miércoles, 15 de septiembre de 2010

En torno a la hipocresía y el alcohol

Editorial YSUCA
En torno a la hipocresía y el alcohol




Durante casi todos los largos años de la colonia las autoridades de lo que hoy es El Salvador hablaron duramente contra el alcoholismo y los desmanes que a partir de este vicio se cometían. Durante el siglo Diecinueve, los gobiernos independientes mantuvieron básicamente el mismo discurso. Pero lo interesante es que mientras se denostaba al fatal guaro, el propio Estado tenía el monopolio de la fabricación y venta del mismo. Y como la venta del licor dejaba buenas ganancias, el propio estado y sus gobernantes perseguían con denuedo la competencia ilícita de los productores artesanales del aguardiente clandestino, universalmente conocido en el campo como “chaparro”. En las quejas y críticas contra el alcohol se mencionaba con frecuencia que a causa del alcohol se cometían asesinatos, se multiplicaban las reyertas y se ponía en peligro la convivencia pacífica. Pero la venta no se detenía. En el interesante estudio que publicó la Superintendencia de Competencia sobre los monopolios en el Salvador puede encontrarse infinidad de datos sobre la soberana hipocresía de los gobernantes de aquel entonces.


Desde comienzos del siglo Veinte, el Estado fue abandonando el monopolio de la fabricación de alcoholes. Pero la hipocresía en torno al alcohol se sigue manifestando hoy en el tema de los impuestos. Cada vez que se toca al alcohol se originan unas discusiones que muestran la enorme hipocresía que hay detrás de muchos de los planteamientos defensivos de los licores o la cerveza. En El Salvador el licor y la cerveza siguen estando detrás de muchas muertes y accidentes. Los homicidios no vinculados a la delincuencia, sino a lo que se suele llamar la violencia social, tienen con frecuencia relación con el alcohol. Los celos, las cóleras, los deseos de venganza, todo se acelera con el alcohol cuando este se toma en exceso. Y abuso de alcohol ya sabemos que lo hay en todos los estratos sociales. Heridas, golpes, fruto de reyertas y peleas callejeras, dejan costos graves tanto de tipo laboral como en la salud. Y eso por no hablar del daño sicológico, tan sensible para una sana vida familiar y social.


Pero no queda ahí la cosa. Los accidentes de tránsito no son ajenos al consumo de alcohol. El índice de muertes por accidente de tránsito llega a 26 por cien mil. Que en términos de las mediciones que suele hacer la Organización Panamericana de la salud equivale a una auténtica epidemia. Epidemia que por supuesto, y a pesar de ser crónica, ni es tomada en cuenta ni preocupa mayormente a las autoridades. Y en esa epidemia de la muerte por accidentes de tránsito, el alcohol juega muchas veces un papel protagónico. Pero cuando se le quiere castigar, bien cerrando las ventas de alcohol a las 12 de la noche, o bien subiéndole los impuestos, surgen las protestas como si se estuviera hundiendo la economía nacional. Y, lo más triste, incluso se manipula al sindicalismo de empresa para que en la práctica justifique y premie un negocio que hoy por hoy, con las condiciones legales, culturales y organizacionales de El Salvador, cuesta demasiado dinero a la población y crea demasiado dolor y muerte.


No son los negocios los únicos causantes de muchos de nuestros accidentes y muertes, pero unidos a otros diferentes factores contribuyen a aumentar el dolor del pueblo salvadoreño. Pagar más impuestos es una cuestión de responsabilidad social por lo menos. Y desde la ética un resarcimiento mínimo y totalmente necesario por el mal que contribuyen a causar. La subida de los impuestos, cerveza incluida, es indispensable. Lástima que entre nuestros diputados siempre la cobardía, el interés o, en este caso el gusto, al menos para algunos, los empuja a hacer rebajas frente a las propuestas de un impuesto decente.











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"Cuando la situación histórica se define en términos de injusticia y opresión, no hay amor cristiano sin lucha por la justicia" (I. Ellacuría, 1977)

16 de noviembre de 2010, XXI aniversario de los mártires de la UCA

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