miércoles, 28 de marzo de 2012

De un narcotraficante


“Las drogas son un negocio como cualquier otro”
Entrevista a P., narcotraficante mexicano

Marcelo Colussi

P., 35 años, originario de México D.F., desde hace varios años está vinculado al cartel de Tijuana. De niño y de joven pasó grandes penurias económicas proviniendo de una familia de extracción humilde. A los 19 años cayó preso por primera vez, por robo a mano armada. Hace 7 años ingresó al mundo del narcotráfico y fue escalando posiciones. Ahora dirige el departamento de logística del cartel. Tiene tres arrestos y cuatro asesinatos en su historial policial. Se mueve siempre con dos guardaespaldas y una pistola Mágnum 357 en la cintura. Al sonreír se le ven dos dientes de oro.

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Pregunta: ¿Qué piensa del negocio del narcotráfico?

Respuesta de P.: Que es un negocio como cualquier otro, así de simple. Lo que pasa es que está mal visto. Negocios son negocios, y en el mundo en que vivimos todo se maneja comercialmente. ¿O acaso alguien te regala algo? En todo caso, si alguien te regala, serán las monjitas cuando hacen obras de caridad. Pero ni siquiera es así, porque luego te hacen ir a misa. Algún precio hay que pagar por todo. Bueno, las drogas son una mercadería más que se vende y yo me ocupo de venderlas. ¿Qué más podría decir de eso? Lo que pasa es que son ilegales, y ahí viene el problema. ¿Qué me cuentan si el petróleo fuera ilegal? Sí, es medio loco pensarlo así, pero imaginémoslo por un momento: si la gente lo necesita, los gobiernos, las industrias lo necesitan, harían cualquier cosa por tenerlo, pagarían lo que sea, habría guerras, más de las que ya hay por el petróleo. Bueno, sería un caos, ¿verdad? Con las drogas pasa lo mismo, mi hermano. La gente las quiere; nosotros no obligamos a nadie a consumir. El que las quiere lo decide en su sano juicio, las paga con su dinero. Yo lo único que hago es limitarme a vender esa mercadería, igual que el tipo que vende leche, o ropa.

Pregunta: Pero hay alguna diferencia entre vender leche o ropa y vender drogas.

Respuesta de P.: Básicamente la diferencia es que una cosa es legal y otra no. Porque si se mira como negocio, todo, absolutamente todo lo que se fabrica, lo que se produce en algún lugar, se hace para vender. Aunque sean estupideces que no sirven para nada; aunque, incluso, sean cosas dañinas. ¿Ustedes podrían decirme por qué se vende tabaco con alquitrán y nicotina? Todos sabemos que eso da cáncer –y les aclaro que yo fumo–, pero se vende. ¡Y mucho! ¿Y qué me dicen del alcohol? Todos sabemos que es uno de los grandes negocios del mundo. ¿Para qué se vende el alcohol: cerveza, whisky, vino, tequila, champagne, y las mil bebidas que existen por ahí? Todas hacen mal, lo sabemos –les aclaro que yo también bebo, no me voy a hacer el puritano–. Pero se venden y nadie dice una palabra. Y los gobiernos no persiguen a los que las venden, ni a los que las fabrican, ni tampoco a los que las consumen. El mundo es puro negocio, mi hermano, y todo lo que se produce es para vender, no importa si es leche, ropa, drogas o sexo. El sexo también se vende. ¿Ustedes saben cuáles son las páginas más consultadas en internet? ¡Las páginas porno! Y las películas pornográficas son uno de los negocios que más están creciendo. Así que no nos vengamos a hacer los moralistas, las monjitas inocentes. Que las drogas que nosotros vendemos, la cocaína y la marihuana, sean ilegales, eso es otro asunto. ¿Por qué no ilegalizan la venta de armas? ¿Ustedes saben cuál es el negocio más grande del mundo, no? ¡Las armas, compadre! ¡Las ar-mas! ¿Y para qué diablos sirven las armas? Reconozco que la ropa o la leche sirven para algo bueno. Pero… ¿las armas? Bueno, como sea, es lo que más se vende en este mundo. ¡Y eso sí que mueve dólares! Ya no hablemos de una escuadrita como esta que cargo aquí –tampoco me voy a hacer el puritano con esto: ya me despaché a cuatro yo directamente, además de todos los que mandé a matar con mis muchachos–. Pero díganme: ¿cuánto cuesta un avión bombardero super moderno de los gringos? ¿Y un submarino nuclear? Eso sí que es negocio. Y nadie lo prohíbe. Y a nadie se le va a ocurrir ir a perseguir y meter presos a los de la Boeing, o de la Lockheed Martin, o los de la Microsoft, o IBM, o los que hacen computadoras, esos de la Hewlett-Packard, o empresas como Raytheon y Sun Microsystems, toda gente muy respetable, blancos y de saco y corbata. Porque son ellos los que fabrican todas esas armas complicadísimas, de super avanzada: misiles, armas químicas y no sé cuántas cosas más. Hay una bomba que cuando la tiran vuelve maricones a los soldados enemigos y hacen que se mueran por los gringos, que dejen sus armas y se vayan tras ellos. ¿Qué me cuentan? Esas armas cuestan fortunas. Y nunca persiguen a los que las venden. ¡Son legales! Pero a nosotros, los inditos patapolvosa de cuarta que vendemos las drogas que ellos se hartan, a nosotros sí nos persiguen. Entonces: ¿qué diferencia hay entre una mercadería y otra?

Pregunta: Es que las drogas estas que ustedes trafican son productos muy dañinos. ¿Cuánta gente muere por día por consumirlas?

Respuesta de P.: ¡Por favor! ¿Acaso esas armas de las que estamos hablando son para tirar flores, para curar enfermos? ¿Quién mata más? Lo que pasa es que si hacen legal nuestro negocio, perdemos muchos. Yo no voy a negar que sea un delincuente, por supuesto. Nací y me crié entre ladrones y putas; por suerte no caí preso nunca de menor, nunca estuve en un reformatorio. A duras penas llegué a segundo año de escuela media; me crié en la calle, entre malandrines, entre lo peor de lo peor del D.F. Y por supuesto que soy un delincuente. ¿Por qué iba a negarlo? Un delincuente y con rasgos indígenas. Claro que vivo del crimen, por supuesto. No me voy a venir a hacer la ovejita con tres ingresos a la policía. Con todo lo que hice ya a mis 35 años tengo para ir varias veces al infierno. No me arrepiento: soy lo que soy, y punto. Y el narcotráfico es un negocio para puros machos, se hace a los plomazos. Pero que no me vengan a decir que es un negocio peor que otros. Si lo hicieran legal, sería como con el licor o los cigarrillos. Antes eso era lo peor del mundo, acuérdense de Al Capone. Pero cuando lo legalizaron, los industriales que se dedican al asunto pasaron a ser unos respetables señores, igual que los que venden las armas. Seguro que esos tipos van a la iglesia, y hasta se confesarán. ¿Cuántos niños mata una bomba de racimo cuando explota? ¿Y a cuánta gente que anda por el monte trabajando, o jugando en el caso de los niños, una mina no le vuela una pata? ¿Quién va preso por eso? ¿Quién debería ir preso en todo caso: el militar que da la orden, el fabricante de esos artefactos, los gobiernos que las permiten, o el soldado que la puso? Lo cierto es que nadie va preso; y en el peor de los casos, seguro que iría el soldadito. Y lo peor: nadie va a tratar de “despreciable asesino” a los que fabrican las minas, o a quienes las venden. Pero sí nos tratan de lo peor a los que vendemos las drogas. ¿Por qué? Miren, muchachos, no seamos hipócritas: ahí hay una doble moral asquerosa. Son los gringos, o los europeos, esos países llenos de dólares, los que más consumen drogas. En los Estados Unidos cada día entra una tonelada de droga: ¡una to-ne-la-da! No estamos hablando de medio kilo, o de 20 kilos. Eso, por último, hasta en una maleta pasa. Pero una tonelada no es poco. Alguien tendrá que hacerse el distraído y mirar para otro lado para que todo eso pueda pasar. Nos corren, nos persiguen; o, al menos, dicen que nos corren. Y por allí decomisan algo. Pero necesitan hacer todo ese show. Si fuera legal y se pudiera comercializar igual que el maíz o el café, se termina el negocio. ¡Por supuesto que mucho mueren por culpa de las drogas! Pero ese no es un problema mío. Si quieren consumir, que consuman. Nadie los obliga. Es como el que quiere matarse conduciendo un carro a 200 kilómetros por hora: nadie lo obliga. En nuestros países se consume un poco, pero ese no es el problema. Aquí la gente no tiene ni para la comida, así que el asunto de las drogas es secundario. Los que consumen de verdad son los gringos, los del norte: ahí se va el 95 % de la producción. Si quieren droga, que después no jodan. Hacen el show diciendo que somos unos delincuentes, ponen leyes de extradición para los narcos, nos persiguen… Pero gracias a nosotros es que muchos allá viven bien.

Pregunta: Aclárenos un poquito. Usted dice que gracias al narcotráfico hay muchos que se benefician en el norte, en Estados Unidos. ¿Quiénes y de qué manera se benefician?

Respuesta de P.: ¿Ustedes creen que si realmente quisieran perseguir el tráfico ilegal de drogas no lo harían? Dicen que fumigan en las montañas de Colombia, pero cada día hay más hectáreas sembradas con coca, o con marihuana. Esto de la droga ilegal es un gran negocio para muchos. Para mí, por supuesto. Yo fui un marginal todo mi vida, un delincuentillo muerto de hambre, y recién ahora, hace unos años, desde que me hice cargo de parte de las operaciones del cartel, estoy bien económicamente. Nunca le había podido comprar una casa a mi viejecita, que hasta no hace poco tenía que lavar ropa ajena para sobrevivir. Recién ahora pude hacerlo: le compré una hermosa casa en un barrio respetable en la ciudad de México. Y hasta dos sirvientas le pago. Yo me beneficio con el negocio, por supuesto. Pero no se crean que es tan fácil: vivimos siempre al borde. ¿Para qué creen que llevo siempre dos guardaespaldas? ¿Para hacerme ver? No, es por seguridad, realmente por eso. La vida de un narco no es cosa fácil; como les dije, es cosa de machos. Los que más nos joden son los de la policía, por supuesto. Pero ellos son tan muertos de hambre como nosotros. ¡O peores! No sé quiénes son más delincuentes, si ellos o nosotros. Ellos cumplen órdenes y tienen que venir tras los narcos, a veces, simplemente para negociar cuánto van a dejar pasar. El negocio, el verdadero y gran negocio lo hacen los peces gordos. ¿Dónde va a parar tanto dinero? A los bancos gringos. En los Estados Unidos viven diciendo que somos el cáncer que les manda la droga, pero sucede ahí como con los indocumentados: viven diciendo que no nos quieren, despreciándonos, ahorita construyendo ese muro en el desierto para que no nos pasemos, pero en definitiva nos necesitan. ¿Quién haría el trabajo sucio allá si no fueran los inmigrantes ilegales? Acaso un trabajador rubiecito, un gringo, ¿está dispuesto a ir de basurero, de albañil, de sirvienta? ¡Por supuesto que no! Por eso necesitan los “espaldas mojadas”, los indiecitos ilegales que les caemos por miles. Y lo mismo pasa con la droga. Allá consume hasta el perro. Todos, ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros. Necesitan droga, quieren drogan, nos la piden a gritos. Nosotros simplemente se las hacemos llegar. Pero los muy cabrones, el gobierno me refiero, nos pone trabas: en vez de dejar comerciar libremente –el tratado de “libre” comercio es una mentira, es cualquier cosa menos libre–, en vez de permitirnos el comercio, nos hace ilegales. Así, por supuesto, pueden hacen subir los precios. Y de esa forma muchos se benefician: la policía, la DEA, el ejército. Necesitan tener estos “criminales” delante de ellos para justificarse. Si no hubiera estas bandas de monstruos como nos quieren hacer ver, muchos se quedarían sin trabajo en Estados Unidos. Además –y esto es lo más importante, créanme– con tanto control que ponen por ahí, en realidad no buscan detener el negocio de la droga. Es puro montaje. Yo sé positivamente que de toda la droga que se decomisa –que en verdad es muy poca– prácticamente nada es la que se destruye. Eso se recicla y se vuelve a vender. Todos hacen lo mismo, la DEA, la Federal en Estados Unidos o la policía mexicana. Me acuerdo una caricatura que vi una vez y me pareció muy explicativa: en un operativo detienen un camión cargado de cocaína. Entonces se ve al comandante del grupo pasando la información a un subalterno: “sargento, fue un muy buen golpe. Incautamos dos mil kilos de cocaína de buena calidad. Informe a la base que recuperamos mil quinientos kilos”. Viene el sargento y llama al radio-operador: “soldado, informe a la base que hemos detenido mil kilos”. Y el soldado agarra el radio y transmite: “cuartel general, ¿me copia? Les informamos que el operativo fue todo un éxito. Decomisamos quinientos kilos”. Bueno, así es todo el circuito.

Pregunta: Entonces ¿no tiene solución esto del narcotráfico?

Respuesta de P.: Para ser franco, yo no lo sé. Pero como van las cosas, me atrevo a decir que no. O no por ahora. Esto es un negocio demasiado grande y hay demasiados, pero demasiadísimos intereses en juego como para esperar que se vaya a terminar. Nosotros, los narcos, pasamos rápido. Cada uno de nosotros está unos pocos años en el negocio. Esto, como les dije, no es cosa fácil; es cosa de aprovechar el poco tiempo que a uno le toca. Yo sé que en cualquier momento me voy para el otro lado: la policía u otra banda, alguien me puede cocer a balazos, ya lo sé. Son los riesgos del oficio... Pero aunque nosotros somos pasajeros, los dólares ahí siguen estando, y corriendo. Y la gente no va a dejar de consumir. ¡Al contrario! Cada día se consume más. Yo no sé si algún día va a terminar todo esto, pero por ahora, estoy seguro que no.

Pregunta: ¿No tiene miedo a que lo maten entonces?

Respuesta de P.: ¿Miedo? ¿Y por qué iba a tener miedo? Mi vida siempre estuvo al borde. Tuve suerte de llegar a los 35, así que no tengo de qué quejarme. Sé que en cualquier momento puedo ya no estar. Pero lo que sí les puedo asegurar es que si me muero, de sobredosis no va a ser. ¡No soy tan imbécil!

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Entrevista de docu-ficción tomada del libro “El narcotráfico: un arma del imperio”, de Marcelo Colussi. La entrevista es ficticia, pero rescata y reconstruye diálogos mantenidos con narcotraficantes verídicos. Tiene, por tanto, un valor testimonial tan vívido como si las declaraciones fueran reales.

martes, 27 de marzo de 2012

Máscaras esquizofrenia y parálisis en el FMLN

Máscaras esquizofrenia y parálisis en el FMLN
Por: Ventura Giménez
Por lo que cuentan las crónicas más antiguas, el uso de máscaras se remonta a los primeros albores de la humanidad. Melanesios, mayas, egipcios, griegos… Culturas tan diversas elevaron su uso a categorías ceremoniales, religiosas y hasta lúdicas, y –como ya advirtió el poeta Neruda- hicieron de ello un arte. De sus distintos usos, no obstante, se desprenden dos funciones comunes a todas las culturas y todos los periodos. Por un lado, representar. Por otro lado, ocultar. Es decir, la máscara es ese objeto humano -ese primer fetiche- que inaugura, en la historia, la diferenciación entre lo aparente y lo real; entre lo que es y lo que parece ser. Entonces, ¿qué oculta una máscara? ¿Quién hay detrás de ella? Primero fue el chamán. Poco después, el actor. Luego, se sumaron luchadores, penitentes, forajidos. Hoy, en El Salvador, su forma ha mutado, y se ha extendido a la política. Ya no cubre ningún rostro con madera o piel. Ahora son máscaras de carne y hueso, máscaras discursivas. O siglas, o banderas. Ahora se despliegan en otro teatro. Eso sí, las máscaras contemporáneas conservan intactas sus funciones primigenias: representan y –sobre todo- ocultan.
Las derechas de este país aprendieron rápido las virtudes de su uso. Tras protagonizar un siglo XX cargado de genocidios y masacres, no dudaron en hacerse con una bella máscara democrática. Ya no era necesario comandar escuadrones de la muerte. ¿Para qué? Ahora podían seguir aferrados a sus privilegios de clase ocultándose tras un Estado de Derecho avalado internacionalmente. Bien es cierto –se me reprochará- que tuvieron que sentarse y firmar unos acuerdos de paz. Pero bastó con escamotear gran parte de los compromisos firmados para continuar con el saqueo. En verdad, ése fue el primer cosmético que adornó su careta. Luego vendrían muchos más. A tal punto llegaron, que hoy reaparece en la escena el corifeo mayor de esa derecha, Alfredo Cristiani, desempolvando sus viejos eslóganes: Presidente de la Paz, faro y guía de la libertad, garante de la gobernabilidad democrática. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa es, si no, la “oposición constructiva” que ha prometido? ¿Acaso va a devolver lo que se llevó? ¿Acaso va a entregar sus latifundios al pueblo? Que nadie se escandalice; es sólo una máscara.
En los últimos años, sin embargo, ocurrió un hecho insólito. Hubo una fractura real dentro de la oligarquía nacional. Los príncipes comenzaron a airear sus diferencias, y surgieron facciones. Los ganadores auparon a uno de los suyos, Tony Saca, y bien se mantuvieron impunes tras su oronda sombra. En contraposición, los perdedores tuvieron que renunciar a su parte del botín. Al menos, momentáneamente.
Coincidiendo con aquel periodo, el periodista Mauricio Funes iba ganando enteros como comunicador independiente, “moderado” e insobornable en sus críticas al Gobierno. En 2005, además, fue expulsado de una cadena televisiva controlada por capitales extranjeros, añadiendo así el carácter de víctima del sistema a una imagen ya de por sí inmaculada. Tras este episodio, el producto Funes estaba ya listo para saltar a la arena política. Faltaba sólo una plataforma que lo catapultara.
Poco después, fallecía Schafik Handal. El viejo y entrañable Comandante Simón desapareció de forma inesperada, dejando cierta sensación de orfandad en muchas de las personas que habían combatido bajo las siglas del FMLN. Tras unos meses de desconcierto, el partido atisbó una salida, y decidió lanzarse de lleno a bailar el baile de máscaras. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, esa estrategia había proporcionado grandes réditos al enemigo. Sabedores de que su techo electoral les impedía alcanzar, por sí solos, la Presidencia de la República, los dirigentes farabundistas optaron por buscar aquel capital simbólico, aquella imagen, que les permitiera trascender este techo. Y la encontraron. Veintiún meses después de la muerte de Schafik, Mauricio Funes era proclamado, oficialmente, el candidato a la Presidencia por el FMLN. Y resulta que la estrategia funcionó. Pese a que la derecha volvió a basar toda su campaña electoral en agitar el miedo contra el comunismo, no logró asustar a todas esas masas “despartidizadas” que le habían proporcionado las mayorías de antaño. Funes ganó, y el partido de gobierno cayó tras veinte años en el poder. Al fin, el cambio estaba en marcha. O eso parecía.
Algo no terminaba de cuadrar en todo esto. Para empezar, la izquierda entraba a jugar en cancha ajena. A fin de cuentas, este baile era más propio de la derecha. De hecho, ya antes de las elecciones, habían aparecido esos príncipes derrotados en la pugna desatada en las filas de la oligarquía hacía años. Los Salume, Cáceres, Mungía Payés… Estos “amigos”, educados en los mejores salones de baile de la política y la economía, habían entendido rápidamente la jugada y, previendo las posibilidades de triunfo del candidato Funes, se habían apresurado a adular su figura. Aparecía, así, un primer problema: dos rostros para una sola máscara. Al principio, esto no pareció inquietar mucho a nadie. Es más, tanta ambigüedad resultó favorable a la estrategia electoral. Bajo el lema “cambio seguro”, Mauricio aparecía, indistintamente, enfatizando uno u otro término. A los unos se les daba el nombre (cambio), mientras que a los otros se les concedía el adjetivo (seguro). En realidad, para aquellos que quisieron entender, el mensaje se traducía por algo así como “vamos a transformar las cosas. Pero, ¡ey, tranquilos! Tampoco tanto”. Contentos unos y otros, juntos acudieron a votar un día de marzo.
Llegó entonces la hora de gobernar. Y la primera señal apuntó al gabinete económico. Conspicuos tecnócratas tomaron las riendas de las finanzas públicas, y poco tardaron en acudir a esos mismos organismos internacionales que habían apadrinado la larga noche neoliberal. La oligarquía podía ahora respirar tranquila. No se iba a hacer nada sin el permiso de la ortodoxia más conservadora. Nada de poner en duda la dolarización, o el TLC, o las privatizaciones de bienes públicos. Nada de intervenir –siquiera moderadamente- en los mercados. En definitiva, nada de cambios. Luego llegó el golpe militar en el vecino país de Honduras. Tras unas semanas de desconcierto, de dimes y diretes, de condenar sin actuar, el nuevo gobierno salvadoreño optó por apuntarse al llamado Plan Arias. Ese plan que concedía el mismo grado de interlocución a los usurpadores y a los legítimos representantes de la soberanía hondureña. El mismo que avalaba la ruptura del orden constitucional, al reconocer que el mando de las fuerzas armadas ya no correspondía al presidente derrocado. Sólo la torpeza prepotente de los golpistas les impidió aplaudir ese plan, y con ello, se evitó el bochorno aún mayor que hubiera supuesto su implementación para la comunidad internacional, y para el Gobierno Funes en particular. Posteriormente, reapareció en la agenda política el controvertido asunto de la presa de El Chaparral. La lucha contra esta construcción faraónica (y las que están aún por venir) se había convertido en una de las banderas de lucha de los movimientos sociales y, con ellos, del propio FMLN. Símbolo del despotismo arenero, estandarte del desprecio a los moradores de los territorios afectados y al medio ambiente, éste era el ejemplo perfecto de todas esas prácticas a las que había que poner un contundente freno. El Gobierno, sin embargo, volvió a decepcionar. Pero esta vez, con un agravante: rompió, expresamente, una de las promesas electorales. Avergonzados hasta de sí mismos, los nuevos gobernantes apelaron al posibilismo más pueril para justificar lo injustificable, y se embarcaron en una estrategia de distracción, prometiendo diálogo. Eso sí, antes de sentarse a dialogar, lo dejaron todo bien claro: “la presa se va a construir”. Qué prometedora manera de comenzar un diálogo.
Mientras el nuevo Gobierno tomaba estos derroteros, muchos se preguntaban por el partido que ganó las elecciones. O, mejor dicho, por sus dirigentes. ¿No iban a ser ellos los garantes de un verdadero cambio progresista? Al fin y al cabo, ¿no era Funes su máscara? A tan sólo cien días de la toma de posesión, parece que la máscara cobró vida propia, o que –más bien- ahora sólo sirve a esos príncipes que pujaron por su uso. Es más, se podría decir que, enredado en el maldito juego de lo que es y de lo que parece ser, el FMLN ha terminado por aparecer como el cazador cazado, como el patético bufón de una pantomima. Ahora es el Frente la máscara de Funes. La máscara de la máscara… que cubre los rostro de siempre. De otro modo, no se explican las contradicciones –cuando no el clamoroso silencio- de sus ideólogos. Éstos ya no saben si participan en un gobierno de unidad nacional, o de un gobierno de izquierdas. Ya no saben si mandan, o son mandados. Desconocen, en fin, para qué –o para quién- hacen lo que hacen, o dejan de hacer. Porque pareciera que se mueven por pura inercia de poder, que no existen órganos de dirección que propongan planes, ni estrategias. Ni salidas. Ni argumentos. Nada. En definitiva, pareciera que ya no saben quiénes son, o que lo saben, pero no lo quieren reconocer. Es decir, que sufren de una galopante esquizofrenia, y que –a resultas de ello- están políticamente paralizados. Ante este panorama, muchos de los dirigentes buscan desesperadamente una coartada que les aleje del manicomio. Algunos han llegado a manifestar, en círculos privados, que “esto es sólo un gobierno de transición. Luego vendrá el socialismo”. Como si no fueran conscientes de que nadie, en la historia, ha salido jamás indemne tras plegarse a la realpolitik. Una vez que pisas los terrenos de la complacencia, pasas tú mismo a ser un cómplice; no hay vuelta atrás. Has pasado a ser vehículo de la reacción; no hay forma de llamar a la revolución. Ya nadie te cree. Ni siquiera tú mismo.
A 42 AÑOS DE LA “GUERRA DEL FUTBOL” Y DEL CONFLICTO
INTERBURGUÉS ENTRE EL SALVADOR Y HONDURAS


