sábado, 8 de junio de 2013

Guatemala: SI NO SUPERAMOS LAS CAUSAS DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO, TAMPOCO PODREMOS CONSTRUIR LA PAZ



Por José Abraham Castillo

    Por qué un grupo de guatemaltecos decide la vía armada para la toma del poder. Probablemente exceso de testosterona, de muchachos recién salidos de la escuela militar norteamericana, que les enseñaba a sentirse semidioses. Se determinará si las causas que dieron origen al conflicto, fueron superadas o aún prevalecen en nuestra sociedad. Revisaré las causas históricas del enfrentamiento, la represión, la lucha armada, el teatro de operaciones, genocidio, los mayas como enemigos, cárceles clandestinas, la impunidad, quiénes ganaron la guerra; arribando finalmente a la búsqueda de la Paz, conclusiones.
LAS RAÍCES HISTÓRICAS DEL ENFRENTAMIENTO ARMADO: La desigualdad en el uso del poder entre los guatemaltecos, ha permitido que las relaciones sociales estén matizadas por un abuso de ese poder; el poder se utiliza para destruir, para dañar. (Garabito Fernández,  2004, p. 63).
    Las acciones de represión política durante la guerra, justificadas como necesarias para evitar que Guatemala cayera en las “garras del comunismo” y la impunidad que ello supone, constituyó un factor justificativo que permitió terribles sufrimientos a las víctimas y poca afectación emocional al victimario.  Cuando se justifica la violencia, ésta provoca menos daño en quien la ejerce. Diluyendo el sentimiento de culpa o efectos emocionales (Ibíd. p. 64)
    En lo político, la incorporación masiva de la población al proyecto guerrillero, en la década de los 70´ y principios de los 80´tuvo como incentivo la frustración histórica vivida por las grandes mayorías de la población, la falta de confianza en un sistema social que les ha negado la posibilidad de una vida con dignidad. Por otro lado está la frustración por un sistema educativo que no llena las expectativas de formación profesional. (Ibídem. p. 72)
    La violencia puede ser ejercida individual o colectivamente. Cuando es ejercida por un individuo,  o por varios individuos, es un acto relacional. Pero cuando la colectividad se convierte en un ente abstracto, como una Institución Social  o Política, la violencia se convierte en un acto estructural. En todo acto de violencia existen procesos psicológicos y volitivos que convierten la acción en un querer. Como todo acto humano es un querer con finalidad, basada en poder hacer (Us, 2005, p. 92)
    Más de treinta años de conflicto armado, han dejado una secuela de resentimientos, una cultura de violencia y de actitudes autoritarias antisociales y depredadoras. De ella derivan hechos de injusticia, de constantes acciones de violencia interpersonal y estructural. La negación al derecho a la justicia es una de las violaciones más frecuentes de los derechos humanos. (Ibíd. p. 94)                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
    La estructura y la naturaleza de las relaciones económicas, culturales y sociales en Guatemala, han sido profundamente excluyentes, antagónicas y conflictivas, reflejo de su historia colonial. Desde la independencia en 1821, se configuró un Estado autoritario y excluyente de las mayorías, racista en la práctica, que sirvió para proteger los intereses de los privilegiados.  La violencia del Estado, estuvo dirigida en contra de los excluidos, los pobres, y sobre todo la población maya, así como los que luchaban en pro de la justicia y de una mayor igualdad social. (CEH. P. 17).
         Los Partidos Políticos han perdido credibilidad ante el pueblo; durante la época de los gobiernos de facto, esos mismos partidos, lanzaron como candidatos a militares, creyendo que era mejor aliarse con el poderoso, colaborando con la polarización sectaria, de las fuerzas armadas en el poder. No hubo mecanismos institucionales para canalizar el disenso. Los partidos no cumplieron ningún rol que canalizara las propuestas sociales. Las distintas Constituciones, que se han dictado; han servido para mantener en el poder a los mismos de siempre: la oligarquía, las catorce familias tradicionales.
