viernes, 9 de marzo de 2012

No piense y mire la pantalla. La lectura está herida ¡pero no de muerte!


Con motivo de la Feria del Libro en Venezuela -FILVEN 2012-



No piense y mire la pantalla. La lectura está herida ¡pero no de muerte!

Marcelo Colussi

Entre el 9 y el 18 de marzo va a tener lugar en la República Bolivariana de Venezuela una nueva edición de la Feria del Libro, la FILVEN 2012. Eventos como ese son siempre una buena noticia, y por supuesto los saludamos efusivamente.

Por lo que significan, justamente, merecen algunas reflexiones. Permítasenos empezar entonces con lo siguiente: “La televisión sin dudas es muy instructiva, porque cada vez que la prenden me voy al cuarto contiguo a leer un libro”, dijo alguna vez sarcástico Groucho Marx.

Cada vez más se constata que la lectura está en retirada y los medios audiovisuales –lenta pero irremediablemente– van ocupando su lugar. Sin caer en visiones apocalípticas ni en moralinas de “viejo regañón”, es un hecho que las nuevas tecnologías digitales centradas en lo audiovisual tienen un peso fenomenal. ¿Pueden competir un profesor con su clase magistral, o un libro, con el atractivo de una imagen colorida y en movimiento aunada a un mensaje sonoro? El resultado está a la vista: la imagen va reemplazando a la lectura. Cada vez, nos guste o no, se lee menos. Es infinitamente más fácil “bajar” información de internet, copiar y pegar, y no el ¿tedio? de pasar varias horas leyendo… Bueno, esa parece ser la tendencia dominante al menos.

¿Triunfó la imagen sobre el discurso crítico, sobre la lectura? Todo indica que sí. La lectura serena y reflexiva no desapareció, pero está seriamente enferma.

La especie humana es inteligente y realiza cosas maravillosas, por supuesto. Haber inventado estos ingenios tecnológicos que recrean virtualmente la realidad es fabuloso. Pero eso no quita que en muchos aspectos permanezca muy cerca de sus antepasados. Al igual que sus parientes no tan lejanos, los insectos voladores, la fascinación por la imagen deslumbrante es evidente. Las “luces de colores” atrapan, al igual que el bombillo eléctrico lo hace con un insecto volador. Lo prueba nuestra actual civilización basada en la imagen: televisión, videojuegos, cine, internet, pantallas de celulares. ¿Qué tiene esta tecnología de lo iconográfico que cautiva tanto?

La imagen tiene un poderoso atractivo fascinante en todo el reino animal; la psicología de la percepción e investigaciones en etología lo confirman: así como los insectos caen en la luz que los subyuga, también nosotros sucumbimos a los destellos luminosos.

¿Y la lectura crítica entonces?

Cómo será el ser humano del mañana, no lo sabemos. De lo que no caben dudas es que se está construyendo un nuevo sujeto (¿un nuevo monstruo?) que –pareciera– puede echar por la borda una actitud crítica y pensante producto de años (siglos, ¿milenios?) de maduración. Las tecnologías sirven cuando son instrumentos que facilitan la vida. Si empezamos a vivir para alimentarlas, si pasa a ser más importante la herramienta que el ser humano que la usa… ¡se hace imprescindible retomar muy en serio lo dicho por Groucho Marx! Por eso es tan importante seguir apreciando los libros, esa maravilla que sirve para hacer pensar.

Aunque cada vez más la cultura mediática y las tecnologías digitales nos vayan modelando con fuerza creciente; aunque cada vez más el “copia y pega” y la consulta rápida de “tips” decidan nuestra forma de aprender y comunicar; aunque el pensamiento crítico esté herido, quizá no de muerte, pero sí con pronóstico reservado, siendo lentamente reemplazado por una cultura de lo “light” y la superficialidad; si bien es cierto que cada vez más las nuevas generaciones crecen en un espíritu de rapidez e inmediatismo donde, por ejemplo, leer una larga novela de 300 o 400 páginas va siendo pieza de museo; pese a que, según la encuestadora Gallup –por cierto nada sospechosa de comunista– indicó no hace mucho, el 85% de lo que un adulto término medio urbano “sabe” en términos políticos-sociales e ideológicos proviene de los medios masivos de comunicación, la televisión fundamentalmente; si bien es cierto que la UNESCO vaticinó que en unas pocas generaciones toda la educación se hará en forma virtual prescindiendo del educador de carne y hueso y sin necesidad del diálogo directo; aunque estamos viviendo en forma creciente en medio de lo que se ha dado en llamar guerra de cuarta generación, es decir: un continuo bombardeo mediático irreflexivo –imágenes en muy buena medida– que nos llena día a día la cabeza con esquemas preconcebidos que nos adormecen y maniatan, donde hay “buenos” y “malos”, donde las fuerzas del capital y la modernidad ganan siempre la batalla sobre el Mal que representan los pueblos que alzan su voz –como sucede ahora en la Venezuela Bolivariana–; pese a que la consigna de nuestros tiempos, puesta en marcha por los grandes poderes que dominan la escena mundial, podría resumirse con la fórmula: “¡no piense y mire la pantalla!”; pese a todo ello….creemos firmemente que la lectura no ha desaparecido ¡ni debe desaparecer!

Por eso saludamos efusivamente la realización de esta Feria del Libro FILVEN 2012, pues representa una invitación a seguir leyendo, a seguir manteniendo el espíritu crítico, a seguir intentando ir más allá de una simplista y adormecedora cultura basada en la imagen como centro del mundo. Leer ha sido, es y debe seguir siendo un arma liberadora, un paso adelante en la titánica tarea de pararse críticamente ante la realidad, de construir alternativas, de pensar y tomarse muy en serio que “otro mundo es posible” (¡e imperiosamente necesario!, según lo vemos a diario).

El mundo actual, mundo post Guerra Fría, construido cada vez más desde poderes globales que lo deciden prácticamente todo, no hace precisamente de la reflexión crítica su bien más codiciado. Eso se reemplazó por un superficial hedonismo inmediatista donde la cultura de la imagen juega un papel clave (todo es cosmética, puro Fotoshop e imágenes siliconadas: no piense y mire la pantalla). ¡Pero la lectura no ha muerto, ni debe morir! Por eso es tan importante saludar eventos como una Feria del Libro (¡cuánta razón tenía Groucho!....)

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