Escobar Alas, Cristiani y la extorsión de votos
Soy totalmente lego, en ambos sentidos, no tengo órdenes clericales y soy muy falto de letras en asuntos religiosos. No obstante como a cualquier otro la actitud del ayatolá metropolitano José Luis Escobar Alas me ha sorprendido, su integrismo antihomosexual es absoluto que lo ha conducido a abandonar toda discreción y se ha volcado al campo político con toda la mala fe (sin juego de palabras) de los politiqueros criollos. Llama a la derecha a emplear el chantaje para obtener una innecesaria reforma constitucional: ninguna ley salvadoreña permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Les pide a los diputados que se comporten como pandilleros, como marosos, que extorsionen la ley que tanto anhela. El mecanismo es el que ha señalado el expresidente Cristiani, no votaremos los préstamos, ni el presupuesto si no apoyan el metrobus. La promesa, sin estudio real de posibilidades, del actual alcalde de San Salvador (el metrobus) se vuelve de repente más importante que el funcionamiento del país.
Ambos ciudadanos salvadoreños, Cristiani y Escobar Alas, anteponen caprichos a la marcha normal de la actividad económica nacional. Ambos acostumbran presentarse como preocupados por el destino nacional, ambos nos quieren hacer creer que la unidad nacional reposa en el entendimiento de los pobres con los poderosos. Pero esto tiene sus límites, la oposición al gobierno prima ante cualquier templanza. Cristiani quiere reconquistar el poder y juzga que no es necesario perder el tiempo con pausas estratégicas o arreglos parlamentarios, la guerra al gobierno tiene que ser frontal. Escobar Alas considera que la homosexualidad pone en peligro a la familia, a la infancia, a la juventud. Lo que me intriga saber es cómo la reforma constitucional va a proteger a la familia. ¿Acaso la prohibición, existente en la ley salvadoreña, vuelta constitucional, va adquirir poderes espirituales que se van a propagar por el ambiente y pondrán al abrigo a las buenas familias? ¿Las pondrán al abrigo de qué? ¿Acaso la ley va a disolver a los homosexuales? ¿Van a desaparecer? Porque se casen o no, ellos van a seguir existiendo. En todo caso han existido siempre, han existido y las familias cristianas no han padecido ningún ataque moral por la existencia misma de los homosexuales. Entonces la fe de Escobar Alas en que la ley reformada va de alguna manera influir en la moral de las familias salvadoreñas linda con una suerte de sacralización de un texto laico. Esta sacralización es simple fetichismo.
En todo caso, la actitud de Escobar Alas es una toma de partido radical. Su llamado fue claro hacia la derecha y le recomienda métodos legislativos que ponen en peligro la institucionalidad de la Asamblea. El arzobispo, a quien le gusta dar lecciones de buena conducta, que aconseja, que desea mediar en debates, que se presenta como una persona fuera de batallas partidarias y embestida de una autoridad moral, justifica y bendice la actitud pendenciera de Cristiani y le da aval a sus métodos de extorsión. Uso esta palabra pues es la que conviene ya que la amenaza de no votar ciertas leyes si el gobierno o el grupo legislativo del FMLN no se pliega a la voluntad de Cristiani, tiene el mismo mecanismo que el que usa el marero: “si no me pagás la “renta” te quemo tu champa, tu comedor, tu tienda, etc. o simplemente de mato”. El fanatismo integrista de Escobar Alas lo pone a ese nivel ético.
Por Carlos Ábrego
http://cosastanpasajeras.blogspot.com/2009/09/escobar-alas-cristiani-y-la-extorsion.html
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