LA REPRESIÓN: La justicia, actuó de acuerdo a la imagen que todos tenemos de ella: una vieja con los ojos tapados. Se hizo de la vista gorda. Las fuerzas paralelas, de los servicios de inteligencia militar, los escuadrones de la muerte (mano blanca, NOA, CADEG), operaban a su antojo. Los servicios de inteligencia, operaban en el hoy Palacio de la Cultura; desde allí cada noche, decidían a quién ir a “chupar”. De nada servían que los familiares presentaran “habeas corpus” (exhibición del cuerpo), los Tribunales de turno sabían de antemano que aquel que cayera en manos de los escuadrones, era de hecho: cadáver.  La ley fue sustituida por el terror. Cuando un militante era ubicado, sus libretas de direcciones constituían delaciones, cada nombre que figuraba, era un posible simpatizante y por ello rápidamente sujeto de cárcel y tortura.
LA LUCHA ARMADA: Fue la respuesta a la injusticia, la exclusión, la pobreza, la discriminación. Quienes la inician proclamaron tomar el poder para construir un nuevo orden social, político-económico. La inician militares recién salido de la Academia norteamericana: Ex ranger  (originalmente de derecha); luego fueron cayendo en proclamas de tipo marxista. Posteriormente el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) les apoyó ideológicamente, sin estar de acuerdo en la lucha armada. 
LA REPRESIÓN DESPROPORCIONADA DESDE EL ESTADO: Las fuerzas militares al servicio del Estado se convirtieron en el terror de la ciudadanía. Cualquiera podía caer en la categoría de sospechoso, y desaparecer en cualquier momento. Lo cierto es que los grupos guerrilleros en ningún momento pusieron en jaque a las fuerzas regulares; éstas actuaron desproporcionalmente, ensañándose principalmente con la población civil, que quedaba en medio del conflicto. Tomar en cuenta, que los grupos guerrilleros, desde su inicio estuvieron infiltrados por agentes militares, de inteligencia. Aún cuando varios subtenientes, al inicio del conflicto,  se unieron a los grupos guerrilleros, prontamente fueron silenciados.  Los militares agrandaron el conflicto, con el fin de apropiarse de las tierras, que potencialmente eran ricas en hidrocarburos u otros minerales. A ello se debió la política de tierra arrasada. De allí que las víctimas fuesen fundamentalmente indígenas.
TERRITORIO, TEATRO DE OPERACIONES MILITARES: 1962-1970: Oriente, la ciudad de Guatemala y la Costa Sur. 1971-1977: los operativos fueron más selectivos, las víctimas incluyeron líderes comunitarios, dirigentes sindicales, catequistas, estudiantes. 1978-1985: los operativos se concentraron en Quiché, Huehuetenango, Chimaltenango, Alta y Baja Verapaz, costa Sur y la capital.
ACTOS DE GENOCIDIO: “Se entiende por genocidio, cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo social, étnico, racial, o religioso: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslados por fuerza de niños del grupo a otro grupo” ( CEH. P: 40).
    Considerando el conjunto de actos criminales y violaciones a los derechos humanos; la CEH determina que la reiteración de actos destructivos dirigidos de forma sistemática contra grupos de población maya, se pone de manifiesto que el único factor común a todas las víctimas era su pertenencia a un determinado grupo étnico y evidencia que dichos actos fueron cometidos “con la intención de destruir total o parcialmente” a dichos grupos. (CEH. P. 40)
LOS MAYAS COMO ENEMIGO COLECTIVO DEL ESTADO: 1978-1983: El Ejército determinó-identificó a los mayas como grupo colaborador de la guerrilla. Fue una exageración, fundada en prejuicios raciales, la consecuencia fue mayor represión, para los que no podían defenderse.
CÁRCELES CLANDESTINAS: Los servicios de inteligencia, además de tener agentes infiltrados en todos los movimientos sociales, tenían cárceles clandestinas, donde a su antojo torturaban a supuestos guerrilleros o simpatizantes, que caían en sus garras. Por ello resultó inútil, presentar un amparo ante la justicia, pues dichos centros, eran ilegales y generalmente en el interior de los cuerpos policiales.
LA IMPUNIDAD: El Sistema Judicial, en la época del conflicto, actuó como socio ante el poderoso Estado. Aún en nuestros días, vemos que sigue beneficiando a la élite de ayer y de siempre.
QUIÉNES SALIERON BENEFICIADOS CON LA LUCHA ARMADA: Las mismas catorce familias, siguen gozando de buena salud. La clase emergente, de militares que se apropiaron de tierras valiosas, luego se aliaron a los grupos de la élite. Los grupos paramilitares, que no se desmovilizaron, siguen disfrutando de libertad de acción, y generando más violencia.