Por Marcial Rivera

La década de los sesentas estará marcada por una serie de acontecimientos mundiales que deben ser tomados en cuenta para analizar los acontecimientos que llevaron al estallido de la llamada “Guerra del Fútbol” o Guerra de las Cien Horas, entre Honduras y El Salvador. El triunfo de la Revolución Cubana marcó el inicio de la mencionada década, pues orientó entre otras cosas, la política exterior de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y de Estados Unidos, acentuando de forma profunda la guerra fría que tuvo sus inicios después del fin de la Segunda Guerra Mundial, y que tendría serias consecuencias para todo el mundo. Además de esto la Revolución Cubana fue un precedente a nivel latinoamericano que alentó las luchas sociales que se gestaban y que darían paso al protagonismo que ocupó el movimiento social en los setentas y que desembocó en los conflictos armados internos en Centroamérica.

El contexto internacional
En 1961 se produce la invasión a la Bahía de Cochinos, en las costas Cubanas, en un intento de asestar un fuerte golpe al incipiente gobierno Revolucionario, y derrumbarlo, lo cual en 1962, genera la llamada “Crisis de los Misiles” en Cuba, que a nivel internacional generó serias tensiones, entre la URRS y EE.UU., y que casi desemboca en la tercera guerra mundial. Este hecho, aunque de forma aislada, tendrá relación con la invasión estadounidense a Vietnam y el rechazo mundial a esta intervención, incluyendo las repercusiones en la política doméstica de Estados Unidos, originándose diferentes manifestaciones del movimiento hippie en protesta por la invasión a Vietnam. En 1967 el ejército Boliviano, y la Central de Inteligencia Americana (CIA) asesinan al Guerrillero Heroico Ernesto “Che” Guevara. En 1968, el Movimiento revolucionario estudiantil, fue duramente reprimido por el gobierno de México, en Tlatelolco --la Capital Azteca-, dándose múltiples violaciones a derechos humanos, que continúan en la impunidad.
Para el caso de Centroamérica, el proceso de integración económica, marchaba en términos aceptables, pues en la parte propia de la integración, se tuvo éxito, no así en la que concierne a erradicar la pobreza y los otros problemas, que derivan de esto. Por otro lado, con las grandes desigualdades entre exportaciones e importaciones, tal como se señala en el tomo II del libro de Historia de El Salvador, del Ministerio de Educación, no se lograron los objetivos planteados al cien por ciento: “En Primer Lugar, se agudizó el fenómeno conocido como el deterioro de los términos de intercambio. Este consistía en que los productos que Centroamérica compraba de los países desarrollados, en su mayoría manufacturas, aumentaban de precio, mientras que los precios de los productos de exportación centroamericanos se mantenían constantes o tendían a bajar.En Segundo lugar, la demanda por los productos de exportación centroamericanos en los países desarrollados no aumentaba significativamente a largo plazo, impidiendo así las posibilidades de expansión económica basadas en la exportación de productos agrícolas.”

Los orígenes del conflicto
A lo largo del Siglo XX –y por diferentes razones- las migraciones en Centroamérica han sido un fenómeno constante, de altas y bajas debido a auges económicos suscitados en diferentes épocas.La distribución de la tierra en El Salvador, ha sido siempre desigual, lo que por muchos años obligó a cientos de salvadoreños a buscar opciones laborales en territorio hondureño fronterizo. Las tensiones entre el gobierno Salvadoreño y Hondureño estallaron cuando al originarse la reforma agraria en Honduras, se expulsa a cientos de salvadoreños de su territorio y se les despoja de sus tierras, produciéndose una invasión militar por parte de El Salvador, con el objetivo de llegar a Tegucigalpa. Es importante resaltar, que al darse el embargo económico por parte del gobierno Estadounidense a Cuba, se buscan otros proveedores agrícolas, a quien comprar los productos que antes eran comprados a la nación Caribeña. El Mercado Común Centroamericano (MCCA), es entonces producto y creación del gobierno estadounidense, como una estrategia de reordenar y reorientar las economías centroamericanas, en función de suplir algunas necesidades en el mercado estadounidense.
Por otro lado, la industrialización de la economía Salvadoreña, y la consolidación de su burguesía le ponían a la vanguardia de la Región, pues tanto El Salvador, como Guatemala,contaban con la infraestructura adecuada para llevar a cabo el proceso de Integración, y obtener grandes ventajas a raíz de contar con esta infraestructura. Los protagonistas del conflicto, -Fidel Sánchez Hernández, presidente Salvadoreño y Osvaldo López Arellano- buscaron la resolución del conflicto, al ver que se había salido de las manos y en ánimo de proteger a los grupos que detentaban el poder en ambos países.

Los hechos que subrayaron las tensiones
Honduras pone restricciones a los productos salvadoreños. Acción dirigida por la burguesía hondureña, en aras de proteger la industria interna, y afianzarse cada vez más en el mercado hondureño. Otro punto importante a resaltar, es que la débil burguesía de Honduras no supo posicionarse en un papel protagónico dentro del MCCA, y además adquirió deudas con el resto de países de la región, pues importaba mucho y exportaba poco. Estas vicisitudes del MCCA hicieron que
que rehusaban a atender.
Para el caso de Honduras, a principios del siglo pasado, cuando su situación económica era bonancible, muchos salvadoreños emigraron al vecino país. Por otro lado el entonces presidente López Arellano, tenía serios problema de inversión pública y deuda. El problema de la distribución de la tierra era también otra dificultad que tenían ambos países, y sobre el cual, se venían reclamando serias reformas, en torno a este problema, por parte de organizaciones sociales,

los estudiantes universitarios a integrar las filas del ejército para “defender la patria”.

Conclusión
Al finalizar la guerra, del fútbol o “guerra de las cien horas” y firmarse la paz entre ambas naciones en Lima, Perú, se crean ciertas expectativas hasta cierto punto irreales, respecto a la situación en la que quedarían ambos países. Por un lado en cuanto a lo económico, se rompe con el MCCA, de cuya estructura se beneficiaba El Salvador,
con vir tiéndose en la vanguardia industrial de Centroamérica. Por el otro se avizoraban soluciones efectivas a los conflictos sociales que embargaban a ambos Estados – incluyendo los conflictos de carácter limítrofe, por el tema de los “bolsones” (áreas fronterizas sin definir dueño) y que posteriormente serían resueltos

se desatara la guerra entre las dos naciones centroamericanas, que fue claramente una

Tropas salvadoreñas ocupan pueblos fronterizos con Honduras

en La Haya-. Tales expectativas no

guerra entre dos burguesías, dirigidas por los gobiernos de ambos países, y que estos erróneamente, hicieron creer que era una guerra que involucraba a los pueblos.
Aunque no debe dejarse de lado, que la masiva migración de Salvadoreños a territorio Hondureño, también contribuyó a caldear los ánimos; además de los partidos de fútbol rumbo a México
70, en lo que tuvieron participación de aficionados de ambas selecciones; esto era una clara muestra de un nacionalismo exacerbado, en donde se evidenciaba no solo la rivalidad en lo futbolístico, sino el resentimiento existente, lo anterior como parte de la planificación de un conflicto armado que se veía venir. Esta coyuntura futbolística correspondió a la alienación de las masas, y sirvió como distractor en ambos países de los conflictos sociales internos que existían, por la problemática de la tierra y otros problemas que marcaban la agenda de los gobiernos, pero

que reivindicaban esta bandera de
lucha. Entre Huelgas, protestas y tomas de calle, Honduras estaba al borde del caos. La situación en El Salvador, tampoco era tan alentadora, y de alguna manera la guerra, -si bien es cierto fue producto de las diferencias entre ambas burguesías- también fue aprovechada por los respectivos gobiernos para centrar la atención en ese conflicto, y desviarla de los problemas internos de cada Estado.
El 26 de junio de 1969, Honduras de forma tajante rompe relaciones diplomáticas con El Salvador, y a cuyo gobierno tildó de “genocida” lo que dio producto al llamamiento a la Unidad Nacional, por parte de diferentes organizaciones y Partidos Políticos, incluyendo la posición vergonzosa de la “izquierda” y el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), también la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS), que llamó a

se cumplieron, más bien sirvieron de detonante, generando intentos de guerra armada, en Honduras, y de tensiones sociales en los setentas en El Salvador, que posteriormente darían paso a la guerra civil abierta en la década de los ochentas.
En dicho conflicto, se hizo creer que era una guerra entre pueblos y no entre burguesías. Las consecuencias, para la región –además del rompimiento del MCCA- fueron de carácter económico, social, político, limítrofe y otros que derivaron en otras tensiones sociales, en ambas naciones. Es necesario recordar estos hechos y el contexto en que se dieron para que no se repitan, y procurar la reunificación de los pueblos, para el caso de Centroamérica, por medio de un Estado Federal Socialista, en el que coexistamos como hermanos y hermanas, construyendo permanentemente, sociedades distintas a las actuales.
Relaciones de poder en la sociedad salvadoreña



Aquiles Montoya



I. Las relaciones burguesas de poder



Cuando se habla de poder en expresiones como: tomar el poder, controlar el poder, el poder tras el trono, ansias de poder, democracia: poder del pueblo, todo el poder a los soviet, generalmente, se hace referencia, al poder en su sentido político y este poder político ocupa un lugar central.



