lunes, 14 de febrero de 2011

3ra. CARTA ABIERTA DE UN CUBANO COMUN AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA.

3ra. CARTA ABIERTA DE UN CUBANO COMUN AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA.
Señor Presidente:
Hoy vi algo más horrendo que las escenas más dantescas de la Segunda Guerra Mundial en un reporte de Cuba debate: un helicóptero norteamericano cazando seres humanos, como si fueran liebres, y me preguntaba si Ud., continuaría resistiéndose a mantener el Diploma del Nobel colgando de las paredes de su residencia. Pena da, Señor Presidente, ver esos crímenes en una época en que, por el desarrollo alcanzado en este planeta, debía existir más Paz. Vi luego, algo completamente diferente: La Brigada Médica Cubana lograba aumentar la baja letalidad del Cólera, en medio del desastre de Haití: Se nota la diferencia ¿verdad?
Pero me senté a meditar sobre las formas de legislar, tan diferentes en Cuba y en Los Estados Unidos; la diferencia en los políticos y en las formas de llegar a sus cargos legislativos. Sentí de nuevo pena por Ud., y su pueblo y agradecí que la vida me haya dado la oportunidad de vivir en Cuba (en esta época).Le explico sobre estas meditaciones:
-Si en Los Estados Unidos, país de grandes hombres de ciencia, de personas honorables, de trabajadores tremendos, de deportistas de tan alto rendimiento, de artistas tan valiosos en todas las esferas del arte, de tantas personas sensatas y con mucha moral, de fervientes religiosos y amantes de la Paz, en vez de subir al poder una mayoría de “mancos mentales” cargados de dinero (todos son MILLONARIOS, lo que los obliga a pensar como tal), y de poder económico, de ambiciones hegemónicas, de personas que creen que los demás seres del mundo son mucho menos que ellos, porque se creen omnipotentes; si en vez de esos, ocuparan los escaños del Parlamento los verdaderos representantes de La Gran Nación; esos que marcan la diferencia por su inteligencia, integridad, amor por la vida, aptitudes para mandar, lideres reales, de seguro habría una economía mucho más próspera allí, mucha Paz y Amistad en toda la tierra. ¡Cuanta inteligencia política se pierde en las grandes ciudades de Uds., en los pequeños poblados, en el campo, entre las poblaciones aborígenes, negras y latina, sin poder llegar a legislar en bien del hombre por el simple hecho de que las elecciones “Democráticas” en su país son para pagarlas hombres muy ricos!
- Miraba por dentro nuestra Asamblea Nacional; Parlamento en que si está representada toda la sociedad cubana; donde puede llegar, sin costo alguno, junto a un Héroe de varias batallas, un cirujano de mano firme, un cosmonauta, un científico, un especialista de alto nivel en la economía o la política, un historiador, un campesino, un artista, un buen pintor o un escritor, un Pastor, o un trabajador de comunales y todos, vivir de su salario honrado (alguien dijo una vez, que el Consejo de Estado y de Ministros de Cuba, ganaba menos salario que Ud.): En mi Parlamento se piensa para el hombre y por el hombre. Se legisla para la humanidad y por la humanidad.
Entonces volvía a notar la diferencia y de nuevo volví a sentir lástima de Ud., que es lo mismo que sentir lástima del hermano pueblo que Ud., representa.
En cierta ocasión (1889) alguien de su tierra, escribió un artículo en el periódico Manufacturer de Filadelfia con el nombre “Queremos a Cuba”, que se expresaba sobre los cubanos con tanto desamor y subestimación (le dio algunos calificativos muy bajos que no hicieron más que mostrar su incultura histórica) lo que obligó a nuestro Apóstol a darle una respuesta contundente en una carta escrita el 25 de Marzo del propio año al periódico Everin Post que tituló “Vindicación de Cuba”, llena de amor propio, mucho valor y cubanía. Hoy me doy cuenta de que ya, desde esa época, había allí personas que se creían diferentes por poseer unas monedas más que los demás, o cierta claridad en la piel. Hoy también vi una imagen de la Declaración de La Habana (1961), cuando su Imperio hizo posible, con sus presiones, que sacaran a Cuba de la OEA y me dije: ¡Cuanta razón tuvo Martí, cuando defendió la dignidad de los cubanos en tan temprana época! ¡Qué digno fue nuestro pueblo en ese período, en que se quedó casi solo en América!
Pero se irguió y ya hoy las ideas que defendimos en aquellos momentos se multiplican por todo el continente… Y son imparables.
Presidente, dicen que es Ud., un hombre de gran inteligencia y cultura; le propongo un trato justo: Estúdiese la Historia de Cuba, compare como hombre honrado y singular las diferencias que le expongo (le he dado algunos datos no completos desde la 2da. Carta, para despertarle su interés y se lance a buscar documentos, literatura, biografías, etc.) Y sin el chovinismo irracional de los otros, valore entonces y decida definitivamente que no debe seguir ahogando a un pueblo pequeño que tanto apoya al mundo, por el simple hecho de no aceptar ser un monigote de su Imperio. Quite el Bloqueo y se salvarán muchas más personas en todo el mundo. Le reitero como en otras cartas anteriores que investigue bien a los politólogos que dicen llamarse buenos cubanos en Miami y verá cuantas cosas oscuras y corruptas encontrará.
¡Ah! y por último, lea con mucho detenimiento las Reflexiones de Fidel; léalas sin odio y sin rencores y acabe por comprender que la crisis es sistémica e imposible de salvar con curitas. Él, según dijo alguien que parece le admira mucho, “es el único hombre que viaja al futuro y regresa para contarlo”… Por eso yo, y millones más, creemos en él.
Háganse Parlamentos como el de Cuba y verá, a la vuelta del camino, sin tropiezos, un mundo de Paz. Luche por esa verdad, no tenga miedo Presidente y comprenderá mejor a los cubanos de esta época.

José Eusebio Chirino Camacho. Cuba 12 de Febrero del 2011

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