EN BÚSQUEDA DE LA PAZ: La primera fase de transición de la guerra a la paz es siempre muy frágil… la paz, es algo desconocido, hasta difícil de concebir. Y durante estos pasos finales hacia la paz es demasiado fácil, que las confianzas incipientes entre las partes se derrumben por malos entendidos o rencores. Guatemala lo hizo en gran parte por la madurez de sus líderes de esa época. El camino hacia la paz fue largo y hubo muchos que hicieron aportes imprescindibles: el presidente Vinicio Cerezo, el cardenal Quezada Toruño, Ramiro de León Carpio (primeros acuerdos sustantivos), Manuel Conde, Héctor Rosada y Gustavo Porras, Álvaro Arzú, los líderes de las cuatro organizaciones que conformaron la URNG: Rodrigo Asturias, Ricardo Ramirez, Jorge Soto y Ricardo Rosales. (Propaz, p: 21).
    Al firmarse la paz, se inició una nueva etapa de cambio en Guatemala. Se dieron pasos operativos como la desmovilización de la URNG y de las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC). Se abrió un espacio político que permitió elecciones plurales y democráticas, seguidas por cambios de gobierno en condiciones de normalidad. (Ibíd. P: 21)
    Cada nuevo gobierno ha hecho suya la conmemoración de la firma de los Acuerdos de Paz, los han incorporado en su agenda para garantizar la Paz firme y duradera. En su momento se ha dicho que el número de efectivos en el Ejército se ha reducido. El presidente Óscar Berger pidió perdón por las atrocidades cometidas durante el conflicto armado interno, inició el Programa Nacional de Resarcimiento.
    Una de las causas del conflicto, ha sido la extrema pobreza de una gran parte de la población guatemalteca, me pregunto si desde el Estado se han hecho los acuerdos adecuados, para la erradicación de la pobreza. Esto debiese hacerse con decisión política. Reformando el sistema de recaudación tributaria, donde los que más tienen, paguen más impuestos; con ello se constituiría un Estado fuerte que pueda hacer inversiones en lo social, para sacar del marasmo en el que vive la mayoría de lumpen proletarios.
    Los Acuerdos de Paz también prometieron salud y educación a los olvidados de siempre: los indígenas de las montañas. Lo cual todavía está pendiente si tomamos en cuenta los últimos datos de inversión social, donde Guatemala, ocupa los últimos lugares.
    Y no hablemos de la tan mencionada seguridad, donde a pesar de las promesas del actual ex general, presidente de Guatemala. Todavía no logra disminuir los índices de criminalidad y violencia de todo tipo.
    Dice Rigoberta Menchú Tum: Los acuerdos de Paz, en su parte sustantiva, persiguen la erradicación de las causas que dieron origen al enfrentamiento armado interno, pero más que eso, la construcción de realidades distintas que alivien y eliminen para siempre  las raíces del enfrentamiento social, asentadas en la injusticia social, el hambre y la pobreza, el desempleo, las prácticas laborales injustas e improductivas, la negación y ocultamiento de una lacerante realidad que viven especialmente los pueblos indígenas a diario, el analfabetismo, la mortalidad infantil.
    El desarrollo rural y acceso a la tierra, todavía sigue pendiente de aprobación en el Congreso de la Nación; recordamos que fueron tildados de comunistas, quienes querían que se aprobara dicha inciativa de ley. También los desalojos en forma violenta están a la orden del día.
    Los planes de “hambre cero”, todavía esperan su implementación; por tanto los comedores populares son un paliativo de la desnutrición severa que sufre una gran parte de la población guatemalteca.




CONCLUSIONES
1. Con el inicio del conflicto armado interno en 1962, Guatemala entró en una etapa trágica para las partes en conflicto, es decir: todos. Violación de los derechos humanos, principalmente por el ejército al servicio del Estado. 42,275 víctimas, incluyendo hombres, mujeres y niños. De ellas 23,671 corresponden a víctimas de ejecuciones arbitrarias y 6,159 a víctimas de desaparición forzada. De las víctimas plenamente identificadas, el 83% eran mayas y el 17% eran ladinos.
2. Combinando estos datos con otros estudios realizados sobre la violencia la Comisión del Esclarecimiento Histórico estima que el saldo de muertos y desaparecidos llegó a más de doscientos mil personas. (CEH. P: 17)
3. Las comunidades mayas fueron convertidas en un objetivo militar, obligados a ocultar su identidad étnica, exteriorizada en su idioma y su traje.
