Por René Franco
En distintos
espacios académicos, políticos e incluso de partidos políticos, se habla ahora
de participación ciudadana en el marco de cultura política, sin embargo no
puede hablarse ni de su ciudadanía ni de participación política, sino se define
este segundo término. Por participación se entiende entonces desde la óptica de
Sáenz de Tejada (Sáenz: 2005) "Conjunto organizado de acciones
tendientes a aumentar el control sobre los recursos, decisiones o beneficios,
por personas o grupos sociales que tienen niveles de injerencia relativamente
menores dentro de una comunidad u organización, la participación política por su
parte se centrará en el sistema de gobierno, instituciones partidos y
elecciones".
De igual forma
bien podría definirse a la cultura política como “El conjunto de percepciones,
actitudes y costumbres de la gente hacia la forma en la que considera se desempeña
y trabaja su gobierno, y la manera en la que se relaciona con él.”
Ignacio Martín
Baró s.j. estudió la dinámica de las comunidades en El Salvador, y básicamente
descubrió que el empoderamiento en las mismas es mayor cuando se da el trabajo
comunitario, cuando este último es el pilar fundamental de la organización a
nivel comunitario, lo que sí es cierto es que el empoderamiento de la
ciudadanía solo se dará en la medida en que existan pequeñas cuotas de poder en
espacios pequeños pero significativos, que impliquen la toma de decisiones
importantes, en este caso de las comunidades.
En este orden
de ideas Baró sostiene que "La psicología política tiene, por
consiguiente dos vertientes que con frecuencia se confunden y que conviene
examinar por separado: la política de la psicología, es decir, el impacto de la
psicología en cuanto actividad científica y profesional tiene en cada sociedad
y, la psicología de la política, es decir, el análisis e intervención
psicológica en los procesos y comportamientos políticos que tienen lugar en una
sociedad" (Martín-Baró, 1988a:82). Esta concepción debiese abordarse
desde la óptica individual como ciudadano, y en consecuencia sujeto político; y
también desde la óptica colectiva, y en consecuencia pueblo.
Construcción
de Identidad
Hacer un
análisis válido sobre construcción de identidad, deben tomarse en cuenta los
distintos elementos que han contribuido a este proceso de construcción en la
historia contemporánea, entre los que no podrían dejar de mencionarse, la situación
de inestabilidad política que se vivió en la región Centroamericana, en el
marco de la falta de democracia y de espacios de participación ciudadana y
política, en un contexto de guerra para el caso de Guatemala y El Salvador, en
el que los espacios de participación estaban prácticamente vedados y su
existencia era en términos generales nula.
La
construcción de ciudadanía en este contexto es por demás complicada, pues
implica la toma de conciencia por parte de la ciudadanía de la necesidad
de tener representación en los distintos espacios de toma de decisiones, pero
al mismo tiempo el de participar en este proceso de toma de decisiones. El
proceso escalonado de represión que se vivió en la región, lo que menos hizo
fue contribuir a este proceso de toma de conciencia, pues cualquier iniciativa,
por mucho que solo se circunscribiera a temas comunitarios o locales, era
considerado como subversión y en consecuencia estas iniciativas eran apagadas
por parte de las autoridades y el ejército. En alguna medida algunos grupos
contrainsurgentes, y de similar naturaleza luchaban justamente por esto: por la
reivindicación de espacios de participación ciudadana y política, y por el
empoderamiento de la población.
En la
actualidad, en el marco de la posterior firma de los acuerdos de paz, bien
puede afirmarse que existen espacios de participación ciudadana y política; sin
embargo todavía existen algunos resabios de censura hacia estos espacios,
obviamente no a los niveles en los que sí existió durante los conflictos
armados en Centroamérica, pero sí existe. Por otro lado cabe mencionar que
concretamente en el caso Guatemalteco, a la luz de los acuerdos de paz,
prácticamente solo se reconoció la simple existencia de los pueblos indígenas y
de sus derechos políticos -entre ellos el de participar políticamente- pero no
trascendió a ello, de manera que la cosmovisión política, la forma de hacer
política y de tomar decisiones a lo interno de las comunidades indígenas, en
cada etnia Maya, Xinca o Garífuna es e la práctica irrelevante en la vida
política de Guatemala.
