lunes, 19 de abril de 2010

DOMINIO DEL PODER ECONÓMICO Y POLÍTICO DE LAS CATORCE FAMILAS

Marco Referencial

Sin lugar a dudas, los métodos empleados históricamente para administrar el país han sido los mismos del modelo colonial de dominación. La explotación de las riquezas basadas en la producción derivadas en unas relaciones de producción llamadas “encomiendas” no es otra cosa que la reproducción del Modo de Producción Esclavista, desechado por la humanidad con la aparición del Modo de Producción Feudal y reimplantado en América después de las conquistas europeas. En la América hispana se usó indistintamente el trabajo de los nativos, combinando en algunas regiones, con el trabajo a base de esclavos negros comprados en la zona del Caribe. En El Salvador, la conquista fue emprendida por Pedro de Alvarado y su pandilla en 1524, y al iniciar la colonización, la meta de los españoles fue enriquecerse con el trabajo agrícola de la población indígena. Productos como el cacao, bálsamo y añil cultivado por la población nativa, se lo llevaban los españoles para venderlo en otros países al mejor postor. Al mismo tiempo se fueron apoderando de las mejores tierras de cultivo. Hasta la independencia nacional en 1821, los sistemas laborales y el trato inhumano para los nativos no habían cambiado mucho del Estadio esclavista.

El proceso de independencia fue dirigido por las clases dominantes de aquella época, porque entendieron que si no manejaban la situación, el pueblo se iba a levantar para reclamar su verdadera independencia de España. No se puede ignorar que los próceres reconocidos y venerados por la población a través de la historia que se enseña en los centros educativos, eran en su mayoría poderosos terratenientes. Por ejemplo: José Matías Delgado poseía la Hacienda Buena Vista de 1536 manzanas, Manuel José Arce las haciendas Chanqueso de 1536 manzanas, San Lucas Opico 5120 manzanas, Hacienda San Diego San Salvador 960 manzanas; Hacienda San Lucas San Salvador de 463 manzanas; José Simeón Cañas Hacienda Zacatecoluca de 1728 manzanas, Jalpanguita de 1088 manzanas; Juan Vicente Villacorta Hacienda San Antonio de 896 manzanas; Isidro Menéndez, Hacienda Pajonal de 5440 manzanas.

La inconformidad por el maltrato que recibían y la pobreza estimularon el alzamiento del indio Anastasio Aquino en el año 1832, siendo Presidente de la República Federal de Centroamérica Francisco Morazán y Mariano Prado Jefe del Estado de El Salvador. La realidad es que las reformas de Morazán no dieron los beneficios esperados por el pueblo: en esa fecha a los indígenas se les hicieron las primeras confiscaciones de tierras, se crearon nuevos impuestos y como había en ese período un estado de guerra se aplicaba el reclutamiento forzoso para pelear por causas que los indígenas no entendían y la miseria avanzaba despiadada sobre los más pobres. La situación provocó levantamientos en Tejutla, Chalatenango, Zacatecoluca y otros lugares. La rebelión de Aquino fue derrotada por traiciones, pero la chispa quedó encendida para los movimientos rebeldes que se dieron a lo largo del Siglo XIX, como el nonualco, el de Cojutepeque, que llegaron a poner en aprietos a los gobernantes, y que aún es parte de la historia del país que no se ha investigado con profundidad. Durante la presidencia de Rafael Zaldívar en los años de 1881 y 1882, fue decretada la confiscación de las tierras comunales o ejidos, que fueron destinadas al nuevo cultivo del café. Las formas de propiedad admitidas por los españoles para uso de los indígenas eran: Tierras Comunales administradas por comunidades de nativos, Ejidales propiedad municipal para ser arrendas a quién las deseara trabajar y Realengas o sea sin dueño reconocido, y que por lo tanto eran del Rey y podían ser usadas para cultivos de los indios. Todas estas formas de propiedad fueron eliminadas so pretexto de que su uso era un obstáculo para el desarrollo del país y se destinaron al cultivo del café. A partir de esta fecha, la economía salvadoreña giró alrededor del monocultivo.

