martes, 18 de junio de 2013

Guatemala: “El proceso de construcción de la democracia, como problemas psico-políticos; la tolerancia, y el ser condescendiente”



Por Pablo Xicol

Para la construcción de una cultura de paz, en un país latinoamericano como lo es Guatemala, que viene una serie de constante pugna interna, al igual que el resto de países, tanto centroamericanos, como latinoamericanos; es un tema bastante complejo de abordar, en general no se puede introducir en el tema sin antes tener claros los conceptos; se entiende que la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría.
También se entiende como democracia al conjunto de reglas que determinan la conducta para una convivencia ordenada política y socialmente. Se podría decir que se trata de un estilo de vida cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos y cada uno de los miembros.
Si bien la democracia es un derecho, como una manifestación de la libertad del individuo, la libertad es un concepto abstracto de difícil definición; en principio, está vinculada a la facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad.



A lo largo del tiempo, la libertad comenzó a unirse a otras facultades o virtudes, como la justicia y la igualdad. Este cambio social fue acompañado por el desarrollo de nuevas formas de organización de la sociedad y el surgimiento de regímenes políticos hasta entonces inéditos.



Un ser libre no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva. La libertad garantiza el respeto por la voluntad individual e implica que cada uno debe hacerse responsable de sus actos. Se conoce como libertinaje a la libertad absoluta, lo cual lleva inevitablemente al descontrol social.
Esto deja en evidencia una cuestión muy particular: no existe la libertad absoluta. Al respecto, existen diversas posturas, pero ninguna que asegure la posibilidad de mantener vigentes los principios morales, y la dificultad de mantener una postura cuando se rompen cada una de las etapas de la libertad, hasta caer al libertinaje.



