martes, 19 de enero de 2010

Las libertades del general

Editorial YSUCA




Las libertades del general






El ministro de defensa y general de división David Munguía Payés ha solicitado esta semana pasada mayor libertad del ejército en el combate contra la delincuencia. Sus declaraciones son escandalosas. Por un lado afirma que hay normas que se deben cumplir y por otra expresa su deseo de más libertad. El significado de esa frase es lo suficientemente inquietante como para que los diputados de la Asamblea Legislativa le llamen para que la explique. Al fin y a cabo los diputados son los representantes del pueblo y nadie en el Ejecutivo debe dar declaraciones confusas sobre temas claves, como son la institucionalidad y la legalidad, sin que sea interrogado por el poder legislativo.


Las razones para interrogar al Ministro de Defensa son evidentes. Desde que el ejército ha salido a la calle la criminalidad no ha descendido en el país. A pesar de que el ejército no hace labor de largo plazo, sino de corto plazo y coyuntural, limitada en el tiempo, los efectos no se notan en las cifras que sufre el ciudadano. Las quejas no disminuyen y hasta ahora no ha habido ningún medio de comunicación que diga que las cosas han mejorado gracias a la presencia del Ejército en las calles. En otras palabras, que el aporte ha sido sumamente escaso, si es que lo ha habido.


Sin embargo se han multiplicado las quejas por la conducta de los soldados. Incluso algunos de los miembros de la PNC se han vuelto más abusivos. Se podrían mencionar bastantes casos, pero para muestra valga un botón. En la zona de Popotlán un joven con tatuajes, perseguido por un grupo de tarea conjunto, ejército y PNC, saltó por encima del tejado de una casa y se escondió en el baño que dicha vivienda tiene en el patio trasero. Policías y soldados llegaron inmediatamente y exigieron entrar en la vivienda. El dueño no se opuso, colaboró con el grupo y cuando encontraron al fin al presunto delincuente procedieron primero a golpearlo, ya indefenso y capturado, delante de la familia que habitaba en la vivienda. Posteriormente se llevaron también preso al dueño de la vivienda, acusándolo de asociación ilícita. A este último el juez lo soltó a los tres días por falta absoluta de pruebas.


Si ésta es la libertad que pide el general Munguía, por mal camino vamos. En esta casa de Radio, y en la UCA en general, nos hemos cansado de repetir que la solución al problema de la delincuencia es simultáneamente una tarea social, técnica y colegiada. Social en el ámbito del desarrollo equitativo y en la eliminación de la marginación y la exclusión, así como de las grandes, injustas y graves diferencias sociales. Técnica mediante el aumento en número del cuerpo policial, mejoramiento sistemático de su formación y entrenamiento, y mucha mayor insistencia en la investigación y en la elaboración de la prueba científica. Colegiada a través de la adecuada coordinación, formación y diálogo permanente entre todos los operadores de justicia, policías, fiscales y jueces.


El ejército no tiene nada que ver con esos temas y no debe meterse en ellos. Y si aún encima el ministro de Defensa, que tampoco parece saber gran cosa de seguridad ciudadana, empieza a pedir libertades, la cosa se complica. Porque hasta ahora las libertades que se toman los grupos de tarea conjunta van más bien por el lado del abuso que por cualquier lado responsablemente serio en la investigación del crimen. Los militares tienen demasiado presente en su historia la tendencia a utilizar el máximo de fuerza, incluso ilegal, para enfrentar al enemigo. Y el problema de la delincuencia en El Salvador no es un problema de utilización de fuerza bruta sino un problema de inteligencia policial y mejoramiento de la institucionalidad. La presencia de soldados al lado de los policías más parece embrutecer a algunos de los policías que aportar a la solución de nuestros problemas. Los deseos de libertad del general Munguía poco tienen que ver con la seguridad ciudadana. Y por lo que vemos, tampoco tienen mucho que ver con los Derechos Humanos.

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