo están las cosas y cuál es nuestra posición. Además cada uno de nosotros, como alumnos, debimos volver a las aulas, y eso implica tiempo y esfuerzo, naturalmente. Nuestra intención es difundir lo más ampliamente que se pueda la situación actual, por eso puede ser tan importante aprovechar una entrevista como ésta; queremos difundir dentro de la comunidad universitaria y también hacia afuera, para hacer saber cómo está el procedimiento que se está llevando a cabo. No es que EPA ya no exista más; lo que queremos dejar en claro es que ahora estamos trabajando para darle forma al cambio, pero trabajamos de otra manera. La medida de fuerza de EPA fue necesaria en un momento, pero eso siempre fue considerado sólo un medio, una herramienta para llegar al momento actual. Ahora, todo lo que se viene nos rebasa y debe ser la comunidad universitaria en su conjunto la que debe continuar.
Creemos que debe haber cambios profundos en la estructura misma de la universidad; hoy día vivimos una estructura de jerarquización muy grande, y creemos que el estudiantado debe ser más tenido en cuenta en sus propuestas, en su forma de proponer soluciones. Ahora le apostamos al nuevo semestre para seguir impulsando todas estas medidas, estas críticas: hay que continuar y fortalecer el proceso de politización del estudiantado.
Para el 21 de enero tenemos que tener terminado el trabajo de estas mesas que están funcionando ahora. Pero sabemos que todo esto es un proceso lento, complejo, y por fuerza tiene que tener la participación de la mayor cantidad de gente posible. Y en ese sentido los tiempos no tienen que ahogarnos; es preferible ir y lento pero logrando cosas con seguridad. Y si es necesario modificar alguna fecha contenida en los acuerdos, es mejor hacerlo si así logramos una mayor profundización de los debates. De todos modos, vamos a tratar que no se alarguen innecesariamente los procesos, porque en definitiva eso desmoviliza, desmotiva.

Pregunta: ¿Para qué fecha se está pensando el Congreso?

Respuesta: Aún no tenemos fechas específicas. Lo que queremos es desarrollar un estudio diagnóstico previo que sirva para determinar el estado real de la universidad. Tenemos que conocer exactamente cuáles son todos los vacíos que hay en estos momentos en la institución, para llegar con ese conocimiento al Congreso. No sabemos cuánto tiempo podría tomar ese diagnóstico, pero sin dudas va a tomar algunos meses, lo máximo unos seis. De ahí que estamos pensando que el Congreso pudiera tener lugar en el segundo semestre del año que viene. Lo que sí nos parece muy importante es definir exactamente la naturaleza misma de este Congreso, atendiendo a lo que nos arroje el diagnóstico y a las particularidades de cada unidad académica. En realidad le apostamos a que ese Congreso sirva para transformar la institucionalidad de la universidad y democratice a lo interno la vida de todos los miembros. Es decir: que sirva para darle participación genuina a todos los sectores que componen la institución, y que oriente también el quehacer científico, la producción de conocimiento que aporte realmente a la sociedad. En otros términos: que sirva para abrir una verdadera crítica a los modelos neoliberales con que se ha venido moviendo estos últimos años. Lo más probable es que no logremos todos esos cambios con un Congreso, porque por supuesto la universidad responde a un tipo de sociedad, a un modelo de país, no es una isla perdida.

Pregunta: ¿Y cómo ven ustedes las posibilidades reales de cambio en una universidad hoy por hoy tan derechizada, tan ganada por los discursos y las prácticas neoliberales, una universidad con tan altos niveles de corrupción como los que pareciera que existen? ¿Qué y cómo será posible cambiar algo de todo eso?

Respuesta: Ante todo, creemos que es necesario un cambio, por eso nos lo estamos planteando. Pero sabemos que mover algo dentro de una estructura tan complicada, donde hay mafias con enormes cuotas de poder, eso va a ser difícil. Por eso, siendo realistas, más allá de lo que se pueda lograr cambiar de verdad, sabemos que estamos aún muy lejos de la universidad que queremos. Estos grupos conservadores con sus prácticas corruptas que están tan metidos en la estructura de la universidad seguramente no se van a ir; no creo que los podamos quitar así tan fácilmente. Para cambiar esos grupos de poder, que no están sólo en la San Carlos, tenemos que plantearnos cambios mucho más generales, mucho más profundos. Y sabemos que cambiar cosas profundas en nuestro país es tremendamente difícil, porque esos grupos de poder, ante cualquier pequeña transformación, reaccionan siempre en forma violenta. Por eso ahora nos planteamos algunos pequeños cambios en la universidad, porque sabemos hasta dónde podemos avanzar en estos momentos.
Ahora necesitamos ir dándonos un trabajo de hormiguita, de abajo, con todas las bases. Y además, sabiendo que para fortalecer cualquier proceso de cambio, nunca se puede transformar con una sola institución, porque eso es una isla, siendo imposible que cambie esas institución sola. Sabemos, además, que cuando se intenta desarrollar un trabajo político de este tipo, de base, lento y buscando la organización a largo plazo, puede haber respuestas violentas de parte de los grupos que se podrían ir viendo afectados.

Pregunta: A propósito: a la vuelta de ustedes como estudiantes a sus respectivas clases, ¿tuvieron problemas, sufrieron algún tipo de ataque, de represalias?

Respuesta: Personalmente, nosotros no. Pero sí hemos sabidos de algunos compañeros en Ciencias Económicas, en Derecho, que han tenido algunos problemas. Con las autoridades universitarias mantenemos ahora algunos roces, hay cierta tensión. Pero lo que sí hay que mencionar es que no todas las unidades académicas respetaron los tiempos pactados en los acuerdos, y por lo tanto en muchos casos estuvieron tomando medidas que iban en contra de todos los estudiantes, no sólo los de EPA.

Pregunta: Recién ahora están comenzando a desarrollar una estrategia comunicacional respecto a los acuerdos obtenidos y a cómo siguen las cosas. ¿Por qué no lo hicieron antes, apenas terminada la toma de la universidad?

Respuesta: Porque no nos fue posible. Realmente quedamos agotados luego de los 54 días de toma. Y tener que cambiar rápidamente de ritmo, de escenario, volver a clases y a todas las actividades normales, fue un proceso muy complicado para todos los miembros de EPA. Y además de todas esas complicaciones, no tuvimos la energía suficiente como para darnos inmediatamente a la tarea de comunicar a toda la población los acuerdos alcanzados. Eso no es fácil, para nada; implica una estrategia bien concebida, bien articulada, que hay que poner en marcha, apoyar, alimentar. Todo eso demanda un gran esfuerzo. Pero estamos conscientes que es de vital importancia que todo el mundo conozca y se apropie de los acuerdos, tanto en la universidad como en todos los sectores de la sociedad. Eso, creemos, va poder involucrar a más gente en el mediano plazo. Por eso lo vemos tan importante, porque los medios de comunicación, una vez reabierta la universidad, se desligaron por completo del problema de la San Carlos. La universidad dejó de ser noticia, y las causas que motivaron la toma ya ni se volvieron a mencionar. Pero aunque todo esto no aparezca en la prensa comercial, creemos que es imprescindible que se siga conociendo acerca de la situación que vive la USAC, que aunque ahora está abierta, no ha cambiado en nada sus problemas estructurales, que fueron los que originaron el nacimiento de EPA y la recién finalizada medida de fuerza.