Consolidación del poder económico con el político

El nuevo Estado Salvadoreño nació en esta forma muy ligado al café y en la medida que aumentaba el cultivo, había cada vez más necesidades de tierras. El gobierno vendió tierras Realengas a precios bajísimos y en ocasiones las daba regaladas a los cafetaleros. Cuando no hubieron más Realengos, se comenzó a confiscar tierras ejidales y comunales. Para sobrevivir la población indígena despojada de sus tierras, tuvo que trabajar como colonos en las recién creadas fincas de café, bajo la amenaza de que si no lo hacían de esta forma, la Policía de reciente organización, les aplicaría la Ley Contra la Vagancia. Así, la oligarquía cafetalera que se estaba formando, dispuso cómodamente de tierras y de mano de obra barata y abundante, es decir, se comenzó a fortalecer el poderoso grupo de las clases cafetaleras. Con la adquisición del poder, los finqueros pasaron a tener control sobre el gobierno y para 1895, la mayoría de diputados se ocupaban del cultivo de café y disfrutaron de adquisiciones de propiedades por el solo hecho de que se cultivaban con café. Los más poderosos comenzaron a tener un dominio económico que les facilitó la concentración de la tierra y les facilitó la obtención de buenas utilidades, con las que financiaban a una parte de la población que quisiera sembrar sus tierras con este cultivo, recibiendo como pago granos cosechados. El negocio era operado prestando dinero con altos intereses y pagando las cosechas a precios bajos, de tal forma que la mayoría de los indígenas y campesinos terminaron perdiendo sus propiedades. La oligarquía en formación rápidamente logró una acumulación primaria de capital agroindustrial combinando cultivo, procesos de beneficiado, comercialización externa del grano, control de la banca y las finanzas nacionales, mientras tanto se instalaba en el territorio nacional, el ferrocarril inglés, demostrándose que los recursos del país se usaban para crear infraestructura en beneficio de los cafetaleros y no para resolver los problemas básicos nacionales.

Carlos Paniagua, elaboró en el 2001 un trabajo que tituló “El Bloque Empresarial Salvadoreño”, publicado por: Revista ECA julio – agosto 2002, Año LVII, en el que refiere como ciertos núcleos familiares empresariales controlan el sistema financiero y mantienen presencia en otros sectores de la economía de El Salvador, tal como se venía haciendo desde la colonia y la post -independencia. No resulta extraño que en estos grupos de dominación existan compartiendo el poder gente extranjera, quienes a través de vínculos familiares creados por medios de relaciones familiares se hayan unido a los grupos dominantes de las distintas épocas, ya sea a través de alianzas en negocios o inclusive de alianzas matrimoniales. Por décadas en el siglo pasado, fue muy corriente utilizar la expresión de las catorce familias para identificar a los grandes oligarcas terratenientes del país (nombre simbólico en referencia a los catorce departamentos), que se habían enriquecido a costa de la explotación de los trabajadores. El autor, basado en la hipótesis de que “los grupos que dominaban la banca también tenían un considerable control en otros sectores de la economía”, habían logrado consolidar grupos que él denomina como Bloque Empresarial Hegemónico (BEH), conformado por los grupos empresariales de Núcleos Familiares Empresariales (NFE), que controlan el sistema financiero teniendo una influencia de peso en la mayor parte de los sectores de la economía nacional. Las oligarquías criollas de acuerdo al grado de modernización que ha ido teniendo el país en el contexto de la evolución económica mundial, han pasado de empresarios agropecuarios latifundistas a empresarios agroexportadores y de esa fase, a empresarios financieros e industriales, que promueven y apoyan constantemente medidas como los Tratados de Libre Comercio, especialmente el CAFTA, en donde solo se ve favorecido un limitado número de personas ahora influyentes. Para ganar esas posiciones muchas de estas personas se han sometido al servilismo o a hacer el papel de testaferros, defendiendo el sistema y argumentando que el país se encuentra en las mejores condiciones para hacer negocios y buscar el desarrollo. Estos grupos según Paniagua, cuentan con los denominados “intelectuales orgánicos”, que proyectan su liderazgo en “diferentes áreas de la realidad nacional”, como: gobierno, partido oficial, gremiales empresariales, centros o tanques de pensamiento, instituciones de proyección social y clubes de beneficencias, entre otros.