No obstante lo anterior también se habla del cuarto poder, del poder de la razón, del poder de las armas, del poder económico, del poder de la ley, del poder de la ideología, del poder de las tradiciones, del poder de la organización, o se dice: el conocimiento es poder, la información es poder, el poder mediático, etc. con lo cual se nos revela que existe una diversidad de poderes, pero que desde la perspectiva de la toma del poder, el poder político ocupaba un lugar central, ya que teniéndolo parecía que se podían controlar los otros poderes.



Por tal razón dentro de cierta tradición revolucionaria se veía, y se sigue viendo, la toma del poder ya sea por medios pacíficos –elecciones- o por medios violentos –la revolución- como el medio para transformar la sociedad, o al sistema capitalista en particular.



Ciertamente, tal idea no es antojadiza, si observamos el cuadro siguiente, en el cual el poder político es el poder central y si tenemos en cuenta que el gobierno central controla parte del poder militar, parte del poder del conocimiento vía el sistema educativo nacional, e indirectamente, parte del poder ideológico, así como parte del poder cultural vía la dirección de cultura, parte del poder jurídico mediante la emisión de decretos, su capacidad de veto o la cuestión económica mediante la política económica o parte del poder social, mediante su control por los cuerpos represivos, o parte del poder mediático mediante la compra de publicidad, etc.



Poder Cultural Poder Ideológico Poder del Conocimiento

Poder Jurídico Poder Político Poder Militar

Poder Mediático Poder Económico Poder Social



Los nueve poderes fundamentales que existen en una sociedad, son poderes fácticos y en determinadas circunstancias uno de ellos pudiera ser el más importante o central; sin embargo estos poderes guardan entre si una serie de conexiones e interelaciones que los potencian, que los limitan o los dominan y que ciertamente, bajo una dictadura, podrían controlarse, someterse, coptarse o dominarse durante algún tiempo, pero no eliminarse. El poder de suyo tiene cierto







carácter de autonomía y por eso es poder, aunque puede estar subordinado a otro poder ya sea por conveniencia, coincidencia o interés. En una teocracia, el poder ideológico es tan importante que puede someter a los otros poderes con mayor o menor resistencia de los mismos.



En nuestras democracias representativa se suele considerar tres poderes: el ejecutivo, el judicial y el legislativo, denominando a éste como el primer poder del Estado, seguramente porque es quien da la Constitución Política, la llamada Carta Magna, la cual define la naturaleza del Estado. No obstante lo anterior, a nivel de realidad nos parece que existen nueve poderes y que si bien, el legislativo y el judicial son diferenciables, los asimilamos en el poder jurídico.



El poder económico se refiere a quienes controlan la riqueza, o en particular, el capital. Tal poder económico pudiera estar fragmentado, si existen diferentes fracciones de la burguesía, si existe una economía pública importante o si existe un sector de la economía del trabajo muy significativo y organizado. En nuestro país el poder económico está bastante concentrado en menos de una media centena de Grupos Empresariales Familiares, quienes además de los vínculos económicos está unidos por lazos familiares, ya sea por afinidad o consanguinidad.



El poder militar se refiere obviamente a la fuerza armada, así como también a la PNC y a los cuerpos de seguridad privados, los cuales en determinadas circunstancias acuden al poder de sus armas y nos hacen sentir lo importante que es su poder. La tradición de golpes de estado en nuestros países es demasiado larga como para no tenerla presente.



El poder del conocimiento generalmente radica en las universidades, en los centros de estudio superiores, así como en los llamados “tanques de pensamiento”, su capacidad de incidencia en la realidad puede ser mayor o menor, dependiendo de una variedad de circunstancias, pero lo que es indiscutible es que el conocimiento da poder, aunque no siempre el poder de la razón sea respetado, pero siempre es temido. Por ello seguramente es que asesinaron a los padres jesuitas de la UCA.



El poder ideológico referido a las visiones del mundo en general y a las religiones en particular, es obvio que son fuentes de poder, ya que inducen determinados comportamientos en las personas e inciden en la realidad sociopolítica de difer entes maneras. Recuérdese el caso de Monseñor Romero o en nuestros días los listones amarrillos de los Amigos de Israel.



El poder cultural hace referencia a valores, costumbres, tradiciones, así como a las diferentes manifestaciones artísticas, su incidencia en la vida humana es obvia, aunque no se le suele dar la importancia debida. La opinión de un premio Nobel de literatura tiene más peso que la opinión de cualquiera otra persona.







El poder mediático es de tanta importancia, al grado que se le denomina el cuarto poder, y en nuestro siglo es cada vez mayor su impacto en todos los ámbitos del que hacer humano. El poder mediático radica en su capacidad de generar opinión pública a favor o en contra de algo, de destacar o ignorar la realidad, al punto que se suele afirmar que lo que no se ve en los medios no existe.



El poder político se concentra en los gobiernos central y municipal, así como en los partidos políticos que son los medios para acceder a los gobiernos y a la asamblea legislativa; no obstante ese poder político puede estar preso de otros poderes. Pese a ello el poder político tiene mucha importancia en la vida social, económica, cultural, académica, militar, etc. Recordemos que el órgano ejecutivo controla diferentes ministerios y que a su vez impulsa determinadas políticas económicas y sociales. Por tal razón es que se ha creído que controlar el poder político era la clave para transformar la sociedad.



El poder social hace referencia al poder que logran los diferentes sectores sociales gracias a su organización o que puede también manifestarse, incluso, de manera espontánea ante determinadas coyunturas. Téngase presente que este poder social en determinadas circunstancias es capaz de deponer hasta gobiernos legítimamente electos, cuando por sus acciones han perdido legitimidad, como ha ocurrido recientemente en países de Sur América o sin llegar a tanto, pero si evidenciando poder, cual es el caso de los transportistas en nuestro país, que sin ser parte de los grupos empresariales familiares, han doblegado a varios gobiernos areneros.



Finalmente tenemos el poder jurídico, el cual encuentra su origen en la asamblea legislativa que crea o aprueba la legislación, en el órgano judicial que se encarga de su aplicación y en la legislación misma que es la expresión del poder jurídico en tanto que manda, prohibe o permite.



Ahora bien, para que la tesis de la toma del poder como vía para transformar la sociedad pudiera tener sentido, se requeriría no sólo contar con el poder político, sino el poder jurídico y fundamentalmente el poder militar, además de algún poder económico y aún si, los otros poderes son capaces de impedir la gobernabilidad y que avance el proceso de transformación social, la historia nos enseña de cómo el gobierno de Duarte terminó siendo derrotado, a pesar de contar con todos los poderes antes mencionados y el apoyo poderoso de los Estados Unidos, el cual se nos presenta como un suprapoder. O bien, para ser más contundentes, recordemos el caso de Allende en Chile.



Se podría contra argumentar señalando el caso de Venezuela; sin embargo, el cambio social que está logrando Chávez, sería imposible de conseguir si no tuviera petróleo, a pesar de controlar otros poderes como el político, el militar, el jurídico y en parte el social, el ideológico y el cultural. Y con todo, el régimen capitalista de







Venezuela está intacto. Ciertamente el poder económico ya no controla el poder político, ni jurídico, ni el militar. Pero la burguesía sigue teniendo el poder económico, controla parte del poder ideológico y parte del mediático y del social, lo cual puede ser crucial para el futuro de la revolución Bolivariana.



Y es precisamente la tesis que deseamos presentar: el poder central es el poder económico. O dicho en otras palabras la burguesía: no tiene poder porque controla el gobierno, sino que controla el gobierno porque tiene poder. Sus relaciones de poder se fundamentan en lo económico, pero se extienden a los otros poderes. Por tal razón es que este nuevo cuadro el poder económico pasa a ocupar el lugar central.



Poder Cultural Poder Ideológico Poder del Conocimiento

Poder Mediático Poder Económico Poder Social

Poder Jurídico Poder Político Poder Militar



En El Salvador el poder económico lo tienen unos cuantos grupos empresariales familiares, los cuales tienen relaciones económicas y familiares vinculantes. Pero además del poder económico tienen el poder mediático, directa e indirectamente, ya sea porque los propietarios de los medios de comunicación son parte de la burguesía, como también porque son los principales anunciantes, de tal manera que cualquier medio que se desalinea, sufre los efectos del corte del presupuesto de publicidad. Pero también cuenta con un significativo poder social, gracias a las diferentes asociaciones empresariales, las cuales se aglutinan en la ANEP, con lo cual forman un poderoso bloque social, que además cuenta con los medios económicos para hacer sentir y generar opinión pública a su favor.



Tales poderes les han posibilitado controlar el poder político, el militar y el jurídico, los cuales, obviamente, están a su servicio y ello se hace manifiesto, en las decisiones del Ejecutivo, en la legislación aprobada por la Asamblea y las resoluciones del Organo Judicial, así como en el servilismo de la fuerza armada. Cuentan a su vez con el beneplácito de la mayoría de las Iglesias, controlan el sistema educativo nacional a nivel medio y tienen el apoyo de algunas universidades, así como el control de algunos importantes centros culturales y de conocimiento.



Cuando observamos el inmenso poder o la diversidad de poderes que tiene la burguesía en las sociedades capitalistas como la nuestra, más que hablar de democracia, ya que el pueblo tiene muy, pero muy poco poder, lo correcto sería hablar de burgocracias. Porque la realidad lo que nos demuestra es el poder de la burguesía y no el poder del pueblo.



