Por José Antonio Roche
Mucha gente, aunque haya trabajado cerca de ella, se va a sorprender cuando les diga que Ernestina David, Tina, es hondureña. Pasa muy bien por cubana, no tiene un deje al hablar que haga marcar alguna diferencia, y como los que llevamos muchos años en comunicaciones le hemos visto crecer sus hijos, no reparamos en ello hasta hace dos días cuando, con toda su fuerza, ha sacado la bandera de su país natal. Y desde su puesto, con llamadas, correos, denuncias a periodistas y a amigos, trata de poner su granito de arena a la recuperación de la institucionalización perdida en su país.
Durante estos días me ha reenviado mensajes de amigos maltratados, de periodistas desaparecidos, de medios de comunicación cerrados que he ofrecido como material de trabajo a mis colegas Marina Menéndez, Juana Carrasco, Arleen Rodríguez, a los compañeros del Portal Cubasí, quienes han podido indagar y confirmar la brutalidad del actuar de las fuerzas armadas hondureñas al reprimir y enfrentar al pueblo, y lo peor el increscendo de la espiral de violencia que la insostenible situación va creando.
Tina comienza a contarme de su vida y atrapo este testimonio que quiero compartir en estos difíciles momentos para los pueblos de América con nuestros compañeros:
“Desde pequeña conozco y he sufrido todo tipo de atropellos por las dictaduras, mi papá fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Honduras, se ha escrito mucho sobre su vida revolucionaria, el fue uno de los que organizó la huelga del año 1954, muy famosa porque los campesinos, lograron aumentos de salarios y ser reconocidos por las bananeras de la United Fruit Company, la famosa “mamita yunai”, que tanta sangre ha arrancado a nuestra tierra.
En 1963 hubo un golpe de estado parecido, era otra época, no contábamos con el apoyo de una izquierda latinoamericana sólida, las fuerzas de derecha pretendían aislar a Cuba. No había ni ALBA, ni nuestra memoria tenía las dictaduras sangrientas de Chile de Argentina, por eso no podemos volver atrás. A mi papá lo vinieron a buscar a la casa en Progreso, dos camiones de soldados y nosotros nos encerramos en la casa, al no verlo se fueron y se robaron libros y destrozaron la cocina.
Desde ese momento los hijos de los dirigentes revolucionarios corrían peligro y nos mandan a un grupo de nueve, entre ellos yo de 15 años y mi hermana de 13para la ex Unión Soviética, donde estudiamos y pasamos la juventud en un internado internacional de niños de Ivanovo, ciudad cerca de Moscú. Después hice en la Universidad de San Petersburgo, otrora Ciudad de Leningrado, tres años de periodismo y por enfermedad no continué.
Me casé allá con un cubano padre de mis niños, Sendick y Rodney (Sendick trabaja en la Vicepresidencia de Tecnología de la Información. En Cuba perfilé mis estudios de traducción y desde el año 1982 trabaje en el MIC de traductora de ruso en la asesoría del Ministro. Allí trabajé por años junto a los compañeros, cuando se funda ETECSA me incorporé a la Dirección de Inspección (ahora Departamento de Control a las Tecnologías y los Servicios) perteneciente a la Dirección de Control y Prevención.
Estando hace un mes en Honduras cuando fui a ver a mi mamá que estaba enferma, por el Canal Nacional 8 estaban entrevistando a un amigo de mi papá (Pedro Brisuela) que se estaba postulando para alcalde de la comunidad, y ponen el teléfono en la pantalla para que el pueblo opine, y yo de atrevida lo llamé, figúrate se ve y se oye a nivel nacional. Y le digo quien soy (Ernestina David) el apellido David es único en Honduras y conocido por mi papá Gabriel David, y al reconocerme me respondió: eres la hija del viejillo?
Le digo que estoy en Honduras, que pronto me voy y que le deseo que siga expresándose bien sobre todo el proceso y apoyando la cuarta Urna. El periodista que lo entrevistaba le pregunta y porque vivo en Cuba, y dice el periodista esto me huela a izquierda, decir Cuba en muchos medios de comunicación es decir claro comunismo que puede ser una palabra mala en la manipulación a que tienen sometida a la gente.
Hoy gracias a la gentileza de mis compañeros pude hablar con mi hermana, ella es médico en Tegucigalpa, allá también está un hijo mío trabajando, estaba desesperada por saber de ellos.
Al comienzo de haber llegado a Cuba en el año 1975 no podía ir a Honduras, porque el que llegaba allá lo desaparecían, así que en este año 2009 caímos en lo mismo. Expreso solidaridad y acompaño desde acá al pueblo hondureño en la lucha por su soberanía, autodeterminación y el cambio social y en su resistencia contra el imperialismo, el neoliberalismo y la usurpación del poder.
Mi hermana ha tenido que ir con mucha dificultad hasta el hospital donde trabaja, me contó que el pueblo está en las calles, insultan a los golpistas, hay un clima de ingobernabilidad y desobediencia, hay mucha gente que no se ha movido de frente al palacio presidencial hasta que el Presidente Constitucional sea devuelto al lugar donde el pueblo lo colocó.
Allí iba a ver el pasado domingo una votación popular a favor de los programas sociales, si yo hubiese estado allá seguramente hubiera votado por la propuesta de Zelaya, por los sueños de Honduras. Tengo dolor en mi pecho y confianza en el futuro de mi pueblo, no podemos echar para atrás”.
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