Y en el caso
de las consultas comunitarias, al final únicamente se quedan como discusiones
herméticas que se dan producto de las mismas problemáticas internas de las
comunidades -como mega-proyectos, y otros grandes problemas- pero que no tienen
mayor trascendencia a nivel de acciones políticas en sí; lo que es cierto es
que a partir del reconocimiento existente de la multietnicidad,
multiculturalidad y plurilingüicidad en el Estado de Guatemala, también debiese
reconocerse las formas particulares de participación, representación y toma de
decisiones relevantes y esenciales en la dinámica interna de cada comunidad y
etnias, en tanto que estos espacios no sean reconocidos, pero además
reivindicados y demás, no podrán darse los saltos de calidad necesarios hacia
la consolidación de los acuerdos de paz en Guatemala.
¿Sobrevivir o
Participar?
La cosmovisión
"estomacal" de la vida, es decir la necesidad de supervivencia de la
ciudadanía, también ha alcanzado a los pueblos indígenas, la necesidad de
superponer el hecho de alimentarse como algo prioritario, anterior al hecho de
participar de la vida política, ya sea a nivel local, municipal, departamental
o nacional. Esta es sin duda una consecuencia de la dinámica política y del
sistema político en sí, desde la vuelta a la vida civil y la posterior firma de
los acuerdos de paz, Guatemala se ha caracterizado por tener elevados índices
de corrupción, inestabilidad política y fragilidad institucional; esto aunado al
Cementerio de partidos políticos, expresado en el sistema electoral. La
población en términos generales, tiene aversión a participar en política,
precisamente porque no encuentran sentido al hecho de participar, cuando de
cualquier forma lo que se logra es mantener un estatus quo y beneficiar siempre
a la clase dominante.
En la
actualidad se hace necesario entonces impulsar una serie de reformas que a
nivel de Estado y de Ciudadanía, apunten a esta última a un verdadero
empoderamiento de su condición de ciudadanía, lo que ello trae implícito y por
consiguiente el fomento de participación política, lo cierto es que a nivel
educativo, bien pudiesen impulsarse algunas reformas que apunten a impulsar los
valores cívicos y democráticos desde las escuelas, probablemente desde la
primaria, pasando por los otros niveles educativos.
Lo más
importante en este sentido es la exigencia que los distintos pueblos y los
distintos sectores de la sociedad, deben hacer hacia el Estado, de reconocer
las formas de participación política, pero además de reconocer la importancia
de estos en el marco del cumplimiento de los acuerdos de paz, y que al final
estas formas de participación ciudadana tengan una vinculación verdadera y que
no únicamente queden en buenas intenciones o en actos de cordialidad que en la
práctica no tienen relevancia alguna. Esta es una tarea titánica, pero que en
aras de construir identidad, de fomentar valores cívico-democráticos y de
participación ciudadana, no debiese esperar más.
Importancia de
las ciencias periféricas
Se sabe que la
Ciencia Política, es el estudio de las relaciones de poder, sin embargo esta
ciencia está íntimamente ligada a la sociología política, a la antropología
política y a la ciencia política, estas dos porque estudian un contexto más
cultural que otra cosa, diferenciándose el primero que lo hace trascendiendo al
papel histórico, mientras que el segundo lo hace desde la individualidad del
ser humano, aunque también estudia las expresiones colectivas de estas particularidades,
como el comportamiento político, las manifestaciones del comportamiento
político, cultura política y otros. Y a la luz de estas perspectivas bien
pueden emitirse algunas conclusiones: En principio las formas de reconocimiento
y participación política de las y los pueblos indígenas, es algo simbólico en
términos generales, pero que en la práctica no se traduce a un verdadero
proceso de cohesión, de unidad y de toma de decisiones vinculantes para con las
comunidades y el Estado de Guatemala.
Fuentes
Bibliográficas:
- Sáenz de Tejada, Ricardo. Elecciones, participación política y
pueblo maya en Guatemala, INGEP-Universidad Rafael Landívar.
Guatemala, 2005. P. 18.
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