El estudio abarca la identificación de la élite económica de El Salvador desde 1920, con 48 nombres entre los que se encuentran personajes (o sus ascendientes) que todavía son muy conocidos en la sociedad salvadoreña, por ejemplo: Familias Álvarez, Araujo Batlle, Belismelis, Bloom, Deininger, Canessa, Dueñas, García Prieto, Goldtree Liebes, Guirola, Hill, Llach, Meardi, Mugdan, Nottebohm, Quiróz, Regalado. El estudio también cuenta con 51 nombres de familia que están consideradas como las más influyentes y que a su vez forman el sector más poderoso de la empresa privada. Otros autores como María Dolores Albiac (1988) en su trabajo “Los ricos más ricos de El Salvador”, dan otra contribución al estudio de las oligarquías criollas. Albiac destaca la importancia que tienen las alianzas matrimoniales y los vínculos familiares en la configuración de la élite económica, en la que lazos de sangre unen a las 53 personas con mayor capital, casándose entre ellos o con extranjeros. El núcleo adquiere tal cuota de poder que fueron capaces de influir en la administración Cristiani para que se privatizara la banca. En ese mismo período, se destaca según la autora del estudio, el ascenso de familias de origen árabe, como Simán, Safie, Hasbún, Handall. “El Bloque Empresarial Salvadoreño” tiene presencia en las más variadas élites de poder, formando parte de directivas en bancos (antes de la extranjerización de los mismos), aseguradoras, líderes de las principales exportaciones, beneficiadoras de café. Por ejemplo: el 27 de febrero de 1999 a febrero de 2001, la Junta Directiva del Banco Salvadoreño estaba compuesta por: Félix José Simán Jacir, Presidente; Moises Castro Maceda, Vicepresidente; Edgar Edmundo Ortiz Díaz, Secretario, Adolfo Miguel Salume Propietario; Freddie Frech, Propietario; Manuel Arturo Valiente Peralta, Suplente; Jean Paul Bolens Winkler, Suplente; Julio Eduardo Gutiérrez Mónico, Suplente, Guillermo José Simán Dada, Suplente. Una situación similar pasa con las industrias, en muchos casos los nombres se repiten, es decir, tiene una variada entrada de ingresos que les dan un amplio poder económico de donde no cabe duda puede emanar cualquier poder político

Situación de pobreza actual no ha cambiado mucho con respecto a la época de la colonización

Al analizar la situación en el 2010 de nuestra población excluida, es fácil observar que las condiciones de pobreza y extrema pobreza se mantienen como constantes durante un gran número de años ( sin exagerar desde la conquista) y que importantes segmentos de población no pueden esperar a largo plazo que su situación mejore significativamente, mientras la reproducción del capital oligárquico continúa en forma ininterrumpida su ascenso, muchas veces apoyándose en ilícitos internacionales como el narcotráfico, el lavado de dinero y la corrupción interna que ha acompañado el manejo de los intereses de nación. Es precisamente en este punto donde no se encuentra la lógica de que a un pequeño número de familias se les siga facilitando encontrar el camino para que mantengan sus intereses económicos, sin que haya ni siquiera una presión significativa y entren en la red de un Pacto Fiscal o den por aceptada las reformas fiscales que abrirían las puertas al inicio de Programas de recuperación social para las clases necesitadas. Por lo anterior el MPTIES le recuerda al Presidente Funes que las medidas tomadas con los uniformes y alimentación escolar son bienvenidas, pero están lejos de ser suficientes para sacar de la pobreza a una población que ha sido castigada y explotada durante siglos. La corrupción debe ser combatida con eficacia y no debe quedar impune ningún mal hechor de cuello blanco. La recuperación de las sustracciones es vital para potenciar los recursos del Estado, al igual que el cierre de la elusión y evasión fiscal. Con todos esos recursos si va a ser posible iniciar una verdadera recuperación económica, elevar el nivel de empleo y sobre todo reactivar la agricultura, que hoy en día sigue siendo la mayor creadora de empleo que tiene El Salvador y la ocupación de grandes contingentes de obreros y trabajadoras no calificados, que conjuntamente pueden contribuir a buscar la seguridad y la soberanía alimentaria, sin la cual no es viable el país. La producción de alimentos a bajo costo significa mejorar directamente las deterioradas economías de las gentes más pobres.

Como MPTIES exigimos que los recursos del país no sigan utilizándose en una sola dirección, en este caso, para privilegiar como en el pasado a los grupos sociales más poderosos. Señor Presidente, ya no puede continuar gobernando a espaldas de la población. Remueva de inmediato a los funcionarios que todavía quieren seguir administrando el Estado mintiendo y diciendo que todo está bien mientras se refugian y aumentan las componendas con los grupos oligárquicos que siempre detentaron el poder. El pueblo no puede ser perpetuamente heredero de la miseria y de la explotación, ni los poderosos van a seguir manejando los recursos del país para su beneficio exclusivo. Las derechas cayendo en un abismo insondable no son una buena perspectiva para el país, en el devenir histórico han ido perdiendo la confianza y credibilidad del pueblo salvadoreño. Creemos presidente Funes que no vale la pena hacer ningún trato o pacto con éstas, la derecha se está resquebrajando y prueba de ello es que ARENA está cavando su tumba donde los rojos han triunfado. Para ratificar el rumbo, señor Mauricio Funes no espere a que llegue el 1º de Mayo, ese día tendrá la Primera Manifestación Popular en su contra.

AVANZANDO HACIA EL SOCIALISMO



MOVIMIENTO DE PROFESIONALES, TÉCNICOS E INTELECTUALES DE EL SALVADOR,

MPTIES

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