4.  Una de las causas del conflicto, ha sido la extrema pobreza de una gran parte de la población guatemalteca. Considero que no ha sido superada dicha causa.  
5.   Los Acuerdos de Paz también prometieron salud y educación a los excluidos, tampoco se ha cumplido, si tomamos en cuenta los últimos informes de inversión social, donde Guatemala, figura entre los últimos. Tampoco se ha reformado la educación, y la salud de la mayoría, de los vulnerables. Es noticia de última hora, con imágenes de niños desnutridos que nos mueven a pensar que las causas sociales-económicas-políticas que originaron la toma de las armas, aún continúan vigentes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.  Garavito Fernández, Marco Antonio. Frustración, Fuente de Violencia Social. Las Violencias en Guatemala: Algunas perspectivas. Flacso-Unesco. Guatemala 2005
2.  Us Pedro. Violencia Étnica. Las Violencias en Guatemala: Algunas perspectivas. Flacso-Unesco. Guatemala 2005
3. Memoria del Silencio. Conclusiones y recomendaciones del Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico. Páginas 17 a 40
4. Propaz. Pág. 21 a 25     
El juicio del ex General Efraín Ríos Montt, parece ser el tema de moda actualmente en la sociedad guatemalteca y aun así en el ámbito internacional.  Sin embargo, la sociedad guatemalteca se encuentra dividida en 3 partes:

1.     

Los que confirman que hubo genocidio y desean justicia

2.     

Quienes defienden a los militares ya que sin ellos no viviríamos en una
democracia

3.     

Los que se encuentran en una posición imparcial ya que, desconocen la
historia (generaciones recientes a partir de 1985)

Guatemala tiene una larga y trágica historia, aun antes de ser “Guatemala”, un territorio donde habitaban los nativos conocidos como indígenas (Mayas, Cachiqueles, etc.) quienes ya se encontraban en esos tiempos divididos y en constantes guerras.  Luego, al ser descubierta América, Guatemala sufre la esclavitud de los “indios” bajo el dominio del blanco español los cuales en su momento se consideraron superiores a los nativos, por tener un desarrollo mucho más avanzado al que encontraron en estas tierras. Donde ya se aplicaba la psicología de que eran destinados a ser esclavos y ser pobres para trabajar a servicio de los blancos.
De esta manera, se fue desarrollando la sociedad guatemalteca, en la cual una ideología, raza o religión se colocaba en la jerarquía como superior y la lucha entre las clases por cambiar de estatus con el fin de poseer los medios de producción y la riqueza.
Tenemos un ladino que nace de la mezcla entre un blanco y una “india” (seguramente a consecuencia de una violación) y este sujeto no tiene un lugar específico en la jerarquía de la sociedad de ese entonces.  Por lo tanto, en busca de su bienestar, prefiere identificarse con el blanco explotador y rico y no con el indio explotado y pobre.
Esta condición no ha cambiado radicalmente como muchos desearían y deseo compartir en este ensayo la razón por la cual es mucho más fácil excluir al “indio” de la sociedad que intentar integrarlo y adaptarlo a esta.  
Deseo aclarar que mi posición no es la que se presentará a continuación pero si considero que es la idea que aun domina el pensamiento guatemalteco respecto al trato del indígena y a la falta de mecanismos de integración, así como el perfil que este posee de “borracho, inútil, ignorante, confianzudo, huevon, etc.” (La Patria y el Criollo)
El pensador y sociólogo positivista Herbert Spencer  siguió, tras las teorías de Darwin, quien logro combinar de manera casi científica el positivismo con las teorías de Darwin para justificar la idea de una raza superior.  Darwin sostenía que los grupos sociales humanos tienen diferente capacidad para dominar la naturaleza y establecer su dominio en la sociedad. Así, las clases pudientes son capaces o más aptas que las clases bajas y tendrían por lo tanto el derecho sobre las clases inferiores. Todo esto por medio de una estrategia que implicaría lo psicológico de hacerles creer que eran inferiores y por otro lado, estrategia política para continuar con el dominio del poder. Esta teoría se considera algo natural en el ser humano ya que, no podemos decir que todos los explotadores de los indígenas al llegar a América, tenían una fuerte afiliación por el Darwinismo.  Darwin tenía el concepto de la sobrevivencia del más fuerte y en el caso de la conquista quienes tuvieron la tecnología a su favor fueron los conquistadores españoles.