Es difícil entonces concebir la idea que la cultura de paz, va de la mano con la democracia, y para abordar este tema hay valores importantes como la tolerancia y la condescendencia; la primera no es más que el respeto por los pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestos o distintos a los propios.
El concepto se origina en el latín tolerare (“soportar”) y hace referencia al nivel de admisión o aprobación frente a aquello que es contrario a nuestra moral. Se trata, en otras palabras, de la actitud que adoptamos cuando nos encontramos con algo que resulta distinto a nuestros valores.
Ahora bien nos referimos a la condescendencia; Se trata de un concepto cuyos límites son difusos y su definición, poco precisa. Ser condescendiente no es lo mismo que permitir cualquier cosa, incluso aquello que hace daño o vulnera los derechos de otro. Tener la capacidad de adaptarse a la voluntad de otra persona y mostrar flexibilidad no debe convertirse en conformismo o falta de responsabilidad.
La condescendencia, por lo tanto, no debe avalar la ineficiencia o la incapacidad. Es importante que cada individuo exija aquello que le corresponde y que reclame o se manifieste cuando no se cumpla con eso.
Es posible entender a la condescendencia como el acto de descender a un estado de menor, renunciando a privilegios de rango o jerarquía. En este caso, la condescendencia implica otorgar honores a alguien de menor posición o categoría.
Entonces en un caso concreto, la sociedad guatemalteca, que es lo que impera en primera instancia, ¿La Paz?; ¿La Democracia?, o tal vez valores morales; como la tolerancia y la condescendencia. Aquí es donde se parte del análisis de la sociedad como un actor influyente en la creación de la cultura de paz y democracia, no se puede concebir una sociedad pacifica, por así decirlo, o con una democracia de primera, cuando sus ciudadanos, los actores de esas condiciones no están de acuerdo o no son acordes con sus actos.
Entonces se puede decir que psicológicamente, no están preparados para esa cultura de paz y democracia participativa, ya que psicológicamente para que exista un valor; es necesario tener en cuenta que surge y existe sólo en la interacción sujeto-objeto, pues el valor objetivo debe su aparición a la presencia de un sujeto (individual o colectivo) que se orienta hacia él y a su vez el valor subjetivo surge en virtud del reflejo del objeto externo (o sea, del valor objetivo). Sólo si el objeto (natural o social) satisface necesidades del sujeto se convierte en valor. Sólo si el sujeto refleja al objeto que le satisface y se orienta afectiva y motivacionalmente hacia él, convierte a ese objeto en un valor. Así el valor objetivo y el subjetivo se engendran recíprocamente en la interacción sujeto-objeto.
Esta relación de valores lo determina el sujeto, que son los ciudadanos y el objeto que son los valores, un ejemplo de ello, es un caso muy famoso en Guatemala, si hubo o no hubo genocidio en Guatemala, las respuestas son muy diversas por una simple razón; la mayoría de la población psicológicamente es apática a situaciones que no le sean pertinentes o no les influya directamente, por lo que todos pueden emitir su opinión en base a una escala de valores, pero en realidad no saben ni siquiera que significa la palabra genocidio; pueden decir que si, por el sentimiento de la perdida de manera cobarde de sus familiares y amigos, o bien pueden decir que no, por el simple hecho que atenta contra las jerarquías ya impuestas en Guatemala, entonces para una cultura de paz; qué hace falta en este ejemplo; hace falta la tolerancia, aunque muy trillado decir que la tolerancia es la base, es una proposición que emito como autor, ya que ninguno de los dos bandos que hay en Guatemala, los que están a favor ni los que están en contra, terminaran su postura hasta ver acabado al otro, entonces entra aquí el valor de la tolerancia en la medida que se respete la opinión del otro y se pueda con ello una sana convivencia de los ciudadanos social y políticamente.
La complejidad del asunto es el termino justicia, recordemos que la justicia es imparcial, la justicia es ciega. Por ello en el juicio de cualquiera de los bandos, la justicia debe de ser imparcial, llevar a cabo el debido proceso, y en este caso respetar las garantías del defendido. El querer hacer “justicia” aprovechándose de su jerarquía en la sociedad, es violar la constitución política de la república de Guatemala así como atentar contra el Estado de derecho.
Por lo que, la construcción de la paz en Guatemala, y con ello la construcción de una democracia participativa, se basa en la tolerancia, acompañada de otros valores, como el respeto, la comprensión, y la reconciliación, esta última importante ya que no basta con respetar el ideal del otro compañero, o bien ser condescendiente por no crear un conflicto, no; Guatemala podrá superar ese rencor y ese dolor interno, cuando puedan reconciliarse las partes, suena algo romántico, pero es algo verídico, la justicia en Guatemala se basa en el perdón.
No es la primera vez que el Estado, Gobierno, pide perdón por errores cometidos en el pasado, tampoco es la primera vez que los ciudadanos se organizan para pedir mejoras en su calidad de vida. A lo que me refiero es que la capacidad de reconciliación será en la medida que ambas partes reconozcan la culpabilidad de sus actos, por supuesto sometiéndose al debido proceso legal; está el ejercito con atentados contra la humanidad por la cantidad de muertes en la época, también está la guerrilla, quien atento también tanto contra el ejército como con los civiles que estaba alrededor.
La conclusión es que de los hechos que afectan a Guatemala psicológicamente, se encuentran: históricamente; el coloniaje que deja al indio en posiciones de esclavo, como raza un ser inferior que solo sirve para darle riqueza a los que detentan el poder, generalmente extranjeros; segundo el conflicto por las tierras y dinero, la capacidad económica y despojar a sus dueños, generalmente indígenas de sus tierras, luego el conflicto armado, y por último la apatía y la desunión como país a causa de factores antes mencionados.
En conclusión el desarrollo de Guatemala desde varios puntos de vista se encuentra en que los guatemaltecos podamos conciliarnos con nuestros compatriotas con la finalidad de enriquecer la sociedad, fomentar la paz, buscar la democracia. Y crear en Guatemala esa cultura de paz y bienestar que tanto se ha buscado pero poco se ha encontrado, solo los valores morales le devolverán la paz y la democracia a nuestro país y hasta que ese punto de reconciliación no se pueda dar, podremos seguir viviendo en una cultura con otros valores como la tolerancia y la condescendencia para sobrellevar nuestro diario vivir.






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