Si tenemos en mente esos nueve poderes interrelacionados e interactuando entre si, pero todos actuando en función del poder económico, ya que es el poder







central, resulta claro que las posibilidades de cambiar el sistema, sin alterar previamente tal sistema de relaciones de poder resulta no sólo imposible sino insensato.



Poder Ideológico



Poder Cultural Poder del Conocimiento



Poder Mediático Poder Económico Poder Social



Poder Político Poder Jurídico

Poder Militar



En el esquema anterior intentamos mostrar como existe una interrelación entre los distintos poderes que posibilitan la reproducción del sistema económico capitalista, en la actualidad bajo el modelo neoliberal, que ha impregnado la ideología, el conocimiento, la política, los medios, etc. pero igual ocurriría si fue otro el modelo que asumiera el sistema capitalista.



Mostremos algunos ejemplos de cómo esos poderes están interrelacionados e interactúan entre si, en función del poder económico. Veamos, por ejemplo, los medios de comunicación, los cuales generan opinión pública a favor o en contra de un determinado planteamiento, o sencillamente, lo hacen invisible en tanto que no lo comunican. Supongamos que el planteamiento tiene que ver con la cuestión socioeconómico. ¿Cuál será la fuente que usarán los medios de comunicación? Pues acudirán a las formulaciones de FUSADES y ¿qué es FUSADES? Pues el centro de pensamiento de la burguesía. FUSADES que si bien, no es capaz de generar conocimiento teórico, repite las formulaciones de economistas de derecha y hace estudios cuantitativos en base a cifras oficiales y recomendaciones al gobierno siguiendo el interés de la burguesía. Su ideología es claramente de derecha o pro sistema y por ello precisamente, tiene resonancia en los medios de comunicación, los cuales difunden sus visiones y sus formulaciones, las cuales obviamente son aceptadas por el gobierno, cuando son coincidentes. Pero esas visiones al ser difundidas permean a otros sectores de la sociedad. Y como resultado de todo ello se impone la visión económica neoliberal, con su culto al mercado, la privatización, la flexibilización laboral, el libre comercio, las visiones macroeconómicas, etc. Pero todo ello va acompañado de valores, como el individualismo, la competencia, las ansias de tener cosas, etc. y una visión de mundo procapitalista, porque adicionalmente se identifica democracia con capitalismo, cuando en realidad es una burgocracia. Pero además el sistema educativo nacional, repite y reproduce en las aulas esa doctrina neoliberal, con lo cual se multiplica su impacto y cierra las posibilidades de un conocimiento alternativo.







Al no existir una cultura contestaria, centros de conocimiento alternativos y con presencia mediática, gran parte de la población es prisionera de visiones que no corresponden a sus intereses objetivos, con lo cual la hegemonía y la dominación de los grupos empresariales familiares es fácilmente ejercida.



Se podrá decir que tal hegemonía y dominación no es absoluta, ya que el FMLN es una fuerza política importante; sin embargo el único poder real que poseía en la Asamblea Legislativa, en cuanto a las decisiones por mayoría calificada, ya no lo tiene. Y en cuanto al poder municipal, no lo ejerce de cara a la trasformación del sistema, en los municipios que se hacen cosas novedosas, seguramente es a pesar de la línea partidaria que está embobada con el desarrollo local.



Como también se podrá argumentar que existe un movimiento social que ha manifestado su presencia en las calles con motivo de las huelgas del ISSS o la celebración del primero de mayo o contra el TLC con Estados Unidos, ciertamente, pero no ha manifestado poder, porque no ha ganado ninguna batalla. Y como decíamos el poder social se fundamenta en la organización y nuestro movimiento social está atomizado y presa de diferencias intrascendentes, pero al fin y al cabo diferencias.



Pero además de esas intrincadas relaciones de poder a nivel interno, existe el fenómeno de la dependencia del exterior, el cual se constituye en un suprapoder en términos económicos, políticos, sociales, culturales, ideológicos y militares. En cuanto a la dependencia de los Estados Unidos, la situación de El Salvador es terrible, no sólo están las remesas, sino la deuda externa, las exportaciones e importaciones, el TLC, la inversión extranjera, el dólar, etc. La dependencia socio- cultural es fuertísima y en materia política, ya no se diga, basta con observar en términos simbólicos la imponencia del edificio que alberga a la embajada USA y el de casa presidencial. Adicionalmente no contamos con recursos naturales estratégicos que nos permitieran contar con algunos márgenes de negociación frente al imperio. Desde esta perspectiva somos poco menos que una colonia, pero padecemos todos sus males, sin disfrutar las ventajas de estar colonizados.



Teniendo en mente lo anterior, pensar en ganar el ejecutivo como medio para cambiar nuestra realidad me parece una solemne tontería. No digo que sea imposible que la izquierda accediera a la presidencia, ni tampoco que no es deseable, lo que deseo remarcar es que la estrategia es errónea de cara a transformar el sistema capitalista, si antes no se construyen relaciones populares de poder.



II. Las relaciones populares de poder





Ante una situación como la antes descrita, surge la interrogante: ¿qué hacer? Dicho rápidamente, pues, construir relaciones populares de poder en todos los







ámbitos del poder. Si realmente deseamos transformar el sistema capitalista, debemos irlo transformando desde ya, aquí y ahora, donde sea posible. Y para ello se requiere crear relaciones de poder en lo económico, en los social, en lo político, en lo mediático, en lo cultural, en el conocimiento, e inclusive, en lo jurídico. De manera tal que sin poseer poder militar se pueda neutralizar el poder de las armas, que sin haber superado la dependencia externa se pueda neutralizar su influencia, que sin haber derrotado a la burguesía se le pueda mantener quieta o, cuando menos, contrarrestar su beligerancia.



Para avanzar hacia nuestro proyecto es preciso hacer previamente un diagnóstico de lo que tenemos. Así en el campo económico tenemos la economía del trabajo, la cual opera con una lógica diferente a la del capital y por tal razón cuenta con potencialidad para crear relaciones económicas de poder, siempre y cuando se contara con un proyecto de sociedad alternativo a la capitalista, como podría ser la sociedad solidaria, y en consecuencia avanzar hacia la constitución de la economía solidaria, mediante la creación de empresas solidarias que operan con una racionalidad económica diferente a la racionalidad capitalista. Algunas experiencias de economía solidaria existen y nos están demostrando sus factibilidad, pero existen también una cantidad inmensa de comunidades organizadas donde han impulsado una diversidad de proyectos económicos, los cuales fácilmente podrían avanzar hacia una economía solidaria. Existen también un importante número de cooperativas que podrían integrarse en un proyecto solidario.



Existen también unos cuantos medios de comunicación escritos y radiales que podrían cumplir una función valiosa en términos de difundir los principios y valores de una sociedad solidaria en general y de la economía solidaria en particular.



Existen también diversas organizaciones ambientalista y feministas que podrían promover la economía solidaria como una forma eficiente de contrarrestar el daño ecológico y la discriminación de la mujer, y avanzar hacia la conformación de una sociedad solidaria.



Existen también algunos municipios en los cuales ya se está impulsando la economía solidaria y otros muchos en los cuales, se podría comenzar a impulsar la economía solidaria. Pero en la medida que los municipios ocupan un lugar clave dentro de nuestra estrategia política, preferimos desarrollar este aspecto en un apartado posterior, por ahora queremos mostrar qué entendemos por una sociedad solidaria.



Ciertamente el punto de partida hacia una sociedad solidaria es la economía solidaria; sin embargo es preciso tener un horizonte utópico que nos marque el rumbo hacia la construcción de la misma.







Un sistema solidario es obvio que exige determinados elementos ideológicos, filosóficos, culturales, institucionales, jurídicos, sociales, etc. además de los económicos. Intentaremos presentar algunos rasgos propios de una sociedad solidaria que podrían servir de orientación para promoverla.



1. Filosofía solidaria.



La filosofía solidaria parte del principio de que el respeto a la vida y a la dignidad de las personas, sin ninguna distinción, así como su convivencia armónica con la naturaleza, son los fundamentos sobre los cuales se puede construir una nueva civilización.



Los seres humanos tenemos igualdad de derechos debido a nuestra condición de seres humanos, en consecuencia no cabe ningún tipo de discriminación.



Se comprende que no es posible aspirar a disfrutar de ningún derecho, sin antes tener asegurada la reproducción material y espiritual de las personas.



Se comprende también que la verdadera realización personal presupone la realización social, de allí que el vivir en comunidad sea una premisa para la realización personal. Si la comunidad se desarrolla, nos desarrollaremos como personas individuales. El individuo debe de ser reconocido y respetado en sus derechos; sin embargo el individualismo debe de ser combatido hasta borrarlo de nuestras conciencias.



2. Cultura solidaria



La cultura solidaria deberá contribuir a preservar la memoria histórica, de tal manera que las nuevas generaciones sepan de dónde vienen, cuáles han sido la luchas que en el pasado se dieron a fin de lograr lo que actualmente se posee. Recordar todos los males que se padecieron a causa de los regímenes capitalistas que negaban todo derecho a los pueblos.



La cultura solidaria debe también de recuperar y,o preservar la identidad de nuestros pueblos, sus tradiciones, sus costumbres, sus celebraciones, sus comidas, sus formas de trabajo y de relacionarse.



En consecuencia es preciso fomentar las diferentes manifestaciones artísticas y culturales, así como nuestras tradiciones, en línea con los planteamientos anteriores.



3. Ideología solidaria







La ideología solidaria debe de fundamentarse en una visión del mundo opuesta a la ideología capitalista. El sistema capitalista, no sólo ha sido incapaz de resolver los problemas de pobreza, de exclusión social y depredación del medio ambiente, sino que los ha incrementado en el transcurrir del tiempo. Debemos rechazar la visión ideológica de que hemos llegado al final de la historia. La historia de los pueblos está por hacerse y la harán los pueblos organizados.



La ideología solidaria debe de privilegiar al ser sobre el tener. Es preferible vivir con austeridad pero ser feliz que tener mucho y ser un desgraciado. Las personas en una sociedad solidaria se valoran no por lo que tienen sino por su servicio a la comunidad.



La ideología capitalista atribuye la pobreza a la ignorancia y pereza de las personas, a sus nulas iniciativas y al poco esfuerzo; sin embargo, sabemos que esa es tan sólo una forma de justificarse y la mejor forma de demostrar su falacia es logrando el desarrollo de nuestras comunidades.



Las aspiraciones de la juventud deben estar enfocadas a la preparación intelectual y técnica, pero no como un medio para salir de la comunidad sino para contribuir al desarrollo de la misma.



La ideología solidaria debe de anteponer a los anti-valores del sistema capitalista sus propios valores, así al individualismo la cooperación, al egoísmo la solidaridad, a la envidia la fraternidad, al aislamiento la participación, al sálvese quien pueda la colaboración, etc. Estos valores deben de conservarse y transmitirse en los centros de estudio, en la familia, en la vida cotidiana de la comunidad y en la práctica social o económica.



