viernes, 25 de junio de 2010

Trabajadores de Honda en China muestran el camino

Escrito por Marcos Margarido - PSTU
Viernes 18 de Junio de 2010 01:53
Después de dos años de relativa calma, la clase obrera china vuelve a las páginas de los periódicos, con noticias sobre huelgas ocurridas en la región del delta de Río Amarillo, sudeste de China, una de las más grandes concentraciones fabriles de todo el mundo.
El actual crecimiento de la economía china llevó al aumento de la inflación, sobre todo de los precios de los alimentos, volviendo insoportable vivir con los bajos sueldos que hay en el país. A la vez, la mayor facilidad para conseguir empleo, aliada a la reducción de la mano de obra disponible, impulsa los trabajadores a la lucha.

Algunos ejemplos muestran el carácter actual de las movilizaciones obreras. En la Merry Electronics, localizada en Shenzhen, en el subdistrito de Dalang, una manifestación con más de mil trabajadores conquistó un aumento de salarios de 22%, pese a la represión policial.

En China central se repite el mismo fenómeno. En la Brother Industries, fábrica de máquinas de costura situada en Xi'an, 900 obreros cruzaron sus brazos por varios días hasta que los patrones japoneses concordaran en abrir negociaciones por aumento salarial.

La larga tradición de lucha de las mujeres chinas también se hizo presente. Más de 20 trabajadoras de una fábrica algodonera privatizada, en Henan, fueron presas, acusadas de “parar la producción”, después que 5.000 obreras y obreros realizaron una huelga de 2 semanas, reivindicando un incremento salarial, pago de vacaciones y bono conforme la ley, y jubilación por enfermedad ocupacional.

Las huelgas en Honda

Sin embargo, las huelgas más importantes desde el punto de vista político y económico han sido realizadas por los trabajadores de las cinco unidades de Honda en China. La primera, ocurrió el 21 de mayo, en la fábrica de trasmisiones de Foshan. Los 1.900 trabajadores pararon la producción, liderados por un joven de 23 años, forzando el cierre de las cuatro unidades de montaje, debido a la falta de transmisiones. Exigían un aumento de salarios, que varían desde 150 dólares y 220 mensuales hasta 300 y 370.

Tomada por sorpresa, Honda ofreció, el 31 de mayo, un 24% de aumento. Sin embargo, pese a la enorme presión ejercida por funcionarios del gobierno y miembros de la burocrática Federación de Sindicatos de China, la huelga se mantuvo. Finalmente, el 4 de junio, los trabajadores aceptaron una propuesta de 34%, elevando los sueldos medios a 300. Se estima una pérdida de producción de 3.000 vehículos diarios durante la huelga.

La victoria conquistada en la fábrica de trasmisiones entusiasmó los trabajadores de las otras unidades. El 7 de junio, dos fábricas de autopartes entraron en huelga, obligando nuevamente al cierre de dos plantas automotrices. Después de 3 días, Honda anunció un acuerdo con los trabajadores de una de las fábricas, sin mencionar los detalles.

El 9, se inició la huelga más importante en Honda Lock, en Zhongshan, con 1.700 trabajadores (más de la mitad mujeres). Los trabajadores exigieron, además de un incremento salarial de 89%, el derecho de construir un sindicato independiente de la Federación Sindical. Para ello, eligieron delegados de base de cada sector, organizando una Comisión de 20 miembros para negociar con la gerencia.

En esta unidad, de trabajadores con poca cualificación, el sueldo es de sólo 132 dólares mensuales. Además, el régimen de trabajo es brutal: los trabajadores son obligados a estar 8 horas de pie en sus puestos, sólo pueden ir a los servicios mediante un pase dado por el encargado y tienen prohibidos de conversar durante la jornada (una práctica normal en varias fábricas). Además, las mujeres sólo pueden trabajar sentadas en el último trimestre de embarazo.

La reivindicación de libertad sindical ciertamente condujo la patronal a una dura respuesta, con la contratación de rompehuelgas, el lunes 14 de junio. El reclutamiento se hizo con el apoyo del gobierno local, socio de la fábrica Honda. La huelga fue suspendida, debido a la amenaza de despedir a los que no volvieran al trabajo. Sin embargo, una sorpresa aguardaba a los capataces japoneses con sueldos 50 veces mayores que los trabajadores chinos: estos últimos amenazaron reanudar la huelga si el aumento concedido (cerca de 20% entre sueldo y ayudas) no alcanzara su reivindicación. De momento, el conflicto sigue sin resolverse.

La lucha por la libertad de organización sindical

Los trabajadores de Honda ya lograron una primera conquista: organizarse en forma independiente de la Federación de los Sindicatos de China, con la formación de una Comisión elegida por la base.

Desde la huelga de la fábrica de trasmisiones, hubo conflictos entre los dirigentes del sindicato local y los obreros, que no querían ser representados por un sindicato completamente subordinado al Partido Comunista Chino (PCCH), que gobierna el país para favorecer a la burguesía local (surgida del seno del propio partido comunista) y el imperialismo, sobre todo el norteamericano. Según los obreros, el sindicato es “inútil”.

Sin embargo, en la última huelga, hubo un salto de calidad, a partir de la reivindicación de reconocimiento de un sindicato independiente. La empresa respondió afirmando que aceptar esta demanda sobrepasaba su autoridad y recomendó a los trabajadores llevarla al gobierno. Este último, obviamente, está en contra de cualquier organización obrera que se construya por fuera de su control.

Y, aunque algunos representantes elegidos hayan sido obligados a esconderse para no ser presos, la continuidad de la movilización en la fábrica de Honda Lock muestra que la organización de los trabajadores ya dio sus primeros frutos, cuyo ejemplo puede soplar nuevos vientos en el movimiento obrero chino.

No hay comentarios: