martes, 30 de junio de 2009

Días de vergüenza

Días de vergüenza

Luis Armando González

Los latinoamericanos estamos viviendo en estos días una terrible vergüenza, con los hechos violentos que se están sucediendo en Honduras a raíz del golpe de Estado en contra del presidente Manuel Zelaya. Porque lo que pasa en Honduras no sólo es asunto de los hondureños ni sólo asunto de los centroamericanos, sino del conjunto de pueblos de América Latina. A todos debe avergonzarnos ver a la soldadesca atacando a un pueblo desarmado, empeñado en defender el marco constitucional violentado por la fuerza de las armas.

Esa soldadesca es una bofetada a la civilidad y la razón. Es una bofetada a los sueños de quienes, en el pasado reciente de los pueblos latinoamericanos, se lo jugaron todo –incluso la vida— por construir sociedades mejores, más justas, solidarias y democráticas. La bota militar vuelve a interponerse en el camino que conduce a la realización de esos sueños; nuevamente, los fusiles del ejército apuntan y disparan contra los hijos e hijas más valientes de esta nuestra América.
Los militares hondureños son en estos momentos una de las mayores vergüenzas para los latinoamericanos. Soldados, jefes y oficiales están quedando por lo más bajo en honor y dignidad. Lo mismo la cúpula militar, que al deshonor y la indignidad añade la traición más abyecta contra su comandante en jefe.

Pero no sólo se trata del gorilismo militar. La peor lacra está formada por esos líderes políticos –y sus aliados en los medios de comunicación de derecha— que se han hecho del poder valiéndose de la fuerza y las trampas más sucias. Son unos verdaderos fascistas, que no sólo ven como héroes a quienes, con el fusil en la mano, doblegan a personas indefensas, sino que llaman a la unidad de la familia hondureña cuando la desangran con ráfagas de ametralladora.

Esa lacra es peor que el gorilismo militar, porque tiene la habilidad de manipular la conciencia de quienes están acostumbrados a obedecer. Más que los militares, los grandes enemigos de la democracia hondureña –centroamericana y latinoamericana— son esos políticos, empresarios, intelectuales y periodistas que sólo aceptan la democracia en tanto que no vulnere su poder y privilegios. Cuando esto sucede –o está a punto de suceder— no dudan en sacar sus garras autoritarias y fascistas.

En El Salvador tenemos nuestras propias lacras. Ya han alzado la voz defendiendo el golpe de Estado en Honduras y, en algún caso verdaderamente bochornoso y estúpido, rindiendo honores a los militares hondureños. Quienes en El Salvador han defendido estas posturas –como es el caso de Luis Membreño— nos avergüenzan a todos, son nuestra propia fuente de bochorno. Son los que no dudarían un instante en celebrar que el pueblo salvadoreño fuera masacrado por sus militares.

No hay comentarios: