jueves, 9 de septiembre de 2010

USAC:Breves Aportes para pensarnos (Escuela de Historia) frente al proceso de reforma Universitaria.

Breves Aportes para pensarnos (Escuela de Historia) frente al proceso de reforma Universitaria.



Luis Bedoya

Las actuales Escuelas no Facultativas devinieron en unidades académicas a partir de procesos políticos que desembocaron en desprendimientos de antiguos departamentos adscritos a facultades; otras, fueron creadas más recientemente para cubrir demandas académicas diversas. En cualquiera de los casos, las Escuelas no Facultativas quedan fuera de la institucionalidad contemplada en la Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos, pues esta es anterior a ellas. Es decir, no forman parte del gobierno de la Universidad y, a excepción de los egresados, quienes votan en los colegios de profesionales, no participan de la elección de la máxima autoridad universitaria. Su estatus las coloca en una suerte de unidades de segunda categoría pues, además de las limitantes de derechos políticos, enfrentan limitantes presupuestarias que limitan el desarrollo de sus actividades académicas y de extensión de una forma más amplia, o cuando menos de igual forma que las facultades. Más complicada aun es la situación de los Centros Universitarios Regionales.

Recientemente, como el año 2008, coincidente con la campaña electoral para la rectoría, periodo 2010-2014, se gestó un movimiento en pro de la conversión de las escuelas no facultativas en facultades. La medida supone que estas, al igual que los centros universitarios regionales adquirirían los derechos políticos de elegir y formar parte del gobierno de la Universidad además de resolver las dificultades presupuestarias. El mencionado movimiento estuvo encabezado por Directoras/es de Escuelas, acompañados de algunos grupos estudiantiles. Luego de varias actividades publicas y un plantón frente a la Rectoría para exigir la conversión de las escuelas a facultades, el movimiento, como es usual en estos procesos que se levantan en épocas de campaña electoral, salió de la escena publica universitaria al poco tiempo.

Voces críticas, conocedoras de la realidad de nuestras unidades académicas, sin oponernos, mostramos escepticismo con tan generosa proposición. Además de cuestionar el carácter y el tiempo en que se gestó el movimiento (direccionado por los estamentos en el poder, en temporada electoral), señalamos las limitaciones del planteamiento. En el caso de la Escuela de Historia se señaló que, más que una cuestión de representatividad y de acceso a recursos financieros (a los que no se acceso con el simple hecho de formar parte del Consejo Superior Universitario), los retos de la Escuela de Historia y demás Escuelas de Ciencias Sociales y Humanas, son de condiciones (institucionales y epistemológicas). Es decir, de la fragmentación disciplinar (disciplinas entendidas como conocimientos cerrados auto referenciados) y la inexistencia de marcos referenciales comunes que articulen la producción y reproducción de las ciencias sociales y humanas en la Universidad Pública.

Las mediadas de hecho realizadas por EPA, para que se restituyan derechos estudiantiles arrebatados por la modificación del artículo 82 de la Ley Organiza de la Universidad de San Carlos, que norma la elección de los Vocales I y II de las Juntas Directivas de las Facultades, rebasaron la coyuntura y nos colocan frente a una problemática de carácter estructural; asistimos a un momento histórico específico en la Universidad en el que los intersticios de lo estructural y lo coyuntural presentan un escenario favorable para la acción transformadora de la universidad el marco de la educación superior pública de cuyo latinoamericano. El movimiento levantado por EPA contiene anhelos largamente acariciados y descontentos igualmente compartidos; dejó ya de ser una cuestión estudiantil para involucrar a otros sectores tanto en la universidad como fuera de ella.

En este contexto, en el que se avizora una solución estructural, para una problemática estructural, se hace valido plantearse las siguientes interrogantes: ¿qué tipo de reforma universitaria de propone?; cuál es el alcance de esta ¿se limitará a las posibilidades definidas por la actual Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos?, o por el contrario ¿se planteará la necesidad de una nueva Ley Orgánica?; de ser la segunda opción la preferida, ¿están dadas las condiciones internas y en el Legislativo para sacar una empresa de éstas, con éxito?. Estas son interrogantes básicas, previas a cualquier interno de Reforma Universitaria, pues definen el marco de acción.

En el mismo marco, refiriéndonos a la situación de las Escuelas no facultativas y a los Centros Universitarios Regionales, cada cual en su especificidad, deben abordarse cuestiones que no aparecen en las demandas de EPA pero que son sentidas y que es su momento, nutrirán la agenda de discusión.

En un escenario conservador, deben solventarse las siguientes cuestiones:

(a) Las limitantes en el ejercicio de la representatividad y el gobierno universitario.

(b) El estatus político ¿continuarán siendo escuelas y centros regionales con derechos políticos o se convertirán, las escuelas en facultades y los centros universitarios regionales en una cosa nueva?.

(c) La desigual distribución del presupuesto universitario.

(d) La centralización y concentración de funciones y decisiones.

Ahora bien, si la correlación de fuerzas interna favorece visiones más integrales, que superan las formalidades del poder, se esperaría que la discusión toque aspectos más profundos, como por ejemplo:

(a) La concepción del conocimiento en la universidad publica. Esto tiene que ver con dos aspectos fundamentales de la organización, producción y reproducción del conocimiento:
1. con la herencia colonial de los paradigmas que contribuyen a reforzar la matriz epistémica de las ciencias sociales y de las humanidades (pensamiento disciplinario, hegemonía de los saberes técnicos por sobre la formación humanista de los universitarios, estructuras canónicas, etc.), y;
2. con la forma en que se organiza la institucionalidad de la universidad (facultades, escuelas y centros universitarios regionales), pensada para resguardar epistemes y administrar conocimientos según especialidades.

El asunto nuevamente es: es posible que la universidad integre la complejidad de la realidad al mismo tiempo que flexibiliza estructuras y programas de formación e investigación (entre carreras, departamentos y/o facultades). Dicho de otra forma, ¿romperá la universidad con la disciplinariedad y el mono culturalismo?, herencias de origen.

(b) En el caso de las Escuelas no facultativas de ciencias sociales y humadas el desafío es repensar los paradigmas y la institucionalidad actual, procurando superar la fragmentación y el aislamiento disciplinar. Al respecto debe valorarse la posibilidad de una facultad de ciencias sociales y humanas que aglutine y procure cierta unidad a los saberes sociales y humanos en la Universidad Pública, al mismo tiempo que contribuya a generar estructuras y prácticas que favorezcan el intercambio cognitivo entre las ciencias sociales y humanas y otras formas no académicas de producción de conocimiento sobre lo social y lo humano.

Está claro que estamos no en un momento, sino en el momento para hacer transformaciones. La solo idea de un Congreso de Reforma Universitaria es por demás sugestiva. El abanico de posibilidades es amplio; las opciones pueden ir desde el desacomodo de fuerzas, la reforma a la actual estructura, hasta la posibilidad de pensar un nuevo modelo de universidad que supere la universidad liberal. Echado a andar el proceso, la capacidad para construir hegemonía que desarrollen los sectores críticos es vital para determinar el futuro de la Universidad Publica. En el caso de las ciencias sociales y humanas es también, el momento para romper con la disciplinariedad, superar el euro centrismo, acercándonos al pensamiento complejo.

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En el interior de un ámbito de mariposas
sintió la presencia de
alguien y levantó la cabeza.
Arriba, entre la luz, el techo de la selva

estaba agobiado por una floración temprana de primavera.
Hacia el sur, en efecto,
presintió su jubilosa estrategia transparente.

Mario Payeras.

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