4. Elementos de la estructura económica solidaria.



La realidad económica solidaria es una estructura compleja que exige el estudio de sus diversos elementos y siendo ésta la base que nos posibilite avanzar hacia una sociedad solidaria consideramos que es preciso desarrollarla un poco más que sus otros componentes.



4.1. Formas de propiedad de los medios de producción y circulación.



Las formas de propiedad de los medios de producción: tierra, edificaciones, maquinaria y equipo, materias primas y auxiliares, etc. pueden ser diversas a condición de que no se conviertan en un medio para la explotación de los trabajadores. Así encontraríamos propiedad personal, familiar, cooperativa y comunitaria. No obstante, por razones de justicia, en la medida que los medios de producción, diferentes a la tierra, fuesen el fruto de una donación la propiedad debería de ser social, preferentemente, comunitaria y en consecuencia los







beneficios resultantes del uso de esos medios de producción deberían de ser destinados a la comunidad.



La propiedad de la tierra en la medida que se trate de pequeñas extensiones y que adicionalmente su cultivo no exija para ser más productiva el mantener grandes extensiones unidas como las fincas de café, cultivos de caña, etc. puede mantenerse bajo la forma de propiedad personal o familiar.



Una forma de propiedad que se ajusta bastante a la nueva realidad comunitaria es la sociedad cooperativa, la cual es un híbrido entre la asociación cooperativa y la sociedad anónima, en tanto recoge elementos de la cooperativa como a cada socio un voto, igualdad de derechos, etc. pero a su vez se individualiza la propiedad en tanto cada socio posee determinado número de acciones, las cuales puede heredar o vender a otros miembros de la comunidad, bajo determinadas condiciones.



4.2. Relaciones de producción y circulación.



En la medida que la propiedad de los medios de producción sea social, cooperativa o comunitaria, las relaciones de producción serán también relaciones de cooperación y la explotación estará ausente, por más que a los trabajadores se les anticipe cada cierto tiempo una cantidad de dinero para que puedan satisfacer sus necesidades cotidianas. Tal cantidad de dinero proporcionada a los trabajadores pasa a formar parte de los costos de producción de las mercancías producidas, a la par que el resto de gastos incurridos para lograr realizar la producción.



En cuanto al excedente obtenido, diferencia entre el precio de venta y el precio de costo, los trabajadores ocupados en esa unidad productiva, al igual que el resto de la comunidad tendrían derecho a participar en la distribución del excedente, en tanto que propietarios y no como trabajadores. No obstante los destinos principales del excedente deben de ser la reinversión, la generación de nuevas empresas solidarias y la satisfacción de necesidades sociales: distracción, educación, salud, vías de comunicación, actividades culturales, apoyo a los desvalidos, etc.



Cuando la propiedad fuese personal o familiar, y la producción exigiese la participación de otras personas, siempre debería de procurarse relaciones de cooperación o de ayuda mutua. Lo importante es no dar cabida a relaciones de explotación.



Respecto a las relaciones de circulación, esto es, lo referido a la compra y venta, deberá procurarse establecer relaciones solidarias. Generando comités de comercialización que procuren obtener los mejores precios tanto al comprar como al vender, como un primer paso hacia la conformación de los almacenes solidarios. Quienes se encargarían de efectuar las compras afuera de la comunidad y las







ventas tanto al interior de la comunidad como afuera de la misma. Estos almacenes solidarios podrían avanzar hacia la conformación de toda una red, a nivel regional, municipal, e inclusive, nacional.



El volumen de las mercancías manejadas posibilitaría y exigiría mantener un sistema de control de existencias computarizado, el cual a su vez facilitaría el manejo contable centralizado de todas las operaciones efectuadas en la red de almacenes.



Actualmente, cuando la producción solidaria es poco conocida y cuyo desarrollo exige incrementar las ventas, sería necesario contar con un sitio en intenet donde se informara de todos los productos, de sus precios y a dónde hacer los pedidos. Pasos para avanzar en esto serían: crear el sitio en intenet, ubicar la información específica y dar a conocer la existencia del sitio mediante el envío de correos a los posibles clientes.



4.3. Racionalidad económica



La racionalidad económica solidaria recobra el sentido sustantivo de lo económico, en tanto que se busca posibilitar la sostenibilidad y desarrollo de la vida humana y natural que son su condición de posibilidad y su finalidad.



En consecuencia se rechaza la racionalidad capitalista de la búsqueda constante y sin límites de la ganancia, a costa de la vida humana y natural.



La racionalidad económica solidaria está fundamentada en la austeridad en el consumo y en el uso racional y ecológico de los recursos.



Se trata de una lógica de vida y no de muerte como la del capitalismo.







4.4. Generación y destino del excedente económico.



La búsqueda de eficiencia en la gestión económica no es, ni puede ser patrimonio exclusivo del capitalismo. La economía solidaria debe de buscar la eficiencia en la gestión económica a fin de generar un mayor excedente, ya que ello posibilitará su desarrollo. Pero la búsqueda del excedente, no se hace a costa de los trabajadores, ni de la naturaleza, sino empleando tecnología limpia y acorde a las condiciones sociales de las comunidades que se caracterizan, por la abundancia de fuerza de trabajo. Usando los recursos, materias primas, y auxiliares, equipo, tierra, etc. con sentido económico, sin derroche innecesario.







Importa incrementar la productividad del trabajo, en tanto esto posibilita incrementar la masa de riqueza material, esto es, la cantidad de objetos útiles de que se pueda disponer.



Pero no sólo es importante generar excedentes, sino apropiárselos. De allí la insistencia del comercio intra e intercomunitario, a fin de que el excedente generado no se vaya hacia el sector capitalista de la economía. Los términos de intercambio entre el campo y la ciudad, son desfavorab les al campo. En una economía abierta y desrregulada como la nuestra no es posible competir con ventaja en el mercado capitalista, por eso es importante crear nuestros propios mercados y acudir a los mercados capitalistas sólo cuando no exista otra opción.



El destino del excedente en la fase actual de desarrollo comunitario debe de ser, obviamente, la reinversión ello posibilitará a las unidades productivas crecer o que se creen nuevas unidades productivas, a fin de generar mayor empleo e ingresos para un mayor número de personas. Aunque sin olvidar que una parte debe de ser destinado a las acciones solidarias.



4.5. Articulación económica, intra e intercomunitaria.



La idea es que la demanda de consumo en las comunidades sea satisfecha de manera significativa por la producción solidaria. Ya sea de la propia comunidad o de otras comunidades.



La razón de ello radica en dos hechos básicos y fundamentales: primero, al demandar aquello que se produce en la comunidad, logramos que quienes lo producen lo vendan, obtengan ingresos y conservan sus trabajos. Pero sus ingresos servirán también para comprar otros bienes producidos en la comunidad, en consecuencia quienes los producen lograrán venderlos, obtener ingresos y mantener sus trabajos. La circulación de la producción ocurre al interior de las comunidades y se convierte en el motor que dinamiza la economía comunitaria. Segundo, para evitar que se vaya el excedente generado en la comunidad. Cuando compramos fuera de las comunidades, al sector capitalista, estamos sacando nuestro dinero de la comunidad y se lo estamos llevando a los capitalistas. Cuando vendemos al sector capitalista, transferimos también valor y excedente, ya que los precios que recibimos no corresponden al valor de lo producido, debido al intercambio desigual.



4.6. Naturaleza y destino de la producción



La producción solidaria debe de estar orientada fundamentalmente, aunque no de manera exclusiva, a satisfacer las necesidades básicas de los integrantes de las comunidades. Importa asegurar la seguridad alimentaria, pero también otro tipo







de bienes de consumo final de origen manufacturero, como vestido, calzado, utensilios del hogar, instrumentos de trabajo, etc.



La estrategia debería de estar fundamentada en ir logrando una sustitución de los bienes que se demandan al sector capitalista de la economía por bienes producidos en las comunidades, desde los muy sencillos como pan dulce, refrescos, “boquitas” hasta avanzar hasta productos mucho más sofisticados, por ejemplo en vez de emplear lámina de asbesto, podría emplearse teja de barro, pero producida de manera ecológica.



Importa también en el ámbito de la producción buscar técnicas que no dañen el medio ambiente y la salud de las personas, adicionalmente que sean intensivas en mano de obra, en la medida que uno de los recursos con que se cuenta en abundancia en las comunidades es la mano de obra. Adicionalmente en la medida que la producción no está determinada por la búsqueda de maximizar beneficio de unos inexistente empresarios capitalistas, sino que está orientada a satisfacer necesidades de la población comunitaria y asegurar a los mismos un lugar de trabajo que les permita vivir con dignidad.



Los productos comunitarios deben de procurar ser de calidad y durables en tanto que no se busca promover el consumismo sino la satisfacción racional de las necesidades.



En tanto la economía comunitaria está enquistada en una sociedad capitalista puede también producir para el mercado capitalista, pero buscando articularse con el comercio no capitalista y con bienes que sean demandados por los sectores populares y sólo de manera excepcional producir aquellos bienes demandados por los sectores capitalistas. Las excepciones serían cuando se tengan ventajas competitivas, cuando se participe en redes de comercio solidario y cuando existan espacios no llenados por el sector capitalista, cuales podrían ser artesanías, productos orgánicos, etc.



4.7. Relaciones de distribución y circulación



En este ámbito cabe especificar tres momentos: el actual, el de mediano plazo y el utópico. En el presente es obvio que la distribución de la riqueza generada en las comunidades se hará en base a la participación en el proceso económico y se tendrá acceso a los diferentes productos y servicios mediante su compra empleando dinero. O sea existirán relaciones comerciales tanto al interior de las comunidades como entre las comunidades entre si, actividad esta última que resulta de suma importancia desarrollar. No obstante ello, parte del excedente generado puede distribuirse en base a las necesidades de las personas, atendiendo a criterios de solidaridad.







En el mediano plazo pudiera llegar a disminuirse la necesidad de que circule el dinero en efectivo y utilizarse como unidad de cuenta, o si se prefiere de manera virtual como está ocurriendo con el colón. Muchos precios de productos y servicios en dinero se cotizan en colones, pero emplea de hecho el dólar. Aunque en lo que respecta a las compras y ventas con el sector capitalista siempre se seguiría usando el dinero, el cual vendría a tener el sentido que antiguamente tenía el dólar en nuestra economía, esto es, para comprar y vender en el exterior. Operar de esta manera tendría la ventaja de restringir las compras individuales al mercado capitalista y a su vez de restringir la circulación de mercancías producidas en el sector capitalista en el sector comunitario, ya que las personas no tendrían dinero en efectivo aunque si poder de compra en los diferentes centro de comercio solidario.



En el momento utópico los productos del trabajo habrían perdido el carácter de mercancías, el dinero ya no tendría razón de ser, ya no habría circulación sino tan sólo distribución de lo producido, atendiendo al principio: a cada quien según su aporte en trabajo y a cada quien según sus necesidades.



