jueves, 22 de marzo de 2012

¿Por seguir escribiendo sobre Monseñor Romero?



Por Renán Argueta

«Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos.

Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: «No matar». Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla […] En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión».
La vigencia de su legado
Las palabras anteriores, dan muestra del fiel compromiso de Monseñor Romero con la feligresía y con el Pueblo Salvadoreño. Dichas palabras fueron pronunciadas un día antes de la muerte del Sacerdote del Pueblo. No se trata de caudillizar su imagen o de convertirlo en una figura de idolatría; sino más bien de reconocer por qué el legado de Monseñor Romero sigue vigente, y además la importancia de su mensaje emancipador y desde luego como ha pasado a formar parte de la identidad nacional pues con su mensaje de fe, esperanza, amor, reconciliación y liberación tocó a las más ennegrecidas conciencias llenas de odio, y que en aquel momento impulsaban un proceso escalonado de represión. Sin embargo, no hay que perder de vista que su imagen no debe ser cooptada ni usufructuada por nadie; en este sentido el FMLN debe dejar esta práctica que inclusive ha obstaculizado el proceso de beatificación. De la misma forma que Mauricio Funes, usó la imagen de Monseñor durante la campaña presidencial del 2009; de quien decía ser devoto y seguir su mensaje.
Sin lugar a dudas, Monseñor Oscar Arnulfo Romero es el Salvadoreño más universal. Caracterizado por si discurso liberador y cuestionador; Monseñor Romero dio un salto cualitativo al dar un giro significativo en su prédica luego de su arribo de Roma; su opción preferencial por las y los pobres le llevó a ganarse verdaderos enemigos dentro de las estructuras de poder de la época. Sobre todo de la extrema derecha, y sobre todo se ganó amenazas de muerte, tanto directas como publicaciones de su nombre en “listas negras” que eran manejados por grupos de extrema derecha vinculados al ahora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) actual partido de Oposición; y a su fundador Roberto D´Abuisson Arrieta.
La importancia de su legado radica en el llamado a los diferentes sectores de la Sociedad a buscar la reconciliación, en un momento en el que la guerra civil de forma abierta se avecinaba y las tensiones estaban en su momento de mayor algidez; algunos historiadores ubican la muerte de Monseñor Romero, como la gota que derramó el vaso. Su mayor logro fue justamente transmitir un mensaje universalmente liberador, que tuvo mucha importancia al momento de la Organización Comunitaria, pero además sus mensajes provocaron el nacimiento de la conciencia en muchos y muchas compañeros y compañeras que formaron parte de las Comunidades Eclesiales de Base de El Salvador (CEBES) pero además también de combatientes que decidieron tomar las armas y organizarse por las injusticias vividas en El Salvador, sobre todo después del martirio de Monseñor Oscar Romero.
¿Qué debemos exigirle al Gobierno y al FMLN?
En 1979 Monseñor fue nominado al Premio Nobel de la Paz, además de haber recibido una serie de reconocimientos. En 2010, por unanimidad –exceptuando los votos de ARENA- el 24 de Marzo fue declarado Día Nacional de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, por parte de la Asamblea Legislativa y el 21 de Diciembre de ese mismo año la Organización de las Naciones Unidas, en sesión plenaria, declaró el 24 de Marzo como Día Internacional para el Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas.
Si bien es cierto, el actual gobierno ordenó se realice una seria investigación sobre la muerte de Monseñor Romero. Lo cierto, es que el proceso de resarcimiento para el Pueblo Salvadoreño debe ser una cuestión permanente y no temporal, en ese sentido la investigación sobre el asesinato del mismo, impulsarse de forma seria; no solo para castigar a las y los responsables del asesinato del religioso, sino además para resarcir al Pueblo Salvadoreño que es la mayor víctima de semejante crimen y que en la actualidad continúa en total impunidad. 

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