miércoles, 13 de enero de 2016

Carta de una lesbiana a su madre lesbofóbica

Por René Franco


Inserte el nombre de la ciudad que se le ocurra, en el espacio en blanco, a continuación: _____________
Introduzca la fecha, que mejor le parezca en el espacio en blanco, a continuación: _____________
Martina:
Te digo Martina, tengo 17 años de no referirme a vos como 'mamá', me resulta un tanto perturbador que seas la mujer que me trajo al mundo.
Sabés que a mis 30 nunca he tenido una buena relación con vos, tu temperamento, mi carácter, siempre hemos tenido una relación distante, mas aun desde que ya no vivimos juntas, fuiste testiga de cómo fui creciendo a tu lado, siendo 'la rara', la que rechazaba las muñecas y prefería el balompié, desde pequeña fui aprendiendo que nunca encajaría en 'el grupo' –en ninguno- siempre fui la tímida, la callada, la de las mejores notas en la clase, la nerd, el patito raro de la clase, odiaba ir a misa, odiaba las homilías del domingo en la mañana, no sabía si era más horrible escuchar al dictador que por entonces teníamos de presidente, hablando en cadena nacional, o escuchar al padre Gregorio en la parroquia, mi primer beso fue a los 19, un poco tarde, era el primer año en la Universidad Religiosa donde me cuasi-obligaste a inscribirme so pena de no pagarme la educación superior.
Meses después viste cómo las playeras con leyendas sobre diversidad sexual se fueron juntando en el clóset, de novelas y lecturas que me fueron formando, y claro yo viví de primera mano tu lesbofobia, y tus constantes cuestionamientos sobre mi vida y la pregunta diaria "¿Cuándo nos presentás a tu novio?"
Martina, te respondo a continuación:
NUNCA, por un crisol de razones, entre otras porque soy LESBIANA, no 'marimacha', 'machorra' o cualquier otro término despectivo que has usado para referirte a mí; soy LESBIANA, me encantan las mujeres. Antes que me condenes a las llamas del infierno, quiero contarte que no soy la única, existimos muchas mujeres lesbianas, muchos hombres gays y más de 1500 especies animales, nosotros somos producto de la creación del dios que Cristóbal Colón te trajo en 1492; mismo dios en nombre del cual me has condenado siempre al fuego eterno del infierno y Satanás.
¿Por qué soy lesbiana? Por naturaleza, sería algo así como preguntarte 'Martina, ¿Por qué tenés el pelo café oscuro?' Tu respuesta sería casi lapidaria 'Porque así me hizo dios, m'hija'. Por muchos años me sentí miserable, por sentir atracción hacia las mujeres y no hacia los hombres, como se suponía debía se... Esteban, Sebastián, Daniel... Los amé, tuve sexo con ellos, pero no me sentí bien, no me sentí plena.
¿Te recordás de Marcela? Sí, fue con ella, con quien aprendí mucho, sí, la misma Marcela con la que vivo y a quien conocés como 'mi compañera del doctorado', Martina... Marcela es mi novia, es mi pareja, nos casamos el mes pasado, como recordarás me fui del país hace cuatro años con la idea de estudiar el doctorado... En realidad, también me vine huyendo de los constantes asesinatos a activistas de la diversidad sexual, con quienes participo desde hace muchos años. Marcela me enseñó a no supeditar mi felicidad propia, a la opinión ajena, fue ella, quien me ayudó en este proceso y naturalmente surgió el amor entre las dos.
En el fondo, no lamento ser quien soy, soy feliz y me siento bien, con las decisiones que he tomado, no siento culpabilidad alguna por ser quien soy, aunque hay alguien quién está involucrado en esta historia y seguramente conocés, ¿Te recordás del tío Virgilio? De panza, bonachón, platicador, debo compartirte que fue él quien me abusó sexualmente durante año y medio, tus viajes de trabajo, tus ocupaciones... Me sentí abandonada, le tuve mucho afecto al tío Virgilio, de lo que se aprovechaba cada tarde para tocarme cuando me bañaba y luego a abusar de mí, cada tarde... Fue horrible, aunque siempre he tenido claro que mi lesbianidad está en los genes, y claro, con el tiempo aprendí a ser menos misándrica y a no odiar a los hombres.
Martina, sé que presumís con el resto de la familia y tus amistades, de tener una hija pedagoga , con maestría, y a punto de doctorarse en el extranjero... Es entendible, en medio de un hijo drogadicto, violentador de mujeres, y una hija que te hizo abuela a los dieciséis, tiene veintiuno y tres hijos es lógico que me presumás, y es lógico que busqués excusas cuando te preguntan '¿Y ya se casó Constanza?' y que respondás 'No, es que está concentrada en sus estudios', es lógico que me presumás... Aunque los logros han sido graníticamente hechos por mi cuenta y sin ayuda de nadie.
No sé qué reacción tendrás, bien sea la aceptación o el rechazo, no dejaré de ser quien soy, porque dejar de ser quien soy, implicaría ir en contra de la genética, de la biología, sería como si vos fueras en contra de ser morena... Bien podrías rechazarme, desheredarme del apartamento que me prometiste, o vedarme la entrada a la que alguna vez, fue mi casa, no cambiará en absolutamente nada, ser quien soy.
Ha sido bastante difícil para mí, he llorado inconmensurablemente, pero aquí sigo y no me he dado por vencida.
Mi aspiración es una sola: Que mi sexualidad no sea mi carta de presentación, porque aunque tengo vida sexual activa, y amo profundamente a mi pareja, mi vida no se circunscribe a mi sexualidad, también escribo, también me encanta el cine independiente y por supuesto parte de mi autorrealización es ejercer mi profesión...
Martina, mi deseo es uno solo... Que compartas mi misma aspiración límpida y Cortázariana: De luchar por merecer llamarte "ser humano".
Saludos a la abuela,
Constanza ,
*Basado en hechos reales.
Publicado originalmente en contrapunto

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