4.8. Consumo solidario



El consumo en las comunidades debe de estar orientado por los siguientes principios:

- Rechazar el consumismo, las motivaciones publicitarias y la cultura de marcas.

- Propiciar el consumo austero y de bienes necesarios.

- Propiciar el consumo de productos orgánicos y aquellos producidos en la economía comunitaria, rechazar productos químicos, tóxicos o con ningún valor nutricional, tratándose de alimentos. Ejes.: refrescos embotellados, boquitas (Productos Diana y similares), etc.

- Nuestro lema: Consuma y use lo que las comunidades producen. De esta

manera usted contribuye al desarrollo sostenible de las comunidades.



4.9. Trabajo e ingresos



El trabajo además de un medio para tener ingresos y así poder satisfacer las necesidades familiares, debe de ser un medio de realización personal. O sea que el trabajo no debe de ser alienado y alienante y para ello, es importante que el trabajador no sea despojado de su participación en el proceso de proyección, en las decisiones de qué, cómo y cuánto produci r.



Los ingresos de los trabajadores nunca deben de ser considerados como salarios, sino como adelantos a cuenta del producto final y deberán de ser proporcionales al esfuerzo o al aporte en trabajo, teniendo en cuenta que si bien el trabajo se cuenta por las horas trabajadas, se debe considerar también que el trabajo calificado tiene un mayor aporte en igual tiempo. De aquí se sigue la necesidad de







establecer una cierta proporcionalidad entre el trabajo simple y el trabajo complejo, lo cual podría traducirse en que los mayores ingresos nunca pudieran ser más de 4 veces, los de menores ingresos.



Aparte de esta distinción, ninguna otra debe de ser considerada, como por ejemplo las que establece el sistema capitalista en razón del sexo o la edad.



Es importante de tener claro que el trabajo más productivo es aquel que genera una mayor cantidad de objetos o de producto en igualdad de tiempo y con la misma intensidad del trabajo. De allí que si se busca incrementar la productividad, es preciso afectar las variables que tienen que ver con la productividad tales como la tecnología, la organización del proceso de trabajo, el volumen y eficacia de los medios de producción o las condiciones naturales, pero nunca incrementando la intensidad del trabajo o prolongando la jornada de trabajo.



El trabajo comunitario es la forma de acabar con la explotación, base y fundamento de los sistemas clasistas, como el capitalista, donde la riqueza de unos pocos es causa de la miseria de los muchos.



4.10. La seguridad y soberanía alimentaria.



La seguridad alimentaria debe de constituir una de las mayores preocupaciones en la vida comunitaria y esto es así porque el sistema capitalista en el cual estamos insertos poco le importa y no es remoto que en un futuro conozcamos de grandes hambrunas, las cuales podremos sortear en la medida que se vayan creando las condiciones y estemos preparado para enfrentarlas.



En consecuencia es importante preservar la producción de alimentos, procurar incrementar la productividad en la producción de los mismos, así como avanzar hacia prácticas agroecológicas que le den sostenibilidad a tal producción, ya sea por el lado de disminuir el costo de los insumos, de liberarnos de la dependencia de los mismos ofrecidos en el mercado capitalista, así como gen erando reservorios de agua y reservas alimenticias. Es importante también combatir la importación de transgénicos y rechazar el uso de semillas producidas por las empresas transnacionales.





La seguridad alimentaria también exige preservar nuestros patrones culturales en materia de alimentación, de allí que, por ejemplo, es importante preservar toda la cultura que giran en torno al cultivo y consumo del maíz.



4.11. Financiamiento: ahorro y crédito solidario.





El sistema solidario debe de procurar generar sus mecanismos financieros alternativos, ya que la dependencia financiera del sistema financiero capitalista, no







sólo se convierte en un obstáculo hacia el desarrollo, en la medida que responde a una racionalidad diferente, sino en cuanto implica transferencias de valor hacia el mismo de parte de las comunidades.



El sistema solidario ha ido generando sus propios mecanismos financieros a partir de donaciones o de créditos blandos, los cuales han permitido crear bancos comunales y cooperativas; sin embargo, estos intermediarios financieros no logran desvincularse totalmente del sistema tradicional, aunque en algunos casos se busque minimizar las relaciones financieras con la banca comercial.



La meta debería de ser crear una financiera solidaria que captara ahorros de las mismas comunidades o bien, de instituciones solidarias del exterior, a fin de ganar en independencia y a su vez captar para las mismas comunidades los excedentes propios de la intermediación financiera, esto posibilitaría aumentar la masa de recursos disponibles y se podría cubrir una mayor cantidad de usuarios.



En la fase actual que pude tipificarse como una fase de acumulación originaria o fundante del sistema solidario, el financiamiento debería de orientarse principalmente a las actividades económicas, de manera que se pudiera ampliar y desarrollar el ámbito económico: producción y circulación.



4.12. La eficiencia y trasparencia en la gestión económica.



La eficiencia en la gestión económica no debe de ser concebida como una práctica exclusiva de las empresas capitalistas, la eficiencia en la gestión económica solidtaria se vuelve, inclusive, de mayor importancia que en la sociedad capitalista, ya que los mejores y mayores frutos que se obtengan fruto de la gestión eficiente se traducirán en mayores beneficios para los miembros de las comunidades.



La eficiencia en la gestión económica productiva cubre varias etapas, las cuales pueden dividirse en preproductivas, productivas y postproductivas. La preproductivas tienen que ver con la gestión oportuna, suficiente y en condiciones blandas del crédito; como también con el aprovisionamiento de insumos necesarios y suficientes para el proceso productivo y buscando lograr los mejores precios. Así como también contar con el recurso humano necesario y calificado para la labor productiva a realizar. La etapa productiva está referida al proceso de producción donde importa evitar el derroche o desperdicio de recursos, la búsqueda por incrementar la productividad, así como la calidad de lo producido. La norma productiva en las empresas solidarias debería de ser calidad al mejor precio. Lo cual no debería de generarse a costa de los trabajadores, sino gracias a su aporte creativo y responsable, en cuanto a la búsqueda de la mejor forma de hacer las cosas, inclusive, buscando revolucionar los procesos de trabajo así como los instrumentos. La etapa de postproducción está referida al envasado, almacenado, transporte, distribución y comercialización. Procesos en los cuales se deberá







buscar preservar la calidad de lo producido, los menores costos, los mejores lugares de venta, así como la información requerida sobre los productos (propaganda). Todas las etapas exigen del auxilio de la planificación calendarizada, a fin de lograr un flujo productivo permanente o bien, el evitar el desempleo de los recursos humanos y materiales. Si el proceso productivo tiene espacios de trabajo muerto, debería de contarse con empleos alternativos para esos períodos.



La transparencia está referida al hecho de manejar procesos contables eficientes y sencillos que permitan llevar cuentas claras, las cuales periódicamente deben de ser del conocimiento de los interesados o de toda la comunidad. El esconder información es una forma de despreciar la inteligencia de las personas y por otra parte el esconder los fracasos es una forma segura de avanzar hacia el fracaso en la medida que no se permite corregir los errores.



4.13. La planificación participativa.



Su fundamento radica en el reconocimiento de que los miembros de una comunidad son los auténticos sujetos del proceso de desarrollo, en consecuencia es una forma de que los mismos experimenten una apropiación real del proceso y que por los mismo lo enriquezcan con sus aportes, lo supervisen y tengan capacidad de exigir resultados a los responsables de tal o cual actividad.



La planificación participativa en el ámbito económico tiene que ver con el qué producir, cómo producirlo y cuánto producir.



La mejor forma de acabar con un proceso solidario es convertir a los sujetos en meros ejecutores de un determinado plan elaborado por no se qué mentes omnisapientes.



4.14. La cultura económica solidaria



La cultura económica solidaria tiene que ver con el hecho de comprender la importancia de consumir los productos comunitarios, de sustituir la producción de los bienes manufacturados producidos por las empresas capitalistas hasta donde ello sea posible y de promover la producción de productos agrícolas para el consumo. Esta cultura tiene muchas ventajas, entre otras, que al consumir lo que se produce en las comunidades se mantiene esa producción y el empleo y los ingresos de los trabajadores. Pero además se disminuye el intercambio desigual entre las comunidades y el sector capitalista de la economía. Adicionalmente se recuperan hábitos de alimentación sana, nutritiva y mucho más económica.



Lo anterior implica ciertamente cambiar ciertos hábitos de consumo y recuperar, fomentar y fortalecer los hábitos propios, los cuales en materia de alimentación son más sanos en tanto que se producen con materias primas naturales y además







se cuenta con las mismas para producirlos. Estamos hablando, por ejemplo, de refrescos de frutas naturales, de horchata, de fresco de chan, de cebada, etc. De atoles a base de maíz, de piña, de piñuela, etc. De postres típicos: nuégados, pupusas, yuca con chicharón, etc. El consumir fruta de temporada, lo cual implica plantar árboles. El consumir vegetales cultivados en huertos caseros: chile, rábanos, tomates, pepinos, etc.



5. Solidaridad social



La sociedad solidaria debe de aspirar a la igualdad en la satisfacción de necesidades sociales y las diferencias familiares que pudieran presentarse debe de estar fundamentadas en el mayor esfuerzo o trabajo de las familias; sin embargo, esas diferencias nunca podrán ser abismales en la medida que las familias practiquen la cooperación y la solidaridad con aquellos menos favorecidos.



En la sociedad solidaria deben de erradicarse las diferencias y la discriminación de género. Se buscará que las diferencias religiosas, políticas o ideológicas no sean un obstáculo para la participación comunitaria y se tratará de combatir la auto - exclusión mediante la persuación y las prácticas solidarias.



La sociedad solidaria deberá proteger a los indefensos, a los débiles y a los desvalidos, de tal manera que todos disfruten del vivir comunitario y sientan asegurada su existencia y la de sus hijos.



6. Institucionalidad solidaria



A las instituciones ya existentes en el área de salud: clínicas, hospitales; educación: centros de desarrollo infantil, escuelas e institutos, sería necesario añadir a nivel regional, al menos, a) Centros de Experimentación y Formación Técnica Ecológica. En estos centros se buscaría conocer la técnica y promover el uso de energéticos alternativos (gas y energía solar); fertilizantes e insecticidas orgánicos; medicamentos naturales; reciclaje de basura y otros desechos; agroecología; nuevos cultivos y procesamiento de productos agrícolas y pecuarios; productos manufacturados en base a materias primas disponibles o que puedan producirse en las comunidades, etc.