Acerquémonos más al siglo XX, donde encontraremos otros exponentes (centroamericanos) que coinciden con que el indio es un problema y no se puede integrar a la sociedad guatemalteca, pero iniciaremos con los que buscaban la manera de incluirlo en la nación.
“Durante las primeras décadas del siglo XX, en casi todos los países del continente americano, por la influencia de los movimientos sociales e intelectuales de los países vecinos, se estaban diseñando modos distintos de forjar la patria y de formular la nación. Es el momento de las grandes aportaciones de Molina Enríquez y de Justo Sierra en México, de Mariátegui, de Árguedas y De la Riva Agüero en Perú; de Freire, Torres y Vianna en Brasil; de Alcides Árguedas en Bolivia; de García Monge y Brenes Mesén en Costa Rica y, sobre todo, de Alberto Masferrer en El Salvador. En países como Ecuador, Bolivia, Perú, Guatemala o México, las preguntas que se formulaban con mayor frecuencia eran de esta naturaleza: los indígenas ¿forman parte de la nación? ¿De qué nación hablamos y qué nación queremos construir?, ¿Qué tipo de gobierno es el más apropiado? La respuesta a todo ello implica conocer los modelos de nación que planteaban las élites intelectuales en las décadas de 1920 y 1930.
Durante este período los intelectuales reflexionaban sobre los modelos de nación y el tipo de gobierno más afín a las sociedades pluriétnicas y pluriculturales. El primer problema que emerge en los debates es “el problema del indio”: ¿qué hacer con el indio?, ¿dónde colocarlo en la configuración de la nación?, ¿qué función debía desempeñar? Emerge así, no como sujeto histórico, no como actor principal de la nación, sino como PROBLEMA que no abordado en el pasado, disimulado o cosificado en el presente, invisibilizado como ciudadano de pleno derecho y, para muchos, como un grave problema de difícil o imposible solución.
De ahí que se considere llegado el momento de buscar soluciones, dar recomendaciones, sugerir ideas acerca de cuál debe ser su grado de integración, asimilación o incorporación a la nación. Por ello, y por la influencia de las teorías racistas, del regeneracionismo hispano y de la teosofía, se empiezan a buscar soluciones para el problema del indio, pero que son en el fondo reflexiones o imaginarios de lo que puede ser la construcción de LA NACION.
Muchos de los intelectuales de la época se lamentaban de la ausencia de nación, consideraban que el indígena era el responsable de esta falta de cohesión política social y de escasa conciencia de una identidad nacional. El clamor por la nación y su incapacidad de imaginarla y forjarla era un elemento común a todos los autores que vamos a estudiar.” Marta Casaus Arzú
Como expone Casaus, no se encuentra solución viable para la integración del indio y es ahí cuando surgen las ideas enla Generación del 20 guatemalteca (como Samayoa Chinchilla y Miguel Ángel Asturias) en que la mejor manera de deshacerse del problema es exterminando al indio.
Carlos Samayoa Chinchilla, (1899-1978) era uno de los pensadores más influidos por las tesis racistas y degenerativasfrancesa Opinaba que “el indio no puede salir de su mundo y como consecuencia natural, sigue tomando la forma y la sombra por la cosa. Y este punto es de una importancia básica para esclarecer la cuestión relativa de incorporarlo a nuestra civilización. Su mente está cerrada porque su ciclo comprensivo ya dio fin” [...] Esa es la razón “por la que el indio será siempre indio”,  “son pueblos que ya vivieron su vida y llenaron su cometido”.  Dado que Samayoa consideraba que la degeneración hereditaria era progresiva y patológica, se reproducía a través de los matrimonios interraciales y se agudizaba con el alcohol y la trasmisión de enfermedades venéreas, cuando se aplicaban estas teorías a los indígenas y los mestizos el resultado era que la degeneración obedecía a una “herencia ancestral”, agravada a través de varias generaciones de hibridación y mestizaje. Por ello creía necesario controlar los enlaces consanguíneos de la población e impedir su reproducción para evitar el proceso degenerativo.
Este planteamiento difiere sustancialmente del de la nación homogénea por vía del mestizaje y de la hibridación cultural. No menciona en ningún lugar que se pueda alcanzar la homogeneidad por el proceso de ladinización.
Tampoco parece que exista un proyecto de nación ladina ni una propuesta integracionista o asimilacionista como condición previa a la adquisición de la ciudadanía y la fundación de la nación. El proyecto de la década del Veinte apunta hacia otras direcciones: la regeneración por la vía de la educación y del trabajo en las fincas para llegar a ser buenos mozos colonos y, sobre todo, la aplicación de la eugenesia, la mejora de la raza por medio de la higiene o el control de matrimonio mixtos para unos o de la inmigración europea para otros.
Mi hipótesis es que no fuimos capaces durante este período de pensar en un proyecto de nación homogénea,  como otros compatriotas latinoamericanos. Fue la coyuntura histórica de las dictaduras de Estrada Cabrera y Ubico y la influencia de los pensadores de la Generación del 20, que estaban muy condicionados por el positivismo y las corrientes racialistas de la época, lo que obstaculizó la onstrucción de un proyecto de Nación Mestiza. Fue esa repugnancia por el mestizaje, por el cruce de razas, esa desvalorización de lo mestizo, como raza inferior, impura o degradada lo que obstaculizó la búsqueda de soluciones que crearan una conciencia de identidad nacional.
Los pensadores que trataron de romper con ese determinismo biológico, posiblemente influidos por las corrientes teosóficas con otras fuentes de que manejaban otros conceptos, como la igualdad y la fraternidad entre las razas y la valorización de todas las culturas, pensaron que se podría evitar la degeneración de la raza indígena por medio de la educación y de la incorporación plena a la ciudadanía tanto de los indígenas como de las mujeres, pero no fueron escuchados, sufrieron un fuerte rechazo en su medio y su discurso fue periférico hasta la década de 1940.
Por ello no coincido con el planteamiento de Chales Hale, Jeffry Gould y Darío Euraque, acerca de la construcción mestiza de Centroamérica, ya que nuestra construcción de la nación ha tenido siempre un carácter racialista y eugenésico y, a pesar de algunos esfuerzos en Nicaragua y El Salvador de imaginar un proyecto mestizo de nación, fue un proyecto frustrado porque, en lo que se estaba pensando en todos los escritos de la época, desde Costa Rica hasta Guatemala, era en “blanquear la nación”. En dicha ideología étnica no cabía lo mestizo, ni como identidad ni como proceso, ni como ideología del Estado.
“Miguel Angel Asturias (1899-1974) interpretaba la degeneración de la raza indígena desde otra óptica. Se preguntaba si los indígenas mejoraban o se degeneraban con el tiempo y llegaba a la conclusión, por sus estudios fisiológicos, anatómicos y psicológicos, de que: “En rigor de verdad, el indio síquicamente reúne signos indudables de degeneración; es fanático, toxicómano y cruel”. Considera que por su etiología “resulta evidente la decadencia de la raza indígena”. Enumeraba entre las múltiples causas, la mayor parte de índole económico y social: la mala alimentación, la falta de higiene, el excesivo trabajo, el casamiento prematuro, las enfermedades, el alcoholismo; apuntando ya al punto central y núcleo central de su tesis: la falta de cruzamiento.”
Para Federico Mora, la degeneración progresiva y hereditaria del indio y del mestizo había que atajarla a través de la eugenesia y de la prevención o prohibición de matrimonios interraciales. “Todo país debería de tomar en cuenta, para su política de migración el hecho de que el problema no estriba solamente en recibir extranjeros, sino en introducir en la raza por medio de ellos un fermento rejuvenecedor y una legítima ventaja biológica”.
Estos autores, como otros muchos de su generación, se inclinaron claramente por la eugenesia biológica y la mejora de la raza a través de la fusión con sangres nuevas que revitalizasen la sangre indígena. Lo exponía Carlos Samayoa Chinchilla en los siguientes términos: “Se trata de una raza agotada y de ahí que para salvarla, antes de una reacción económica, psicológica o educacional, haya necesidad de una reacción biológica ¡vida, sangre, juventud, eso hace falta al indio!”.