La idea anterior es que las comunidades vayan formando entre los jóvenes a los cuadros técnicos que requieren las comunidades para su desarrollo sostenible y sustentable.



b) Centros de formación política, ideológica, filosófica, cultural, económica y jurídica. No se trata de crear técnicos, sino lograr que la mayoría de la población joven y adulta tenga conocimientos generales en estas ramas. Para lo cual se







podrían realizar conferencias y seminarios de corta duración, pero de manera constante.



c) Centros de formación contable, administrativa, financiera, de comercialización y propaganda. Tampoco se trataría de crear técnicos, sino de generar conocimientos generales que permitan hacer uso de esas técnicas.



d) Centros de formación en el área computacional. Manejo de computadoras, de programas, de sitios en internet, etc. Formación básica y elemental, pero muy necesaria en la actualidad. Esto permitiría entre otras cosas la comunicación con otras comunidades organizadas en el mundo; manejo eficiente de la economía comunitaria, el mercadeo de productos comunitarios, etc.



e) En el área económica se requiere de instituciones especializadas en el área financiera: Integrar cooperativas y bancos comunales en una Financiera Solidaria. En el área de comercialización: Centros regionales de compra y venta que articule los comités de comercialización, que explore nuevos mercados solidarios nacionales e internacionales, que busque mejores precios para las compras de insumos y productos finales, así como promover la producción y el consumo de los productos comunitarios.



8. Participación democrática.



La participación democrática en la vida comunitaria no debe de verse restringida solamente al ámbito político. La participación democrática debe cubrir todos los aspectos de la vida de una comunidad. Tengamos en mente que la mayor potencialidad de la vida comunitaria deriva de su organización y esta se manifiesta en la participación, lo cual constituye su mayor riqueza, en consecuencia debe de usarse en el ámbito económico, por ejemplo, para determinar qué producir, cómo producir, para quién producir. La sabiduría de la gente se manifiesta en su participación organizada, de allí que sea importante descubrirla y ponerla al servicio de toda la comunidad. La participación democrática tiene mucho que aportar también en el ámbito ecológico, estableciendo, por ejemplo, de qué manera se puede preservar y, o recuperar la fauna y la flora de la comunidades, o de qué manera emplearlas de manera sostenible. La participación democrática puede ser eficiente para combatir prácticas machistas, conductas desviadas como el alcoholismo, para evitar el mal uso o desperdicio de recursos; para realizar campañas de preventivas de salud, etc.



La participación democrática es la mejor forma de ir creando conciencia solidaria en las personas, la cual se traducirá en una nueva forma de vivir y convivir tanto a nivel familiar como social. Lo que hace que los procesos sean irreversibles es que sean parte de la conciencia y del vivir cotidiano de la gente. Si no actuamos como pensamos terminaremos pensando como actuamos.











7. Legislación solidaria



Cada municipio deberá establecer aquellas normativas que estimen necesarias para llevar adelante la vida en comunidad y estas deberán de estar orientadas por los principios de solidaridad, asociatividad, cooperación y unidad.



La legislación solidaria tendrá por base y fundamento el Código Municipal, el cual deberá de servir para establecer los límites y posibilidades que tiene cada consejo municipal para establecer las normativas de funcionamiento de la comunidad. Ahora bien, el Código Municipal como cualquier otra norma jurídica admite y exige adaptaciones a la realidad que es cambiante, de allí que si las exigencias comunitarias rebasan las posibilidades del Código Municipal, habría que buscar modificarlo.



A nivel de la comunidad, las asambleas comunitarias podrían y deberían también darse una serie de normas que faciliten la vida en común y que sirvan a su vez de defensa ante intromisiones foráneas ajenas a los intereses comunitarios.



Las normas solidarias con carácter de obligatoriedad deberán partir de necesidades reales o de prácticas espontáneas que se busque preservar y que a través de su reglamentación se institucionalicen hasta convertirse en formas tradicionales de vida y de conducta.



El irrespeto a la propiedad solidaria, base y fundamento de la reproducción material y espiritual de la comunidad, debería de condenarse con la expulsión del miembro o de los miembros que incurriesen en tal falta.



9. Utopía solidaria



La utopía solidaria tiene por fundamento que otro mundo es posible y que el trabajo, los esfuerzos y los sacrificios del presente, tienen como objetivo crear las bases de una nueva sociedad. Una sociedad en la cual todos logremos satisfacer nuestras necesidades materiales y espirituales, donde vivamos en armonía con la naturaleza y logremos ser felices.



Será una sociedad de hombres libres, donde el trabajo será motivo de realización personal y posibilitará satisfacer las necesidades materiales y espirituales de todos. No habrá explotación porque la propiedad de los medios de producción, así como los frutos de la producción, pertenecerán a las comunidades organizadas, las cuales conformarán la nueva sociedad solidar ia.





Habrá el suficiente tiempo libre para las actividades culturales, deportivas y de esparcimiento personal y familiar. Las drogas habrán desaparecido porque no







habrá necesidad de escaparse de la realidad, sino que por el contrario se podrá disfrutar de la nueva realidad social, económica, política y cultural. Los administradores de la cosa pública serán efectivamente servidores públicos y no autoridades, ni gobernantes. Los privilegios artificiales habrán desaparecido, los únicos privilegiados serán los ancianos y los niños.



La nueva cultura solidaria tendrá su base y fundamento en el hogar, en la familia, la cual funcionará como una auténtica comunidad o una sociedad de seres libres e iguales, sin discriminaciones, ni privilegios.



Habiéndose superado las carencias económicas y satisfaciéndose las necesidades materiales y espirituales de todos, la búsqueda de tener cosas ya no será una preocupación, ni una ocupación de nadie, con lo cual desaparecerán la envidia, el egoísmo, el individualismo, así como la inseguridad presente o por el futuro. Los traumas desaparecerán, así como el estrés y las tensiones, con lo cual muchas enfermedades de origen spicosomático tenderán también a desaparecer.





III. Los Consejos Municipales: los promotores de la sociedad solidaria



Muchos de los consejos municipales, inclusive, los controlados por la izquierda han enfocado su actividad desde una perspectiva del desarrollo local, lo cual a nuestro juicio no es consecuente con los principios revolucionarios, ya el que enfoque del desarrollo local lo que hace es reproducir a nivel local los vicios y los males del sistema, cuando de lo que se trata es de transformar el sistema capitalista.



El control de los consejos municipales por el pueblo es una forma posible y práctica de ir construyendo relaciones políticas populares y en este sentido es mucho lo que ha avanzado la izquierda; sin embargo no es posible afirmar lo mismo en término de relaciones de poder ideológicas. Desde los consejos municipales no se ha impulsado la ideología revolucionaria, porque no se han creado relaciones de poder mediáticas, a pesar de que existe toda una red de radioemisoras locales que perfectamente podrían ser utilizadas.



Tampoco se ha trabajado lo suficiente en términos de cultura y conocimiento, cuando el conocimiento y la cultura son poderes de suyo muy importantes, los cuales unidos al poder social que brinda la organización de las comunidades, son factores muy importantes para contrarrestar el poder de la burguesía.



En consecuencia, para dar los primeros pasos hacia la construcción de una sociedad solidaria, los consejos municipales deben operar una auténtica revolución en sus visiones, en sus funciones y en su actividad. Ciertamente vivimos en una sociedad capitalista, pero no será posible transform arla si en su seno no va surgiendo la sociedad alternativa. Si en el pasado se pensó que para transformar el







capitalismo había que ir de arriba para abajo, lo que ahora estamos proponiendo es ir de abajo hacia arriba. Y en consecuencia la célula básica de nuestro proyecto lo constituye la comunidad organizada y el conjunto de comunidades articuladas vendrían a conformar los nuevos municipios, en los cuales se combinaría la democracia representativa y la participativa, para la elección de los integrantes de los consejos municipales y para el funcionamiento de los mismos.



Teniendo en mente lo antes expuesto, los nuevos consejos municipales, además de cumplir sus funciones tradicionales deberán de desarrollar otras áreas, entre las cuales cabe mencionar:



a) Area de organización.

Lo tradicional en los municipios ha sido la organización de los barrios para celebrar

las fiestas patronales, lo que ahora proponemos es la organización de las comunidades, de los caseríos, de los cantones, además de los barrios, para enfrentar los problemas económicos, sociales, ecológicos, etc. Alguna organización existe ya, pero es necesario profundizarla o crearla donde no exista. Pero lo importante es transformar el sentido de esa organización, de tal manera que esas comunidades organizadas se conviertan en gestoras de su propio desarrollo con el fin de avanzar hacia la construcción de una sociedad solidaria.



b) Area de comunicación

Los consejos municipales deben de mantener una comunicación con permanente

con la población, ya sea de manera directa o mediante los medios de comunicación social, aprovechar las emisoras locales donde existan, fundarlas no existan. Crear medios de comunicación escritos, donde se informe y se forme a la población política e ideológicamente.



c) Area de formación política e ideológica

Los consejos municipales deben de promover conferencias, talleres y seminarios sobre la realidad nacional, sobre la naturaleza del capitalismo, sobre la historia de nuestro pueblo, sobre economía solidaria, etc.



d) Area económica

Este es una aspecto clave, ya que marca la diferencia con el desarrollo local, en consecuencia las municipalidades con el apoyo internacional directamente o a través de una variedad de ONGs existentes en el país deben, de promover la creación de empresas solidarias, de promover el crédito solidario y la comercialización solidaria.



e) Area del medioambiente

Con la participación de la población organizada y de las ONGs ecologistas, los consejos municipales pueden promover la conservación del medio ambiente, la promo ción de prácticas agroecológicas en la agricultura, el manejo de los desechos







sólidos, etc. Muchas actividades que realizan las municipalidades podrían realizarse mediante la participación de empresas solidarias, autogestionadas por los trabajadores, tales como la recolección de la basura, la transformación de la misma en abonos orgánicos o empresas recicladoras del plástico.



f) Area social

Preocupación especial por la juventud propiciando fuentes de empleo, espacios de distracción, así como actividades culturales. En aquellos municipios donde se trabajado en estos tres aspectos no existe delincuencia.



Pero de igual manera es importante el contar con programas de apoyo a la mujer, tales como los centros de desarrollo infantil, la capacitación de la mujer y el combate a la discriminación.



g) Area de gestión

Se podrá argumentar que para realizar todas estas actividades se requiere de

cuantiosos recursos con que las municipalidades no cuentan; sin embargo, es perfectamente posible gestionar recursos internacionales, usar algunos propios y a su vez establecer relaciones con muchas ONGs que trabajan en tales áreas para coordinar actividades, de cara al proyecto municipal.



h) Area de formulación de proyectos

Es claro que para gestionar recursos se requiere de elaborar proyectos y en

consecuencia los consejos municipales debería de contar con un área de formulación.



Para avanzar conforme a esta nueva visión de los municipios habría que redefinir muchas de las funciones de los trabajadores municipales y a su vez, cada integrante del consejo municipal podría ser responsable de cada de una las nuevas áreas de actividad, ello no sólo les permitiría contar con un trabajo remunerado permanente, sino que tendrían una actividad no sólo deliberativa, sino activa dentro del municipio.



Finalmente, deseamos señalar que para quienes se interesen en este enfoque podrían obtener mayor información en el libro publicado por el departamento de economía de la UCA: Economía Solidaria.