Miguel Ángel Asturias escribía también a este propósito: “Hágase con el indio lo que con otras especies animales cuando presentan síntomas de degeneración. El ganado vacuno importado la primera vez a la Isla de Santo Domingo, por Colón, en su segundo viaje experimentó grandes decaimientos. Para mejorar el ganado hubo necesidad de traer nuevos ejemplares [...] ¿Cabe preguntar, por qué no se traen elementos de otra raza vigorosa y más apta para mejorar a nuestros indios?”.   Estas propuestas eran comunes en los años de 1930 y 1940 en todo América Latina. La Sociedad Eugénica mexicana se ocupaba de establecer matrimonios eugénicos entre indígenas y mestizos para incorporar a los indígenas a la vida nacional y en la editorial de la revista Eugenesia, son constante los argumentos a favor de la “Higiene racial” para impulsar una mejora de la raza, la economía y la cultura.
Ya que hemos recorrido los diferentes pensamientos de estos exponentes durante varios momentos de la historia, es importante resaltar que seguimos heredando los pensamientos racistas, en ningún momento se promociono de manera homogénea en la región, la integración del indígena o la creación de una nación pluricultural.  La cultura del indígena es totalmente diferente a la del blanco o ladino, tan incomprensiva que por estar en una posición de desventaja, simplemente el blanco y ladino no se toman el tiempo de entenderlo e incluirlo a nuestra sociedad con un rol digno.
Ahora, debemos discutir si en realidad, nuestra sociedad puede ser juzgada por haber cometido genocidio cuando la herencia que traemos de importantes personalidades guatemaltecas como Miguel Angel Asturias, fueron pensamientos racistas, de exterminio de esta raza considerada inferior.
No utilizaremos los factores que rodean el juicio contra Ríos Montt, ya que lo que observamos recientemente debe de ser catalogado como un circo, tanto por parte de la Jueza Jassmin Barrios y del abogado defensor del General Ríos Montt.
Ubiquemos en el contexto del país, Guatemala se encontraba sumergida en una guerra que duro 36 años y lamentablemente, la izquierda buscaba una mejor nación para todos, tanto para los blancos como para los indígenas y los ladinos.  Pero, las comunicaciones no eran tan avanzadas como hoy en día, y Guatemala ya era un país socialmente fragmentado, por lo que cada gremio velaba por su bienestar y no se preocupaban de sobremanera por las matanzas que se llevaban a cabo en el área rural.
Es decir, que la falta de interés y de integración de todo el pueblo guatemalteco permitió que se masacraran a estas personas sin ser antes vencidas en juicio.
¿Afecto esto de alguna manera a los capitalinos? ¿Se enteraban los capitalinos de estas masacres? ¿Consideraban atroz estas medidas tomadas por el ejército?, puede que no afectara en nada en la capital, puede que las noticias llegaran y era más fácil catalogarlos como guerrilleros que tomarse el tiempo para hacerles justicia.  Y nadie considero atroz estos hechos.
Hagamos memoria que en esa época Estados Unidos tenía la política de anticomunismo y Ronald Reagan apoyo al Ejercito de Guatemala para exterminar la amenaza de la guerrilla comunista.
Por lo tanto, en ese momento se tenía la ideología anticomunista y no la de eugenesia principalmente. En estos momentos, Guatemala tampoco está unida, nadie sabe si en realidad hubo o no genocidio, muchos aseguran que los ixiles estaban del lado de la guerrilla y otros afirman que fue una política que se estaba llevando a cabo.   
En conclusión considero que si no nos ubicamos en el tiempo y espacio en que se llevaron a cabo esta masacres y no tomamos en cuenta la herencia que hemos recibido de esta sociedad racista desde su fundación, no llegaremos a comprender el porqué de estos actos cometidos por un ejército que se supone debería de proteger a los civiles (si es que se considera ya al indígena como un ciudadano guatemalteco o si se excluye) lo cual contrasta con la política anticomunista que influenciaba Estados Unidos.  
Guatemala, tiene una problemática racial con una raíz muy fuerte la cual no ha sido posible eliminar.  Es, nuevamente, una estrategia psicológica y política para mantener una oligarquía pudiente estable y una clase baja pobre y explotada que les provea de una mano de obra barata.  Es decir, que el juicio a Rios Montt es una cortina de humo ante la comunidad internacional para conservar una imagen de desarrollo y no frenar las donaciones que son enviadas.  Esta estrategia psico-política es más fuerte de lo que se estima y tardará unas cuantas décadas más, el poder erradicarla de raíz.






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